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Reservatório de Belo Monte é cemitério de árvores, que perderam a vida no alagamento provocado pela hidrelétrica. Foto: Lela Beltrão/SUMAÚMA

El embalse de Belo Monte es un cementerio de árboles que perdieron la vida en las inundaciones que provocó la hidroeléctrica. Foto: Lela Beltrão/SUMAÚMA

Una elevada mortalidad de árboles, la desestructuración del modo de vida de tres pueblos indígenas y de comunidades ribereñas, el riesgo de extinción de las técnicas tradicionales de pesca, nuevos obstáculos y peligros antes inexistentes en la navegación del río Xingú, la inviabilidad de la reproducción de los peces, la sedimentación y erosión del río. Todos estos impactos los ha causado el secuestro de las aguas por parte de la central hidroeléctrica de Belo Monte en la región conocida como Vuelta Grande del Xingú. Así lo señala un informe de inspección, fechado el 12 de diciembre de 2023, del equipo técnico del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama).

La inspección tuvo lugar entre el 16 y el 20 de octubre de 2023 y se llevó a cabo a petición de los pueblos indígenas. El Ibama, junto con investigadores del Monitoreo Ambiental Territorial Independiente (Mati) y representantes del Ministerio Público y de Norte Energia, concesionaria de la central, y de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (Funai) recorrieron el tramo de caudal reducido del Xingú, de donde la hidroeléctrica extrae el 70% del agua para generar energía. El objetivo era comprobar los daños provocados por el desvío de agua de las tierras indígenas de la Amazonia brasileña, donde viven los pueblos Yudjá/Juruna, Arara y Xikrin.

Los informes ambientales de este tipo se elaboran periódicamente, ya que son una de las exigencias para conceder la licencia, y tratan de identificar los daños que causa el funcionamiento de la central. El documento hace 14 recomendaciones técnicas a Norte Energia, la mayoría de las cuales se refieren al comprometimiento de la navegación. Mantener la movilidad es una obligación que imponen tanto el Ibama como la Agencia Nacional de Aguas y Saneamiento Básico, organismo brasileño que gestiona el sistema hídrico del país, para que Belo Monte pueda utilizar las aguas del Xingú en la generación de energía.

El informe también contiene recomendaciones sobre el hidrograma, es decir, el equilibrio entre el agua que desvía la central y el agua que debe verterse al río. Los técnicos del Ibama piden a la empresa que realice nuevos estudios sobre la sedimentación y la erosión del Xingú y que ofrezca un servicio permanente de mantenimiento de las embarcaciones de los indígenas, constantemente dañadas por los riesgos de navegación que provoca Belo Monte.

El bajo caudal del río en la Vuelta Grande del Xingú, causado por la central, ha provocado la muerte de peces y ha afectado a toda la cadena alimentaria. Foto: Soll/SUMAÚMA

Las constataciones del Ibama llegan en un momento político delicado para los afectados por la hidroeléctrica. Hasta finales de año está prevista una reunión del Consejo Nacional de Política Energética en cuya orden del día figurará Belo Monte. Se espera que se debata la propuesta del Ministerio de Minas y Energía, que califica la central de importante para la seguridad energética nacional. Si se aprueba, el sector eléctrico participaría en el monitoreo de los impactos sociales y ambientales de Belo Monte, realizado actualmente por el Ibama. Esta medida podría suponer una interferencia en la concesión de licencias ambientales. La reunión ya se ha aplazado dos veces. El nuevo componente es el informe del Ibama. En opinión de los expertos en medio ambiente, incluir el sector eléctrico en el monitoreo de Belo Monte sería un revés para las comunidades tradicionales de la región y para todo el ecosistema. Además, la medida no está recogida en la legislación ambiental brasileña.

SUMAÚMA entró en contacto con la asesoría de prensa de Belo Monte, que informó que la empresa no se manifestaría sobre las conclusiones del informe. SUMAÚMA también cuestionó al Ministerio de Minas y Energía sobre su intención de monitorear los impactos de Belo Monte y si tenía conocimiento del informe técnico del Ibama. Como respuesta, la asesoría de prensa de la cartera se limitó a decir que la reunión del Consejo Nacional de Política Energética debe celebrarse en diciembre. El orden del día, según el ministerio, aún se está definiendo.

