El sonido del martillo anuncia la creación de una pequeña estructura de madera, de poco más de 1 metro cuadrado, construida por quilombolas (descendientes de africanos esclavizados que se refugiaron en centros de resistencia) de la comunidad São Rosário, en el municipio de Acará, en el estado de Pará, en la Amazonia brasileña. En cuestión de horas, el espacio albergaría una esperada antena Starlink. José Carlos Galiza, de la Coordinación Nacional de Articulación de las Comunidades Negras Rurales Quilombolas, recibe una calurosa bienvenida de las comunidades tradicionales cuando llega con la antena de conexión vía satélite de la empresa SpaceX, del multimillonario Elon Musk. Para quienes viven en zonas cubiertas de vegetación y arroyos, acortar la distancia hasta la capital y otras comunidades puede significar «la diferencia entre la vida y la muerte», en palabras de Galiza. «Muchos de estos lugares son desiertos médicos: no hay médicos, enfermeros ni agentes comunitarios de salud», declaró el líder a SUMAÚMA. Galiza trabaja en Conexión Pueblos de la Selva, un proyecto de la sociedad civil para conectar a internet localidades del interior de la Amazonia.
Si tener internet posibilita un mejor acceso a la sanidad, ocurre lo mismo con la educación. Nazilene Andrade, de 24 años, madre soltera de tres hijos, cree que el acceso a internet puede cambiar su realidad y la de sus hijos. Había conseguido una beca completa en un curso técnico de enfermería, que se impartía de forma híbrida (presencial y en línea). Al no tener acceso a internet, tuvo que abandonar sus estudios, pero se enteró de que tenía un plazo de tres meses para reanudarlos. «Con la llegada de internet a la comunidad, podré volver a estudiar».
Los sistemas de internet que había hasta la llegada de Starlink no alcanzaban las regiones más adentradas en la selva. Esta situación ha cambiado de forma acelerada desde septiembre de 2022. En esa fecha, la empresa Starlink, de Elon Musk —ahora el hombre más rico del mundo—, empezó a operar en la Amazonia Legal. Gracias a su nueva tecnología, ofrece una conexión estable en áreas remotas y de difícil acceso.
A finales del primer semestre de este año, según datos de la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel), Starlink ya se había convertido en el servicio de internet por satélite más utilizado en la región norte de Brasil. En agosto, Starlink tenía una cuota del 42,5% del mercado de conexión vía satélite de la región y 35.000 contratos. Un análisis de la BBC News de los datos de Anatel reveló que la empresa de Musk tiene actualmente clientes privados en 697 de los 772 municipios de la Amazonia Legal, formada por nueve estados: Acre, Amapá, Amazonas, Mato Grosso, Pará, Rondonia, Roraima, Tocantins y parte de Maranhão. Es decir, está en el 90% de las ciudades de la Amazonia.
El artefacto de Musk atrae a pueblos indígenas, comunidades tradicionales, quilombolas y ribereños, profesionales de organismos de fiscalización, de educación, de salud y activistas que trabajan en la región amazónica. Para ellos, internet es una herramienta que puede abrir oportunidades de telemedicina, educación a distancia, articulación política, comercio, ocio, protección contra abusos y violaciones de derechos humanos y para denunciar la destrucción de la naturaleza.
La comunidad quilombola São Rosário, en Pará, acogió con entusiasmo la llegada de las antenas: los residentes dicen que internet es fundamental para acceder a la educación y la sanidad. Foto: Filipe Bispo/SUMAÚMA
Una de las preocupaciones de José Galiza es la falta de alfabetización digital en las comunidades e insta a los habitantes del quilombo a consumir contenidos fiables en la red y a utilizar internet como una herramienta para vigilar lo que ocurre en el territorio y combatir el robo de tierras, la deforestación y los incendios. Las advertencias tienen sentido, sobre todo porque la antena Starlink ya forma parte del kit básico de los destructores de la selva.
Actualmente hay pruebas abundantes, en el radar de la Policía Federal y del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Renovables (Ibama), de que los mineros se han aprovechado rápidamente del mundo conectado que les ofrece Starlink para realizar acciones ilícitas: intercambian información anticipada sobre probables operaciones de fiscalización contra la minería ilegal, hacen negocios mientras arrancan ilegalmente oro de áreas protegidas o simplemente publican en TikTok y hablan con la familia. A ellos se unen madereros, ladrones de tierras públicas y narcotraficantes, así como terratenientes y operadores de empresas mineras transnacionales. «Starlink quiere vender su producto. Igual que nos lo vende a nosotros como quilombolas y pueblo de la selva, se lo vende a cualquiera. Y no hay nada que podamos hacer al respecto», resume Galiza.
