Periodismo desde el centro del mundo

EL EXMINISTRO DE LOS GOBIERNOS DE LULA Y DILMA, ALDO REBELO (PDT) HA ESTADO RECORRIENDO LA AMAZONIA CON SU SOMBRERO PANAMÁ PARA DEFENDER A LOS MINEROS Y LA REGULACIÓN DE LA MINERÍA EN LAS TIERRAS INDÍGENAS. EN LA FOTO, EL POLÍTICO ASISTE A LA CONVENCIÓN ESTATAL DE SU PARTIDO, EN ABRIL DE 2022. FOTO: SUAMY BEYDOUN/AGIF

Diputado durante 24 años por el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y cuatro veces ministro en los gobiernos petistas de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, Aldo Rebelo ha conquistado a los hacendados y grileiros (ladrones de tierras públicas) de Altamira, que hasta el año pasado formaban una sólida base bolsonarista. Esta ciudad del estado de Pará, situada en el arco de la deforestación, en la ruta de la carretera Transamazónica y centro de conflictos agrarios y medioambientales, es desde enero la segunda residencia del excomunista, que vive en São Paulo. Desde su sede en el municipio a orillas del río Xingú, donde Jair Bolsonaro obtuvo el 62% de los votos en la segunda vuelta de las elecciones de 2022, Aldo recorre la Amazonia con su sombrero panamá para promover un «proyecto político» en el que se disputa la agenda climática y medioambiental con el Gobierno de Lula. Pese a la expectativa de sus partidarios de que se presente como alternativa a Jair Bolsonaro, Aldo niega tener ambiciones electorales y dice que su horizonte es la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2025, la COP 30, que Lula pretende organizar en Belém, la capital de Pará.

En Altamira y otras ciudades del norte de Brasil, el exministro de la Secretaría de Coordinación Política del primer gobierno de Lula, y del Deporte, Ciencia, Tecnología, e Innovación y Defensa de los mandatos de Rousseff, da conferencias, participa en debates y concede entrevistas en las que defiende a los garimpeiros (mineros ilegales) y la regulación de la minería en las tierras indígenas. Compara a los garimpeiros con los bandeirantes, los «pioneros» que dilataron las fronteras de Brasil, y afirma que lucha por destrabar el potencial de desarrollo de la región contra una «agenda negativa» de deforestación y tragedias relacionadas con los pueblos originarios. Aldo afirma que estos hechos monopolizan las noticias gracias a la influencia que tienen algunas organizaciones no gubernamentales (ONG) que representan «intereses extranjeros» y están en connivencia con los organismos de control y fiscalización, como el Ministerio Público y el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de Recursos Naturales Renovables (Ibama). Rara vez critica al expresidente Jair Bolsonaro, pero no escatima los ataques a las ministras Marina Silva, de Medio Ambiente y Cambio Climático, y Sonia Guajajara, de los Pueblos Indígenas, a las que llama «agentes» de los gobiernos de Estados Unidos y países europeos.

Los objetivos que ha elegido el exministro y el tono a menudo conspirativo con el que enmarca los enfrentamientos políticos lo acercan a los ruralistas y también a los militares, dos sectores que defiende desde hace tiempo y que considera vitales para el «interés nacional». El propio Bolsonaro y el general Eduardo Villas Bôas —el excomandante del Ejército que allanó el camino del expresidente, capitán retirado, hacia el Palacio del Planalto— elogian a Aldo en las redes sociales. La presidenta del Sindicato de Productores Rurales de Altamira (Siralta), Maria Augusta Silva Neta, cuenta que los hacendados de la región han establecido con él un «vínculo de propuesta de trabajo», presuntamente no remunerado, «para cambiar la visión de la gente que está fuera, para que nos vean de otra manera». Edward Luz, conocido como el «antropólogo de los ruralistas», dice ver en el excomunista «un nombre que puede atraer a sectores de la derecha y de la izquierda» y también un futuro candidato a «algún cargo de la República».

Dime con quién andas y te diré quién eres

Que Aldo Rebelo se ha convertido en una referencia para la élite agraria de Altamira, en parte vinculada al robo de tierras públicas (grilagem) y al asesinato de campesinos y simpatizantes, resultó evidente el pasado 23 de marzo, cuando los senadores bolsonaristas Zequinha Marinho y Damares Alves acudieron a la ciudad en un jet para participar en una reunión pública que convocó Siralta. El objetivo central del encuentro, en el Centro de Convenciones y Cursos de Altamira, era discutir cómo impedir la creación del Territorio Ribereño, pendiente desde 2019 y una de las exigencias del Ibama para renovar la licencia de funcionamiento de la hidroeléctrica de Belo Monte. El territorio albergará a unas 300 familias que fueron expulsadas de las orillas e islas del Xingú cuando se alteró el curso del río para construir el embalse de la central. Para ello, habrá que expropiar tierras.

En un momento dado, Zequinha hizo subir a la tarima a Silvério Fernandes, coordinador del núcleo regional Transamazónica, de la Federación de Agricultura y Ganadería de Pará (Faepa). Silvério, que ya fue vicealcalde de Altamira, representa a una de las familias más poderosas de esta región del suroeste de Pará, que reclama miles de hectáreas de tierra sin título definitivo. En 2018, cuando presidía el sindicato rural de la ciudad de Anapu, lideró las acusaciones de asociación criminal y allanamiento de morada contra el padre José Amaro Lopes de Souza, de la prelatura del Xingú, que estuvo detenido durante tres meses y solo fue puesto en libertad cuando su caso llegó a la Corte Suprema. El padre había trabajado con la misionera estadounidense Dorothy Stang, una defensora de la reforma agraria asesinada en 2005. Por aquel entonces, Délio Fernandes, hermano de Silvério, admitió haber recibido en su hacienda, poco después del crimen, a uno de los instigadores del asesinato, el hacendado Vitalmiro Bastos de Moura.

