Hacer listas nunca es fácil. Poner opciones por escrito y recomendárselas a los demás es siempre una enorme responsabilidad porque parece definitivo. Pero eso sería imposible cuando hablamos de la Amazonia y su complejidad. Un puñado de sugerencias de películas nunca daría abasto para lo que hace falta mostrar. Por eso, propongo aquí una primera selección de belleza y tristeza. Además de bastante lucha. Es también la recopilación de una variedad de asuntos que pueden servir de introducción para temas complejos, como el contacto forzado con indígenas aislados, las lenguas destruidas, la invasión de las áreas de pasto y los intentos capitalistas de controlar la selva.

Todas las películas se pueden encontrar en los servicios de alquiler online o en las plataformas de streaming, donde hay muchos tesoros «escondidos». Espero que esta lista te inspire a sumergirte en nuevas historias y en la búsqueda de conocimiento.

Cuando estuvo al lado de Lula en la reciente toma de posesión y, junto a otros representantes del pueblo brasileño, le entregó la banda de nuevo presidente de Brasil, el cacique Raoni Metuktire —el mayor referente indígena del país— añadió otro punto de batalla más a su biografía forjada en la lucha. El documental Raoni se remonta a los inicios de todo, cuando el joven cacique de los Kayapó (Mẽbêngôkre) comienza su batalla contra los blancos para conservar la tierra y el modo de vida de su pueblo. El film, grabado clandestinamente durante la dictadura empresarial-militar (1964-1985), muestra escenas de gran valor de una cultura que empieza a ser alterada por los invasores que deforestan la selva, ahuyentan la caza y matan gente con sus enfermedades y venenos para dar lugar al ganado. El largometraje también busca explicar cómo la tragedia de hoy arranca con la acción deliberada del propio estado brasileño.

¿Sabes de dónde viene la carne que consumes? ¿Y cuántas vidas humanas y no humanas ha destruido antes de llegar a tu mesa? Preguntas incómodas como esas nos rondarán por la cabeza al ver este documental producido por el sitio web ((o))eco y el Instituto del Hombre y del Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon), que retrata cómo, en la década de 1960, el propio gobierno fomentaba la explotación depredadora de la selva hasta la actualidad, cuando el 20% de la Amazonia ya había sido destruida y dos tercios de dicha área estaba convertida en pastos. Si comes carne, es posible que comiences a flirtear con el vegetarianismo.

Una lengua inventada para borrar otras lenguas y, de paso, destruir otras culturas. El director portugués José Barahona busca en el río Negro hablantes de ñe’engatú, un idioma adaptado por sus conterráneos colonizadores a partir de las lenguas locales, con el objetivo de reducir la diversidad cultural indígena brasileña, cristianizar a los pueblos originarios y sujetarlos al trabajo esclavo. La película muestra cómo la llegada del hombre blanco transformó radicalmente los modos de vida tradicionales y cuenta una historia poco conocida en Brasil.

Grabada con la participación del colectivo audiovisual Munduruku, Amazonia Sociedad Anónima nos ofrece imágenes maravillosas de la biodiversidad de la selva amazónica y explica cómo se ha ido deteriorando el bioma en las últimas cuatro décadas. En vista de las cada vez más cercanas amenazas y la omisión del gobierno, varios ribereños e indígenas, encabezados por el cacique Juárez Saw Munduruku, se unen para demarcar sus tierras por su propia cuenta, ante las amenazas de los invasores.

Desgarradora película sobre los cambios impuestos por los hombres blancos y los misioneros religiosos a los Surui Paiter en la Tierra Indígena Sete de Setembro, estado de Rondônia, desde finales de la década de 1960. La obra retrata a Perpera Suruí, el pajé [chamán] de su pueblo, que se ve obligado a abandonar su práctica religiosa ancestral tras la llegada de pastores evangélicos que condenaban el chamanismo. Perpera, marginado por su propia comunidad, ya convertida, aceptó la religión de los invasores y abrió una iglesia para los fieles. Pasó a vestir la ropa de los blancos: pantalones, camisas y chaquetas que le vienen grandes. Los espíritus del bosque no le perdonaron.