Desde que el gobierno de Jair Bolsonaro (2019-2022) autorizó su entrada en el país, el Estado brasileño no ha presentado ningún estudio de impacto sobre las operaciones de la compañía de Musk en la región amazónica, ni ha promovido un debate público sobre la necesidad de una eventual regulación adicional. La sintonía de Musk con la extrema derecha mundial es visible. En mayo de 2022, Bolsonaro se reunió con Elon Musk en Porto Feliz, una ciudad del interior de São Paulo. En esa ocasión, el multimillonario fue condecorado con una medalla de honor. Tras una reunión a puerta cerrada, Bolsonaro dijo que Musk era «un mito de la libertad» por haber comprado Twitter.
La propagación de Starlink es tan veloz que existe un riesgo concreto de monopolio, según los expertos que ha escuchado SUMAÚMA. La iniciativa pertenece a un multimillonario extranjero errático y poco fiable, con claros intereses políticos. Además, una serie de datos sensibles quedan concentrados en manos de un único actor: información relativa a la geolocalización y la frecuencia de uso, y todo ello en una región estratégica del mundo. Por último, la llegada de internet a las comunidades tradicionales puede provocar cambios culturales profundos, que el poder público debería monitorear.
En el norte de Brasil, internet solía ser caro, raro y malo
La región norte presenta los peores indicadores de uso de internet en Brasil, según la Encuesta TIC en los Hogares 2022, realizada por el Comité Gestor de Internet de Brasil, órgano multisectorial responsable de establecer directrices estratégicas relativas al uso y desarrollo de internet en el país. Otro estudio, del Instituto Brasileño de Defensa del Consumidor, destaca que «la mala calidad de la conexión, la cobertura limitada y los precios exorbitantes son las principales características del acceso a internet en la región norte». Fuera de las capitales, la oferta de internet suele ser cara y deficiente.
«En Manaos, pagas 99 reales [20 dólares] para tener acceso a 350 megabits [por segundo] de velocidad. En Coari [a 350 kilómetros al oeste], 10 megabits cuestan 300 reales [60 dólares]», ejemplifica Hemanuel Veras, que realiza un estudio de doctorado sobre la conectividad en la Amazonia en la Escuela de Comunicación de la Universidad Federal de Río de Janeiro y es miembro del Centro Popular de Comunicación y Audiovisual de Manaos, capital del estado de Amazonas.
En el pasado, antes de la entrada de Starlink, dos programas federales intentaron paliar los problemas de conectividad instalando redes de transporte de fibra óptica en los ríos de la región amazónica. En 2014, la Red Nacional de Enseñanza e Investigación y el Ejército brasileño firmaron un acuerdo para llevar a cabo el Proyecto Amazonia Conectada para los residentes de las ciudades ribereñas. En 2016, la iniciativa llevó la fibra óptica a Manaos. Le seguiría un tramo de 220 kilómetros entre las ciudades de Coari y Tefé, ambas en Amazonas. Pero el proyecto acabó restringiéndose principalmente al uso del Ejército.
El otro proyecto, denominado Programa Norte Conectado, anunciado en septiembre de 2021 durante el gobierno de Bolsonaro, tenía como objetivo ampliar la infraestructura de comunicaciones en la región amazónica utilizando redes de fibra óptica. Mantenido por el gobierno Lula sin cambios visibles, Norte Conectado consiste en construir ocho infovías en los ríos para conectar organismos públicos como escuelas, universidades, hospitales y tribunales, con una cobertura total prevista de 12.000 kilómetros y unos 10 millones de habitantes en 59 municipios, con un coste de 1.350 millones de reales [270 millones de dólares] procedentes de la subasta del 5G.
«Estos programas han carecido hasta ahora de transparencia sobre cómo llega [la conexión] al usuario final, al ciudadano», critica el investigador Hemanuel Veras.
La llegada de Starlink
El gobierno de Bolsonaro dejó claro su interés en Starlink, alegando que era imposible conectar la Amazonia sin satélites. El gobierno hablaba de una asociación con Musk para llevar internet a 15.000 escuelas rurales.
Los satélites de Starlink difieren de los que utilizan las empresas estadounidenses Viasat y HughesNet, que son geoestacionarios: están fijos en el cielo a más de 35.000 kilómetros de distancia. Starlink, por el contrario, emplea una miríada de pequeños satélites móviles, a una distancia del suelo de solo 550 kilómetros. Hasta octubre, esta constelación contaba con 4.988 satélites, y se planea que lleguen a ser 12.000 en los próximos años. El resultado son paquetes de datos mucho más sólidos a mejores precios. El plan Viasat Infinity cuesta entre 500 y 600 reales [100 y 120 dólares] al mes, con una franquicia de 160 gigabytes y una velocidad de 30 megabits por segundo. En cambio, Starlink actualmente tiene un coste único de 2.000 reales [400 dólares] por la compra del equipo y una cuota mensual de 184 reales [37 dólares], con siete veces más velocidad.