SILVÉRIO FERNANDES, COORDINADOR DEL NÚCLEO REGIONAL TRANSAMAZÓNICA DE LA FEDERACIÓN DE AGRICULTURA Y GANADERÍA DE PARÁ (FAEPA), EN LA TARIMA CON DAMARES ALVES Y ZEQUINHA MARINHO. FOTO: RODRIGO CORREIA/SUMAÚMA

En la tarima, Silvério se colocó entre Zequinha y Damares. Dijo brevemente que no apoyaba el Territorio Ribereño «sin diálogo» y también se manifestó en contra de homologar Ituna Itatá y de expulsar a los invasores de Cachoeira Seca, dos tierras indígenas que se encuentran en la región y que en los últimos años han registrado récords de deforestación. Luego, dándole unas palmaditas en el hombro a la senadora, elogió al político que militó durante 40 años, hasta 2017, en el partido que durante la dictadura empresarial y militar (1964-1985) creó la Guerrilla del Araguaia en la Amazonia: «Quiero decirle que en los últimos meses he conocido a una persona cuyo posicionamiento es de admirar: el exministro Aldo Rebelo. Tenía que estar en nuestro equipo, Zequinha, porque es un verdadero amazónico. Lo admiro a pesar de que, en tiempos pasados, militaba en un partido totalmente de izquierda, pero su pensamiento no coincide con el partido en el que estaba».

La reunión sobre el Territorio Ribereño se había convocado inicialmente para el 2 de marzo, e incluso se llegó a anunciar la presencia de Aldo Rebelo. Con el aplazamiento, el exministro no pudo asistir. El 23 de marzo, fecha en la que finalmente se celebró, se encontraba en Manaos. En la capital del estado de Amazonas, en un evento paralelo al Foro Norte y Nordeste de la Industria de la Construcción, presentó un libro que publicó en 2021 y que es también el manifiesto de su actual proyecto político: O Quinto Movimento — Propostas para uma construção inacabada (El quinto movimiento: propuestas para una construcción inacabada). Sin embargo, al igual que los senadores Hamilton Mourão, general en la reserva que fue vicepresidente de Bolsonaro, y Tereza Cristina, ministra de Agricultura en el último gobierno, Aldo Rebelo envió un mensaje en vídeo a los hacendados y grileiros de Altamira. El exministro no citó directamente el Territorio Ribereño —a SUMAÚMA respondió que no conoce el proyecto—, sino que centró el ataque en las ONG.

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REUNIÓN CONVOCADA POR LOS SENADORES PARA TRATAR SOBRE EL TERRITORIO RIBEREÑO. EN LA IMAGEN SUPERIOR, LOS PARTICIPANTES CANTAN EL HIMNO NACIONAL. EN LA IMAGEN INFERIOR, ALDO REBELO PRONUNCIA UN DISCURSO VIRTUALMENTE DURANTE EL ACTO. FOTO: RODRIGO CORREIA/SUMAÚMA

«La Amazonia ha entrado definitivamente en la agenda mundial no solo por el clima, el calentamiento global, sino por la gran promesa que encierra para los suyos. No es casualidad que cientos de organizaciones no gubernamentales extranjeras o con financiación extranjera estén presentes en la Amazonia, incluso en Altamira. No es solo por el medio ambiente, por la protección de los indios, que son causas justas y humanitarias, no solo buscan nuestro bien, sino también nuestros bienes», afirmó.

A continuación, el excomunista hizo coro a Zequinha Marinho, que se esfuerza por sembrar dudas sobre la actuación del Ministerio Público. «Cuando se avecina la conferencia sobre el clima que se realizará en la Amazonia en 2025, es importante que el Senado se fije en los productores y los ganaderos de la Amazonia, que están sometidos a mucha presión, muchas veces de organismos gubernamentales, muchas veces del Ministerio Público, que se niega a recibir a los productores rurales, pero muchas veces comulga con organizaciones no gubernamentales extranjeras», reforzó Aldo.

Imita a Bolsonaro al demonizar las ONG

El enfoque del exministro coincidió con el de Edward Luz, presente en la reunión. Consultor de productores y sindicatos rurales, el antropólogo fue detenido dos veces, en 2020 y 2022, acusado de intentar impedir acciones de supervisión de la Policía Federal y del Ibama en Ituna Itatá. Luz cuestiona la presencia de indígenas aislados en la zona, aunque la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (Funai) confirmó sus rastros en 2011. Afirmó que está a favor de la demarcación de las tierras indígenas, pero no de lo que denomina «territorialización étnica artificial», que «convierte a cualquiera que se declare indígena, quilombola o ribereño en una población étnica artificial». La autodeclaración es una norma internacional, adoptada en Brasil por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

EDWARD LUZ, CONOCIDO COMO «EL ANTROPÓLOGO DE LOS RURALISTAS», HABLA DEL TERRITORIO RIBEREÑO EN UN ACTO AL QUE ASISTIÓ, CONVOCADO POR ALGUNOS SENADORES (IZQUIERDA). MARIA AUGUSTA NETA, PRESIDENTA DEL SINDICATO RURAL DE ALTAMIRA (SIRALTA), APARECE EN LA FOTO DE LA DERECHA. FOTOS: RODRIGO CORREIA/SUMAÚMA

Antes de la reunión, Luz publicó en sus redes que ese encuentro sería el «pistoletazo de salida de la campaña cívica a favor de la apertura de la comisión parlamentaria de investigación sobre las ONG». Dicha comisión la había propuesto en 2019 el senador Plínio Valério, que en su petición citaba denuncias de malversación y «distorsión» del uso de los recursos públicos, además de «sospechas» de actividades irregulares, «incluso a servicios de empresas con sede en el extranjero y a intereses de potencias extranjeras». La comisión finalmente se autorizó el pasado 4 de abril, con las firmas de 37 senadores, todos de la oposición, entre ellos Zequinha Marinho, Hamilton Mourão, Tereza Cristina y Flávio Bolsonaro.