En la cabeza de Henry Ford, era un plan sencillo: transformar un enorme pedazo de la Amazonia en una gran plantación de seringueiras (árboles de caucho), lograr extraer el látex necesario para los neumáticos de sus automóviles y, así, reducir costes. Pero su afán de lucro no contaba con el poder de la selva. Y la ciudad artificial que creó para ello, en medio del estado de Pará, en la década de 1920, nunca prosperó. El documental nos muestra, sin embargo, que este episodio no fue más que la puerta de entrada de los grandes monocultivos extensivos en la Amazonia. Y que la soja, otro de los intereses de Ford, logró extenderse y causar grandes daños.

Una película-homenaje a Claudia Andujar, fotógrafa suiza naturalizada brasileña, y al líder Yanomami Davi Kopenawa, quienes estuvieron juntos en la lucha por la demarcación de la Tierra Indígena Yanomami en la década de 1980 —la victoria se obtendría en 1992—. Claudia desafía los límites de su cuerpo de 90 años y regresa a Demini, la aldea de Kopenawa, donde encuentra a su compañero de batallas para recordar el pasado desolador de la etnia —que también está presente, porque continúan las amenazas dentro del territorio— y la conquista de la demarcación. Las preciosas instantáneas de la fotógrafa, que huyó del nazismo y encontró entre los Yanomami la causa de su vida, y las imágenes cotidianas de la aldea son un regalo para el espectador, junto a la deliciosa complicidad que existe entre Andujar y Kopenawa, madre e hijo de corazón.

Si Gyuri visita el pasado, El último bosque retrata el presente de los Yanomami. La película, que contó con la participación del propio Davi Kopenawa en el guión, plasma la tragedia actual de los indígenas de la etnia, acorralados en un territorio invadido por la minería ilegal. Mientras una parte de la comunidad, liderada por los chamanes, lucha contra los invasores, otra parte se ve seducida por las posibilidades de obtener dinero con esta actividad delictiva. La historia es contada por indígenas-actores del propio Demini, aldea de Kopenawa, que escenifican el origen del mundo según la cosmovisión Yanomami y muestran cómo la extracción de oro, llevada a cabo por los invasores puede provocar «la caída del cielo».

Víctimas del contacto forzado por el gobierno brasileño en 1973, los pocos supervivientes de la etnia Awá que vivían aislados en la selva, en el estado de Tocantins, fueron expulsados de su tierra, que posteriormente les fue entregada a los ganaderos. Esto sucedió durante la política de «integración» de la Amazonia, en la época de la dictadura empresarial-militar brasileña. En el largometraje, los directores les llevan imágenes históricas del contacto forzado a los descendientes de los Awá capturados en la selva décadas atrás. Las fotografías y vídeos, que los cineastas encontraron por casualidad en un almacén de una universidad, se contraponen a la vida cotidiana de la generación reciente, que vio usurpada su tierra y su cultura y ahora lucha por demarcar el territorio en el que vivían sus antepasados. La cinta da una idea del daño causado por los Frentes de Atracción de indígenas del gobierno militar y ayuda a entender por qué es tan importante la política de no contacto que está en vigor en el Estado brasileño desde la redemocratización, donde se respeta la voluntad de los grupos que quieren permanecer aislados en los bosques.

Un retrato de cómo la política y la destrucción pueden caminar juntas, dependiendo de los intereses de quien esté en el poder. Y de cómo Brasil siempre ha basado su desarrollo en la destrucción de la selva. El documental se vale de imágenes de archivo, testimonios y entrevistas que muestran la lucha de quienes intentan mantener la selva en pie desde los primeros movimientos de destrucción provocados por la dictadura empresarial-militar.