Para el Ibama, las represas de Belo Monte han impedido que los peces se reprodujeran, lo cual ha impactado «significativamente» en el modo de vida local y ha reducido las actividades socioculturales de los pueblos originarios. «El modo de vida local, que incluye la pesca y la navegación, se ha visto comprometido por las alteraciones en el ciclo del agua del río Xingú, con el control de los caudales por parte de la central de Belo Monte», concluyen los técnicos del Ibama.

El informe no es aún una decisión definitiva sobre la reivindicación de científicos, ribereños e indígenas de que Belo Monte libere más agua al río, pero es un documento oficial que deja claras las consecuencias de la central para el ecosistema.

Además de la reducción artificial y excesiva de la cantidad de agua en la Vuelta Grande del Xingú, el Ibama ha constatado que Belo Monte causa otro efecto grave: la erosión y la sedimentación del río. La acumulación de sedimentos impide la navegación en varios tramos y el equipo de concesión de licencias considera necesario «realizar una evaluación técnica del cambio en el patrón de erosión y sedimentación del río Xingú y sus afluentes». Para el Ibama, le corresponde a Norte Energia llevar a cabo este estudio.

Tres pueblos indígenas han visto alterado su modo de vida, entre ellos los Yudjá/Juruna, de la Tierra Indígena Paquiçamba, donde el río se ha encenagado. Foto: Soll/SUMAÚMA

La Vuelta Grande necesita agua

La primera recomendación del informe del Ibama a Norte Energia es «ajustar el hidrograma en el tramo de caudal reducido». Esto significa que la empresa necesita garantizar agua suficiente para que los peces se reproduzcan en diciembre, enero, febrero y marzo, «especialmente en las zonas de reproducción». El ritmo del agua, dicen los técnicos, debe simular el flujo natural del Xingú. Esta propuesta responde a una antigua reivindicación de los vecinos, que desde hace años ven como las aguas empiezan a subir muy tarde, en febrero, lo que impide la reproducción de varias especies de peces.

En varias partes del informe, los técnicos del Ibama destacan que vieron árboles muertos en los bosques inundables del Xingú: «Si se sigue aplicando este hidrograma, habrá una pérdida de estas comunidades vegetales en los hábitats que forman las islas y las rocas», concluye el documento.

En agosto, investigadores indígenas y ribereños acompañaron a académicos en una expedición científica para realizar un monitoreo ambiental independiente. Fotos: Soll/SUMAÚMA

Los daños causados por el secuestro del agua que permite la navegación en la Vuelta Grande ocupan gran parte del informe del Ibama. Las dificultades de navegación estaban recogidas en los estudios de impacto ambiental de Belo Monte y, para obligar a la empresa a conservar este modo de vida, se impuso una condición específica en la licencia de funcionamiento de la central: Norte Energia está obligada a mantener puntos de apoyo en lugares críticos, con personal contratado para ayudar a cruzar tramos secos y de rápidos. Sin embargo, los técnicos del Ibama consideraron que el número de puntos de apoyo eran insuficientes y también encontraron problemas en el suministro de equipos de protección, el tamaño de los equipos y los horarios de funcionamiento.

Ahora que empieza a llover con más intensidad en la región amazónica y el Xingú comienza a inundarse, el informe del Ibama trae la esperanza de que se produzcan los cambios necesarios para mitigar los daños que causa la central. Sin embargo, se teme que el departamento de energía del gobierno de Lula presione para que se ignore el nuevo hidrograma que recomienda el Ibama y no se ponga en práctica por razones políticas y económicas que podrían significar el fin definitivo de la vida de Indígenas, Ribereños, árboles y peces de la Vuelta Grande.


Reportaje: Helena Palmquist
Chequeo de informaciones: Plínio Lopes
Revisión ortográfica (portugués): Valquíria Della Pozza
Traducción al español: Meritxell Almarza
Traducción al inglés: Diana Whitty
Edición de fotografía: Lela Beltrão
Flujo, estilo, montaje y acabado de página: Viviane Zandonadi (con Érica Saboya)
Edición: Malu Delgado (contenido y coordinación del reportaje) y Talita Bedinelli (editora jefa)
Dirección: Eliane Brum

En el río Bacajá, afluente del Xingú, el equipo técnico del Ibama captó escenas de muerte y recomendó nuevos estudios sobre los riesgos. Foto: Soll/SUMAÚMA

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