Ya ha habido dos comisiones de investigación sobre las ONG en el Senado, la primera entre 2001 y 2002 y la segunda entre 2007 y 2010. A pesar de los intentos de criminalizar a estas organizaciones, una estrategia de la extrema derecha en los últimos años, los hechos muestran otro escenario. Un estudio de Aline Gonçalves de Souza y Eduardo Pannunzio, de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), concluyó en 2019 que las comisiones encontraron un «número ínfimo de irregularidades» —10 casos en la primera y 7 en la segunda— si se «compara con el universo de organizaciones y la intensidad de las investigaciones». Su principal resultado fue la aprobación en 2014 de una ley, conocida como Marco Regulador de las Organizaciones de la Sociedad Civil (MROSC), que estableció normas más estrictas para las asociaciones entre el sector público y las organizaciones sin ánimo de lucro.

Edward Luz calificó al exministro como «nuestro futuro candidato a la presidencia de Brasil». «Aldo demuestra tener sensibilidad, conversamos varias veces con él y, para mí, es un nombre que puede atraer a sectores de la derecha y de la izquierda», justificó. Explicó que Bolsonaro lo decepcionó cuando no aceptó la sugerencia de celebrar por todo lo alto el 50.º aniversario de la carretera Transamazónica en 2022 y envió a los militares a reprimir los crímenes ambientales en la Amazonia: «Pensó que iba a complacer a tirios y troyanos y no agradó ni a unos ni a otros».

ASISTENTES A LA REUNIÓN CONVOCADA POR LOS SENADORES PARA TRATAR SOBRE EL TERRITORIO RIBEREÑO MUESTRAN UN MAPA DE LA NUEVA DELIMITACIÓN PROPUESTA DE LA TIERRA INDÍGENA CACHOEIRA SECA. FOTO: RODRIGO CORREIA/SUMAÚMA

Cuatro días después de la reunión, Aldo Rebelo ya estaba de vuelta en Altamira; el exministro dijo que se alojaba en un hotel de la ciudad y que seguramente permanecería allí al menos un mes más. Todo sugiere que tanto a Aldo como a sus partidarios les preocupaba que un reportaje que anunciara al exministro como posible candidato a las próximas elecciones presidenciales, en esta fase tan temprana del juego electoral, pudiera tener el efecto de enterrar la estrategia. Luz envió un mensaje, diciendo que necesitaba aclarar sus posiciones sobre el excomunista: «Yo y otros ciudadanos amazónicos del Norte del país admiramos su preocupación por nuestra región. Sí, nos gustaría que representara a nuestra región en algún cargo de la República. Pero hay que recalcar que no hay ninguna acción o movimiento político en este sentido confirmado todavía», escribió a SUMAÚMA. «En nuestro afán por vernos representados por alguien, debemos preocuparnos por la aceptación que este candidato tiene entre su electorado. Lo que tenemos es admiración por su amor a Brasil y su nacionalismo. Una admiración por su visión de Brasil. Nada más concreto y eficaz que esto», añadió.

Cuando se le preguntó si una candidatura de Aldo Rebelo a la presidencia aún encontraría resistencias, Luz dijo que «probablemente, de ambos lados». «Aldo, como yo, somos muy críticos con algunas posturas de Bolsonaro, y esto sería una barrera potencial para los más bolsonarista de la región». En una entrevista a SUMAÚMA, Aldo Rebelo quiso restarle importancia. Declaró que no quiere verse envuelto en «confusiones políticas», porque eso entorpecería el debate sobre la Amazonia: «Fui seis veces diputado federal por São Paulo, fui presidente de la Cámara [de los Diputados], cuatro veces ministro de Estado. ¿A qué más aspiro, a qué puesto? Creo que mi misión política es más la del predicador que la del candidato».

El exministro trató de distanciarse de los elogios de Silvério Fernandes y Edward Luz. También minimizó su relación con ambos. «Silvério es dirigente de la Federación de Agricultura de Pará. Yo he celebrado varias reuniones y conferencias en la federación, lo he visto por allí», afirmó. Sobre Luz, dijo que «no lo conoce bien», que lo conoció en una audiencia en la Cámara «hace unos 15 años», que volvió a coincidir con el consultor en una conferencia en Santarém y, de nuevo, en Altamira. «Pero no mantengo una relación personal con él».

IZQUIERDA: ALDO REBELO CUANDO ERA DIPUTADO FEDERAL POR EL PARTIDO COMUNISTA DE BRASIL, SOSTIENDO UN RETRATO DE VLADIMIR LENIN, EN BRASILIA, EN DICIEMBRE DE 1992. FOTO: AILTON DE FREITAS/FOLHAPRESS. DERECHA: ALDO REBELO CUANDO ERA PRESIDENTE DE LA UNIÓN NACIONAL DE ESTUDIANTES (UNE), CARGO QUE OCUPÓ HASTA 1981. FOTO: ARCHIVO ESTADÃO

Fue a principios de diciembre del año pasado cuando Aldo Rebelo anunció su intención de pasar unos meses en Altamira, diciendo que allí escribiría un nuevo libro, titulado La maldición de Tordesillas. Pretende describir una tesis que recibe especial aprecio de las cúpulas militares: «la crónica de la codicia internacional sobre la Amazonia». Aldo pretende contar «por qué heredamos esta región [de los portugueses, según él] y no conseguimos proteger este patrimonio». Además, el libro incluirá un inventario de las riquezas de la región y un «esbozo de proyecto» para la Amazonia, en el que Altamira es una «ciudad-símbolo».

