Una imagen-gesto le mostró al mundo la fuerza de la mujer Indígena en la lucha por la reexistencia y la eternizó. Tuire Kayapó Mẽbêngôkre nació guerrera. Pero fue a los 19 años, al defender la selva y su tierra en el 1º Encuentro de las Naciones Indígenas del Xingú, en Altamira, estado de Pará, que su grito resonó en todo el planeta. Era 1989 y Brasil se empezaba a democratizar después de casi dos décadas de dictadura. La escena que se convirtió en símbolo de la lucha de los pueblos-selva contra la destrucción de la Naturaleza fue capturada por muchos lentes y apareció en las páginas de los principales periódicos y revistas de Brasil.
La fuerza de Tuire para desafiar a los blancos y detener proyectos de destrucción, como Belo Monte, se convirtió en un símbolo de la resistencia Indígena. Foto: Protásio Nene/Agência Estado
Protásio Nene era fotógrafo del periódico O Estado de S. Paulo y captó el momento exacto en que Tuire le acercó el machete a la cara al ingeniero José Antonio Muniz Lopes. Representante de la compañía Eletronorte, el gobierno de José Sarney lo había nombrado para ese cargo con la tarea de sortear la resistencia de los Indígenas a la construcción de una gigantesca central hidroeléctrica en el Río Xingú, que en ese momento tenía el nombre de Kararaô. Paulo Jares, fotógrafo que dedicó parte de su vida profesional a registrar los conflictos territoriales en la Amazonia y la lucha de los Indígenas, fue otro que pudo registrar el machete de Tuire en el aire. Trabajaba para el periódico Província de Pará. Las dos fotos, la de Protásio y la de Jares, circularon en Brasil y en varios países. Tuire murió este 10 de agosto, a los 54 años, a causa de un cáncer del cuello uterino.
El gesto de la mujer Kayapó detuvo la construcción de la hidroeléctrica durante al menos dos décadas. En los dos primeros gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), del Partido de los Trabajadores (PT), se volvió a poner el proyecto sobre la mesa y, en 2010, la obra pasó por una controvertida subasta que venció el consorcio Norte Energia. Y fue así como empezó la construcción de una de las intervenciones humanas más desastrosas en la Amazonia después de la dictadura empresarial-militar (1964-1985). La monstruosidad que represó el Río Xingú en la región de Altamira recibió el nombre de Belo Monte y sigue produciendo impactos devastadores hasta la fecha.
Símbolo de una visión equivocada del desarrollo, la central hidroeléctrica unió a gobiernos que eran irreconciliables en casi todo. La primera etapa de operaciones fue inaugurada durante el gobierno de Dilma Rousseff, del PT, en mayo de 2016. Años más tarde, en noviembre de 2019, el extremista de derecha Jair Bolsonaro, del Partido Liberal, llegó al estado de Pará para una nueva inauguración: esta vez de la “capacidad total de generación de energía de la planta”.
Cuando levantó su machete en 1989, la mujer Kayapó advirtió que ningún blanco le quitaría su selva, su tierra y sus ríos. Hasta su muerte, Tuire denunció la construcción de Belo Monte y nunca dejó de defender a su pueblo.
Para homenajear a esta mujer-Semilla, SUMAÚMA convocó a artistas Indígenas y amazónicos a que hicieran una relectura de la escena que representa la reexistencia de los pueblos originarios en la guerra que libran contra la Naturaleza los gobiernos, las empresas y las corporaciones. El gesto-memoria de Tuire vive en cada una de ellas.
“Tuire es una de los representantes Indígenas que deberían estar en la portada de la Constitución, para recordarles a todos los ciudadanos brasileños que los derechos Indígenas siguen en disputa y que todavía queda un largo camino por recorrer para hacer justicia y traer dignidad a las poblaciones Indígenas. Esta imagen icónica de 1989 dimensiona el tamaño de las luchas y del movimiento Indígena. Nuestra Constitución tiene solo 35 años [35 años y 10 meses] y, antes de eso, a los pueblos Indígenas se los consideraba incapaces. Tuire es un símbolo más allá de la resistencia: representa la fuerza de las mujeres Indígenas y la lucha por la salud de la tierra”.
La guerrera Kayapó levantó el mismo machete, años después, recordando que la lucha sigue encarnada en sus hijos, nietos y parientes. Foto: Dida Sampaio /AE
Texto: Malu Delgado
Edición: Eliane Brum y Talita Bedinelli
Edición de fotografía: Lela Beltrão
Chequeo de informaciones: Douglas Maia
Revisión ortográfica (portugués): Valquíria Della Pozza
Traducción al español: Julieta Sueldo Boedo
Traducción al inglés: Sarah J. Johnson
Montaje de página y finalización: Natália Chagas
Flujo de trabajo editorial: Viviane Zandonadi
Jefa de reportage: Malu Delgado
Editora jefa: Talita Bedinelli
Directora editorial: Eliane Brum