El curioso baile de los partidos

El exministro acababa de ser derrotado en la carrera al Senado por São Paulo. Quedó séptimo con 230.833 votos, el 1,07% del total, por detrás de Vivian Mendes, de la Unión Popular y Socialista, que le ganó por casi 50.000 votos. Se presentó por el Partido Democrático Laborista (PDT), el tercer partido al que se ha afiliado tras abandonar el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) en 2017 por «diferencias programáticas y políticas», según una nota que divulgó entonces ese partido presente en todos los gobiernos petistas desde 2003. Aldo también tuvo un breve paso por el Partido Socialista Brasileño (PSB) y, en 2018, intentó presentarse a la presidencia por el partido Solidaridad, lo que no llegó a materializarse.

En el PDT, fundado por Leonel Brizola, Aldo fue recibido calurosamente por el sector más anti-PT, incluidos los activistas de la llamada Nueva Resistencia. Este grupo se inspira en las ideas de Alexander Dugin, filósofo ruso anti-Ilustración, partidario de un mundo multipolar en el que Rusia sería la portadora de una civilización ancestral. El rechazo de la modernidad y la recuperación de un pasado mítico acercan a Dugin al ideólogo del bolsonarismo, Olavo de Carvalho, fallecido en 2022. La evocación de los mitos fundacionales de la nacionalidad brasileña, tal y como se establecieron a principios del siglo pasado, y su lucha declarada contra los «avances imperialistas» sobre las riquezas del país explican la atracción que Aldo ejerce sobre este grupo.

Es difícil conocer el alcance del mensaje de Aldo Rebelo, pero reverbera en los medios de comunicación especializados en la agroindustria. Él mismo, que afirma no tener actualmente otra actividad profesional que el periodismo, es columnista del diario O Liberal, de Belém, y del canal AgroMais, de la red Bandeirantes. Se le escucha a menudo en el Canal Rural —que pertenece al holding J&F, del empresario brasileño Joesley Batista, también propietario del Grupo JBS, una de las principales empresas de la agroindustria en Brasil, y se emite a nivel nacional por satélite y cable— y en portales como Agro em Dia, especializado en la agroindustria y con sede en Brasilia, y Notícias Agrícolas, que se presenta como un portal que establece una comunicación directa con los productores rurales de Brasil. Tiene relativamente pocos seguidores en Twitter (55.900) e Instagram (11.900) y también utiliza los perfiles Quinto Movimento y Questão Nacional en las redes sociales. Aldo suele conceder largas entrevistas en internet, es un invitado frecuente de youtubers que se identifican como «nacionalistas» y de la productora de películas Brasil Paralelo, alineada con el bolsonarismo que nació del movimiento de la autodenominada «nueva derecha» para derrocar a Dilma Rousseff y que fue acusada por el Tribunal Superior Electoral de difundir fake news durante la última campaña electoral.

La extrema derecha busca nuevos líderes

El exministro fue una de las pocas personas sin conexión directa con la extrema derecha bolsonarista que fue entrevistada para la serie A direita no Brasil (La derecha en Brasil), lanzada por Brasil Paralelo en marzo con la intención de debatir un nuevo rumbo para el grupo tras la derrota de Bolsonaro. La serie, de tres episodios, ignora el peso de los militares en el pasado gobierno, elogia la política del exministro Paulo Guedes en materia económica y da un amplio espacio al exjuez, exministro y actual senador paranaense Sergio Moro para que se defienda de las ilegalidades que cometió en la operación Lava Jato. La serie responsabiliza de la victoria de Lula en 2022 sobre todo a Bolsonaro: su chulería, sus hijos díscolos y su falta de compasión con las víctimas de la covid-19. Deja claro que este campo político está en busca de nuevos líderes.

En las partes en las que aparece en la serie, Aldo se muestra equidistante de Bolsonaro y Lula. «Los antagonistas deben respetar las reglas del juego, y lo que sucede es que los antagonistas utilizan las reglas del juego para intentar destruirse mutuamente», afirma. A SUMAÚMA, el exministro declaró que no pretende presentarse como una tercera vía, «porque ya está congestionada», y que no opta por hablar con la extrema derecha: «Doy entrevistas a quien me busca». Afirmó que ni siquiera sabía qué era Brasil Paralelo —«pensaba que era una institución vinculada a la universidad»— y que solo se dio cuenta cuando la entrevista fue atacada por la derecha y la izquierda.

IZQUIERDA: EL PRESIDENTE LULA, ENTONCES CANDIDATO A LA REELECCIÓN, CONVERSA CON ALDO REBELO, ENTONCES PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE LOS DIPUTADOS, DURANTE UN MITIN EN SÃO VICENTE (SP), EN SEPTIEMBRE DE 2006. FOTO: LEONARDO WEN/FOLHAPRESS. DERECHA: ALDO REBELO, CUANDO ERA MINISTRO, CONVERSA CON EL ENTONCES DIPUTADO JAIR BOLSONARO DURANTE UNA CEREMONIA EN CONMEMORACIÓN DEL DÍA DEL EJÉRCITO BRASILEÑO, EN BRASILIA, EN ABRIL DE 2004. FOTO: SÉRGIO LIMA/FOLHAPRESS

Aldo, sin embargo, utiliza a veces códigos discursivos que gustan a la extrema derecha, que sitúan a Brasil en un caos moral y social que exige un salvador. Es el caso de un vídeo que firma el Quinto Movimento —nombre tanto de su libro como del proyecto político que difunde virtualmente— que compartió en sus redes sociales el 12 de marzo. Al son de la canción «Bones», de la banda estadounidense Imagine Dragons, cuya letra habla de perder la paciencia, perder el control y jugar con un cartucho de dinamita, el clip de 51 segundos mezcla escenas de narcotraficantes armados, del acoso a un profesor en clase, de golpistas en Brasilia el 8 de enero, de black blocks, de hambre y catástrofes. La primera parte termina con el dibujo de un meme conocido como Wojak, asociado a sentimientos de soledad e impotencia y a la cultura de los célibes involuntarios. El acrónimo en inglés (incel: involuntary celibate) se creó en foros digitales de la ultraderecha. En los 21 segundos finales, se suceden imágenes del propio Aldo, a caballo, pasando revista a militares, acompañado de niños, vestido con una chaqueta de cuero y un sombrero panamá.

Aldo Rebelo, una vez más, quiso desvincularse del vídeo: «Son jóvenes que apenas conozco, que colaboran con este debate, que producen estos vídeos, incluso con un lenguaje que no domino, un lenguaje muy contemporáneo, muy joven, a menudo utilizando un fondo musical que ni siquiera conozco. Los producen y los cuelgan en internet, son personas que quieren participar en el debate. A veces los reproduzco cuando me parecen interesantes», dijo.

Críticos y admiradores consideran que las actuales posiciones del exministro demuestran su intención de articular un bloque agromilitar, sectores ahora huérfanos de Bolsonaro. El periodista Luis Nassif, coeditor del Jornal GGN, por ejemplo, escribió en septiembre de 2022: «Ahora, está claro que todos sus movimientos [de Aldo Rebelo], incluso en el gobierno de Dilma, tenían como objetivo boicotearlo y consolidar una alianza con dos segmentos: los ruralistas y los militares». Gustavo Castañon, profesor de filosofía en la Universidad Federal de Juiz de Fora y líder de las tropas de choque de Ciro Gomes (PDT) en las redes sociales, señaló en enero del año pasado, en una reseña del libro de Aldo: «Una unión en este momento entre Aldo y el PDT y Ciro Gomes aportaría mucho de lo que le falta a Ciro para ser el gobernante que Brasil necesita: una articulación constructiva del laborismo con las Fuerzas Armadas y con la derecha con interés nacional en Brasil, la agroindustria».

En una entrevista concedida en febrero al portal 247, vinculado a la izquierda del PT, Aldo dijo, cuando se le presionó para que se pronunciara sobre el papel de los militares en la invasión de la sede de los tres poderes en Brasilia y de la agroindustria en la financiación de los golpistas: «Espero que el presidente Lula no escuche a esos asesores y no opte ahora por declarar la guerra a la agricultura ni a los militares». En esa entrevista, afirmó que los «alborotadores» deben ser castigados, «ejemplarmente» en el caso de policías y militares que tienen el monopolio legal del uso de la fuerza. Pero en ningún momento condenó a la cúpula militar del gobierno de Bolsonaro, que emitió un comunicado diciendo que las concentraciones golpistas frente a los cuarteles eran «legítimas».

EL ENTONCES MINISTRO DE DEFENSA ALDO REBELO PARTICIPA EN UNA AUDIENCIA PÚBLICA CON EL GENERAL VILLAS BÔAS EN LA CÁMARA DE LOS DIPUTADOS, EN 2015. FOTO: LUCIO BERNARDO

Aldo Rebelo mantiene una antigua amistad con el general Eduardo Villas Bôas, cuya esposa visitó el campamento frente a la sede del Ejército en Brasilia, donde los bolsonaristas protestaban contra el resultado de las elecciones presidenciales. Como se sabe, el gesto más notorio del general fue presionar a la Corte Suprema a no concederle un habeas corpus a Lula que le permitiría apelar su condena en libertad en 2018, dejándolo fuera de la carrera presidencial. Luego fue asesor especial del Gabinete de Seguridad Institucional de Bolsonaro, encabezado por su colega Augusto Heleno. Él y el excomunista se conocen desde que Villas Bôas, entonces coronel, era jefe de la asesoría parlamentaria del Ejército, en los años 90. Cuando Villas Bôas era comandante del Ejército, Aldo dirigía el Ministerio de Defensa. El año pasado, el general declaró su apoyo a la candidatura del político al Senado, calificándolo de «el único estadista brasileño» que ha conocido. El exministro dijo que conoce «el valor de la amistad» y que por eso no critica al general: «Criticar a un amigo no es algo simple. Eso no significa que los amigos no tengan defectos, que los amigos no cometan errores».

Una cruzada contra el activismo climático

A pesar de su relación con los militares y la agroindustria, Aldo sostiene que la articulación que intenta hacer es «mucho más amplia»: «Tiene como objetivo, en primer lugar, el movimiento obrero y, junto a los trabajadores, los militares, porque tienen una tradición nacionalista en Brasil, son importantes constructores de nuestro país, una institución que guarda nuestra memoria, nuestra historia. Y la agricultura, porque forma parte de la formación de Brasil. Desde que estudias los ciclos económicos, tienes la presencia del campo. En Brasil, necesitamos una alianza que una a trabajadores, agricultores, militares y clase media para construir un camino de desarrollo con equilibrio social, con reducción de las desigualdades y con democracia», argumentó. Aunque Aldo utiliza la palabra «agricultores», en Altamira y sus alrededores sus partidarios son principalmente grileiros y terratenientes, algunos sospechosos de cometer delitos contra el medio ambiente y de oponerse firmemente a los agricultores familiares de los asentamientos.

Desde mediados de enero, Aldo Rebelo ha visitado universidades, entidades empresariales y ferias de la agroindustria por toda la región amazónica. Estuvo en el Sindicato de Productores Rurales de Marabá; con líderes sindicales en Belém; habló con estudiantes de escuelas técnicas en Paragominas; dio una clase magistral, por videoconferencia, a estudiantes del Programa de Postgrado en Ciencia Animal y Recursos Pesqueros de la Universidad Federal de Amazonas; y participó en la Apertura Nacional de la Cosecha de la Soja, en Santarém. A principios de marzo, fue blanco de una protesta de estudiantes indígenas de la Universidad Federal del Sur y Sudeste de Pará, en Marabá, una ciudad situada en la ruta de la carretera Transamazónica. Sus declaraciones son noticia en la prensa local y especializada, como cuando dijo a los cultivadores de soja que «que Brasil produzca legumbres en la Amazonia molesta a los países que ya han deforestado sus territorios».

Al canal de YouTube Politizando, dirigido por William Jacob, excandidato a diputado federal por el PDT del estado de Minas Gerais, Aldo dijo en febrero que quiere evitar que la conferencia sobre el clima, que probablemente tendrá lugar en Belém en 2025, se convierta en una reunión de «protectores de selvas». «Nadie habla de los 26 millones de brasileños abandonados en la Amazonia. ¿Los 600.000 que estudian en universidades de la Amazonia se van a convertir en guardabosques, se van a graduar en gas y petróleo para abrazar castaños o caucheras?». Aldo afirmó que «estimula» la organización local en torno a cuatro puntos, que coinciden con los del «proyecto para la Amazonia» que pretende desarrollar en su libro: «soberanía», «derecho al desarrollo», «sacar a los indígenas de la tutela de las ONG y proporcionarles servicios esenciales» y «cuidar el medio ambiente».

En la entrevista con el canal Politizando, Aldo criticó a las ministras Marina Silva y Sonia Guajajara, a quienes da especial protagonismo en su visión conspirativa. «Marina es una ministra tercerizada, al servicio de la agenda estadounidense. El área de la Amazonia [en el gobierno de Lula] se acerca mucho a la traición nacional. Marina, con su equipo, y Guajajara son gente de allí, más del Partido Democrático que del gobierno brasileño. El ministro de Derechos Humanos [Silvio Almeida es negro y uno de los juristas más respetados de Brasil] también vino de allí», dijo el excomunista.

El ataque, por la violencia, reverbera los discursos de Bolsonaro contra las organizaciones que denunciaban la deforestación en la Amazonia y el desmantelamiento de las políticas de protección a los pueblos indígenas: «No consigo matar ese cáncer llamado ONG que tiene la Amazonia», dijo en 2020 el entonces presidente. Al preguntarle sobre esta virulencia, Aldo se volvió contra Lula: dijo que nombró a las dos ministras por un supuesto «compromiso» que habría adquirido durante la campaña electoral con «sectores ecologistas» de países europeos, como Francia y Noruega, y del partido del presidente estadounidense, Joe Biden.

Hay historias que se repiten en las respuestas de Aldo, como la de la visita de cuatro días del rey Harald V de Noruega a una aldea Yanomami, invitado por el chamán y líder Davi Kopenawa en 2013. Por petición del rey, la visita solo se divulgó cuando ya había terminado, pero el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Funai y la Policía Federal fueron informados con antelación. Sin embargo, el excomunista le da al episodio un aire de conspiración al narrarlo, emulando al general Villas Bôas, que, en 2017, en una entrevista al programa Conversa com Bial, de la cadena Globo, dijo que la visita del rey demostraba un «déficit de soberanía» brasileña sobre la Amazonia.

ALDO REBELO, ENTONCES DIPUTADO POR EL PARTIDO COMUNISTA DE BRASIL, PARTICIPA EN 2011 EN UN ACTO DE RURALISTAS DE MATO GROSSO EN DEFENSA DE LA PROPUESTA DE MODIFICAR EL CÓDIGO FORESTAL, DE LA QUE ERA PONENTE. EL TEXTO FUE IMPUGNADO POR LOS ECOLOGISTAS. FOTO: LUIZ ALVES/CÁMARA DE LOS DIPUTADOS

Para reforzar su argumento, Aldo Rebelo suele citar el libro Ambientalismo, imperialismo e ONGs na Amazônia, de Nazira Camely, profesora de la Universidad Federal Fluminense de Niterói. «Esta profesora demuestra en su tesis doctoral que este Sistema Nacional de Unidades de Conservación está copiado de una agencia estadunidense llamada Usaid [Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional]», afirmó. 

El libro de la geógrafa y economista, que se define como marxista, es el resultado de una investigación de campo en la Reserva Extractiva Chico Mendes y en el Parque Nacional da Serra do Divisor, ambos en Acre, estado donde nació. Camely tiene una visión muy crítica de la actuación de las ONG ecologistas extranjeras y de su asociación con organizaciones brasileñas, ya que, según declaró a SUMAÚMA, «es muy complicado delegar la gestión de nuestro territorio en organizaciones no gubernamentales, sean buenas o malas». 

La profesora, cuyos argumentos son contrarios a los de Aldo en muchos sentidos, se indigna con la apropiación que hace de su libro «la extrema derecha, que tiene una visión anticientífica del proceso, de teoría de la conspiración». Camely está en contra de la minería «en todas sus formas, incluso la llamada sostenible» y afirma que la gran cuestión nacional sigue siendo, después de más de cinco siglos, la concentración de la propiedad de la tierra. «Es un país donde domina el latifundio, basta ver el Congreso Nacional. Los que devastan la Amazonia no son pequeños. Son los grandes latifundios ganaderos», afirma.

Los mineros, los nuevos bandeirantes 

Tras su llegada a Altamira, la primera declaración de Aldo que tuvo repercusión nacional está relacionada con la defensa de la minería. A finales de enero, SUMAÚMA acababa de denunciar que al menos 570 niños menores de 5 años habían muerto por causas evitables en el territorio Yanomami en los cuatro años de gobierno de Bolsonaro. En una conferencia en la propia ciudad, promovida por tres entidades vinculadas a grileiros y latifundistas, el exministro dijo que la tragedia de este pueblo «no es nueva» y se quejó de que los mineros están siendo tratados como «la escoria del mundo». Días después de la conferencia, Bolsonaro —que permitió la entrada de los mineros en el territorio indígena— compartió en Twitter un vídeo colgado en TikTok en el que el excomunista decía que los mineros eran los propios indígenas «que viven en las reservas» y no los que «viven en Francia o Italia».

En sus declaraciones en defensa de los mineros o garimpeiros, Aldo los llama «nuevos bandeirantes». «Históricamente, los bandeirantes definieron las fronteras de Brasil, rompieron los límites de Tordesillas (…) Los garimpeiros traducen la ocupación de facto de Brasil, por eso son el blanco de una campaña sórdida y criminal. Los criminales deben ser castigados, pero la campaña para demonizar a los garimpeiros es otra cosa», declaró al canal Politizando. La consigna del exministro es defender la reglamentación de los artículos 231, 174 y 176 de la Constitución, que tratan, respectivamente, de los derechos de los pueblos indígenas y de la posibilidad de explotar los minerales en sus tierras; de la organización de los garimpeiros en cooperativas; y de la concesión de derechos de explotación minera y de energía hidroeléctrica. 

Aunque el artículo 174 establezca que el gobierno debe favorecer la organización de los garimpeiros en cooperativas, no se aplica a las tierras de los pueblos originarios, como explicó la abogada Juliana de Paula Batista, del Instituto Socioambiental: «Por la Constitución, la explotación de los recursos minerales e hídricos en tierras indígenas está sujeta a regulación, pero no se puede regular el garimpo [minería ilegal], porque el artículo 231, en su párrafo 7, excluye todo el régimen de garimpo de las tierras indígenas. Establece categóricamente que allí no se aplica el régimen de garimpo», declaró. 

Nostalgia del mito de la democracia racial

No hay exactamente una ruptura entre el Aldo Rebelo de hoy y el político histórico. Cuando aún estaba en el Partido Comunista, Aldo se hizo famoso por un nacionalismo que hacía hincapié en una especie de «síntesis benigna» de los grupos que conquistaron y poblaron el territorio del país. Quería regular el uso de «extranjerismos» en la lengua portuguesa y presentó un proyecto de ley al respecto que fue rechazado en el Senado. Natural de Viçosa, ciudad del estado de Alagoas, fue el autor de la ley que estableció como fecha nacional el 20 de noviembre de 1995, cuando se conmemoró el tricentenario de la muerte del líder guerrero de los esclavos negros Zumbi dos Palmares. Otra ley, propuesta por la entonces senadora Serys Slhessarenko y aprobada en 2011, instituyó el Día Nacional de Zumbi y de la Conciencia Negra como festivo en todo el país. 

Ahora, cuando se le pregunta por qué abandonó el Partido Comunista y se alejó de la izquierda, dice que fue por el «identitarismo», un polémico término que utilizan la derecha y la izquierda para retratar de forma caricaturesca los movimientos que luchan por una mayor igualdad y representatividad de grupos históricamente discriminados. La izquierda «desorienta» cuando «sustituye la centralidad de la cuestión nacional por cuestiones de raza, género», dijo Aldo a Brasil Paralelo. Así, añadió, «resta energía» al conflicto principal, que es «entre las naciones imperiales y las emergentes, que buscan la emancipación económica y tecnológica».

EN EL MARCO DE UNA «GUERRA CULTURAL», REBELO APARECE REGULARMENTE EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE DERECHAS Y PROGRAMAS AGROPECUARIOS. EL EXPARLAMENTARIO REALIZA CONTENIDOS PARA PRODUCTORAS VINCULADAS A GRUPOS DE DERECHAS, COMO BRASIL PARALELO (FOTO DE LA IZQUIERDA)

El debate sobre este tema no solo tiene lugar en Brasil. Hay un sector de la izquierda para el que el protagonismo de los movimientos de mujeres, negros, indígenas y comunidades LGBTQIA+ desvía el foco de la lucha contra los males del capitalismo. En la extrema derecha, la cuestión se explota en las llamadas «guerras culturales», desde una perspectiva religiosa y costumbrista, y adquiere un perfil más claro de disputa de poder: se proclama una supuesta intención de sustituir al hombre blanco heterosexual y cristiano por personas de otros colores de piel, género y religiones. «Lo que pasa es que la izquierda ha dejado en el aire la idea de que no defiende la familia, la religión, no defiende los valores nacionales. Sabemos que eso no es cierto, pero cuando sectores de la izquierda atacan a la familia, la religión o los valores nacionales y la izquierda se calla, legitima los ataques del sector conservador y de la derecha», justificó Aldo.

El exministro suele afirmar que existe una «guerra híbrida» contra Brasil. Dice que es «difícil localizar» quién la lidera, pero casi siempre apunta a Estados Unidos y a países europeos, sin mencionar las asociaciones entre la extrema derecha brasileña y la mundial. Ve una continuidad en el objetivo de «debilitar a Brasil», que va desde las protestas contra Dilma Rousseff en 2013 hasta Bolsonaro. «Creo que [el movimiento de 2013] ocurriría con cualquier gobierno, porque era necesario contener la amenaza que representaba Brasil al equilibrio geopolítico global. Y creo que esta guerra híbrida ha continuado incluso en parte del gobierno de Bolsonaro. Vi la presión que Estados Unidos y la Unión Europea ejercieron sobre el gobierno en determinados momentos, cuando decidió visitar Rusia por un acuerdo sobre suministros para la agricultura», afirmó.

Toda la base —e incluso las historias que cuenta— de las posiciones recientes de Aldo Rebelo están en el libro O Quinto Movimento. La publicación, de 234 páginas, no ofrece un camino para lo que sería esta nueva etapa de la historia brasileña, pero la cronología de los cuatro movimientos anteriores da pistas sobre el pensamiento del exministro. El primero es la «formación de la base física» de Brasil; el segundo, la Independencia; el tercero, la «consolidación de la independencia y de la unidad territorial»; y el cuarto, la «República y la Era Vargas, Deodoro, Floriano y la Revolución de 1930». Los años de gobierno de Getúlio Vargas —que incluyen la dictadura del Estado Nuevo, con una amplia persecución de los opositores y un fuerte nacionalismo— se describen como «los más creativos y transformadores de la historia» de Brasil. Se ignora la Constitución de 1988, que consagró derechos sociales y políticos e inauguró la llamada «Nueva República».

En el libro, que recuerda el contenido de las clases de moral y civismo que existían en la dictadura, Aldo Rebelo dice estar en contra del «cosmopolitismo de izquierda y de derecha» y de la división de la «nación en líneas raciales». Exalta el mestizaje sin mencionar las cuotas que han cambiado el aspecto de las universidades —a SUMAÚMA dijo que no estaba en contra de esta política pública, siempre y cuando los mestizos no sean excluidos «en el momento de la distribución» de las vacantes y se valoren las cuotas sociales, para los más pobres. En su obra también lamenta que se hayan «barrido» «la jerarquía y la disciplina» de las escuelas y defiende una reforma curricular que aporte una «interpretación crítica, pero optimista, de la formación social brasileña». Sugiere «campañas para valorizar la maternidad», ya que «todas las mujeres deberían poder ejercer este derecho sagrado».

En el relato de Aldo, se elogia a los indígenas que se aliaron con los portugueses y los bandeirantes ocupan un lugar de honor por haber roto los límites del Tratado de Tordesillas, «una de las mayores conquistas de la historia de la humanidad, por el tamaño del territorio incorporado, mayor que la actual Europa Occidental». Las bandeiras o expediciones, afirma, fueron «un proyecto conjunto de colonos y nativos», ya que la «penetración en el territorio aunó el conocimiento de la geografía de los indios y las tecnologías portuguesas». Admirador del político José Bonifácio, conocido como el «patriarca de la Independencia» —Aldo también forma parte de un instituto que lleva su nombre—, el exministro destaca el papel de los militares contra las revueltas regionales republicanas o separatistas en el siglo XIX y afirma que están «por encima de los regionalismos y son portadores de la conciencia nacional».

La agroindustria, en opinión del exministro, es objeto de una «difamación orquestada por agentes» de sus competidores internacionales. Este análisis ignora que la acción política de los sectores de la agroindustria, que ejercen una gran influencia en el Congreso brasileño, está estrechamente relacionada con las empresas transnacionales. «Una vez superados los cuellos de botella logísticos y los sabotajes con pretextos medioambientales, Brasil será el único país del mundo que tenga la cadena completa de la futura industria alimentaria de alta tecnología». Aunque afirma que los delitos medioambientales deben ser castigados, lamenta su exposición: «Nuestras escuelas alimentan noticias falsas y refuerzan la difamación contra la agricultura, la ganadería y la Amazonia», escribe. El exdiputado fue el ponente del nuevo Código Forestal, aprobado en 2012. Cuando se tramitaba en el Congreso, Aldo se acercó a los ruralistas y los ecologistas lo criticaron por amnistiar la deforestación anterior a la promulgación de la ley.

En O Quinto Movimento, Aldo se declara contrario al «ecologismo neomalthusiano», que, según él, pretende expulsar a la población de la Amazonia, lo que también denomina «desentropización» de la región. Su mensaje ha calado hondo entre los grileiros y terratenientes de Altamira. «Ya no podemos sacar a esta gente de aquí. Tenemos que aclarar cómo tenemos que producir en la Amazonia y aprovechar los que lo están haciendo bien, pero cuando vienen los inspectores los meten a todos en el mismo saco», afirmó Maria Augusta, presidenta del sindicato local de ruralistas.

Maria Augusta pide un «grupo de trabajo» para regularizar la tierra y las cuestiones medioambientales en la Amazonia, y Aldo Rebelo dice que está de acuerdo en que este es el «gran desafío» de la región. «Creo que hay un obstáculo en la estructura del Estado, que no tiene medios, no tiene gente; y luego creo que hay sectores que no quieren la regularización porque consolida la actividad económica en la zona, consolida la presencia, la agricultura, la ganadería, el extractivismo», dijo, sugiriendo de nuevo una conspiración.

En estas quejas hay un déficit de realidad. El gobierno de Bolsonaro, al que muchos de los hacendados de Altamira apoyaron y Aldo Rebelo evita criticar, desestructuró y redujo las partidas destinadas a todo el sistema de regularización de la tierra en la Amazonia. El número de títulos de propiedad concedidos directamente por el gobierno federal pasó de 9.819 en su auge, en 2014, a solo 1 en 2019 y 753 en 2021, según un estudio del Instituto del Hombre y del Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon) publicado el año pasado.

Con un sombrero panamá en la cabeza, Aldo Rebelo graba sus comentarios para el Canal Rural y sus vídeos en el paseo fluvial de Altamira, con el embalse de Belo Monte a sus espaldas. A pesar de su cautelosa negativa de político experimentado, su nombre ya se baraja para representar en las próximas elecciones presidenciales a la extrema derecha que está disgustada con Bolsonaro. La ajustada victoria de Lula y las inmensas dificultades de un Brasil polarizado han arrancado la carrera electoral mucho antes de lo previsto. Aldo se ha dado cuenta que la Amazonia es el centro del mundo y, como paladín de Brasil, ha iniciado una campaña de ideología agromilitar que asegura no es electoral. «Si las personas defienden o simpatizan con las ideas, propuestas o cosas que yo defiendo, tienen una nueva opción», dice, con relación a las expectativas de sus partidarios. Aldo quiere ser pop, pero prefiere que, por ahora, su cruzada se limite a las noticias locales.


Revisión ortográfica (portugués): Elvira Gago
Traducción al español: Meritxell Almarza
Traducción al inglés: James Young
Edición de fotografía: Marcelo Aguilar, Mariana Greif y Pablo Albarenga

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