Los residentes crearon una sencilla estructura de madera donde poner los equipos de Starlink: la comunidad participa en un proyecto que estimula el uso consciente de internet, incluso para proteger su territorio. Foto: Filipe Bispo/SUMAÚMA
Con la autorización que obtuvo en enero de 2022, Starlink comenzó a operar en Brasil cuatro meses después, inicialmente en las regiones sur y sudeste. En aquel momento, Musk se reunió con Bolsonaro y le dijo que estaba «superemocionado de estar en Brasil para el lanzamiento de Starlink» para 19.000 escuelas sin conexión en zonas rurales de la Amazonia.
Super excited to be in Brazil for launch of Starlink for 19,000 unconnected schools in rural areas & environmental monitoring of Amazon! 🇧🇷 🌳 🛰 ♥️
— Elon Musk (@elonmusk) May 20, 2022
Las promesas y la aparente emoción de Musk terminaron ahí. Aparte de donar las antenas a solo tres escuelas de Amazonas, como parte de un programa piloto que debía expirar en septiembre, no ha habido ninguna otra acción de Starlink en colaboración con el Estado brasileño.
«En el gobierno de Bolsonaro, el ministro de Comunicaciones [Fábio Faria] actuó como facilitador de la relación de Starlink con Anatel y aceleró el proceso de autorización, mientras que otra empresa (la británica Oneweb) no obtuvo la licencia con la misma celeridad», explica Oona Castro, directora de desarrollo institucional del Núcleo de Investigación, Estudio y Formación (Nupef), una organización social del tercer sector centrada en el uso seguro de las tecnologías.
Las comunidades tradicionales solventan la omisión del Estado
Por ahora, la gran apuesta del gobierno de Lula para conectar la región amazónica es el programa Norte Conectado. SUMAÚMA se puso en contacto con el Ministerio de Comunicaciones para entender cuáles son las diferencias entre el programa actual y el que implementó el gobierno de Bolsonaro, pero no obtuvo respuesta. A finales de septiembre, el gobierno de Lula también anunció la Estrategia Nacional de Escuelas Conectadas, que promete universalizar la conectividad en todas las escuelas de enseñanza primaria del país hasta 2026.
Tasso Azevedo, coordinador general y fundador de MapBiomas, es uno de los creadores de la Red Conexión Pueblos de la Selva, una asociación de decenas de organizaciones de la sociedad civil y empresas. Esta alianza pretende llevar internet de banda ancha a 5.000 aldeas y comunidades aisladas hasta noviembre de 2025. Se trata de la iniciativa más ambiciosa de la sociedad civil para intentar conectar la región amazónica ante la histórica omisión e incapacidad del Estado para hacerlo.
El proyecto tomó forma a lo largo de 2022 y llevó a cabo la primera instalación de la fase piloto en marzo de este año. En junio empezó a ganar escala y cerró agosto con más de 200 aldeas y comunidades conectadas, más de 5.000 personas inscritas y una estimación de unos 15.000 ciudadanos beneficiados. Tasso explica su importancia: «¿Cuáles son hoy las dos principales reivindicaciones de las poblaciones indígenas, quilombolas y ribereñas? La primera y más importante, obviamente, es la demarcación de sus tierras», afirmó Tasso. «Luego está la conectividad. Porque la conectividad significa mejorar la seguridad, el acceso a la sanidad, a la educación, a la capacidad de articularse y organizarse».
Júnior Nicácio Wapichana, abogado del Consejo Indígena de Roraima, cuenta que se ha instalado una antena Starlink en la Tierra Indígena Raposa do Sol. «Ha facilitado mucho la denuncia de invasiones. Enseñamos a los operadores indígenas a elaborar protocolos de denuncia, y el documento llega rápidamente al organismo público de seguridad».
Ivo Macuxi, también abogado del Consejo Indígena de Roraima, señala que al 99% de la Tierra Indígena Yanomami solo se puede llegar por aire: «La comunicación por internet es importante para cualquier tipo de emergencia», afirma.
El proyecto Conexión Pueblos de la Selva envía a las comunidades un kit con un rúter personalizado que crea una red local: hasta 300 personas pueden conectarse a la vez y el tráfico de datos, a través de una VPN (Red Privada Virtual), protege la privacidad de quienes navegan. «El proyecto pretende garantizar un acceso seguro y consciente a internet», afirma Tasso.
Las normas de uso de cada red las define cada comunidad —de forma colectiva— y siempre se elige a un facilitador, un residente que se encargará de resolver los posibles problemas de conexión.
Mineros en línea
Ibama declaró a SUMAÚMA que hasta finales de agosto se habían incautado 32 antenas Starlink en zonas de minería ilegal. Ya se había detectado que los mineros utilizaban antenas de operadores como Viasat, pero nunca a esta escala. A la pregunta de cómo podría interferir en su trabajo el hecho de que los mineros utilizaran internet y si pretendía tomar medidas al respecto, la Policía Federal respondió por correo electrónico a SUMAÚMA que «no podía responder, ya que esa información podría poner en peligro el objetivo de las acciones investigativas».
El geógrafo Estevão Benfica Senra, investigador del Instituto Socioambiental, cree que los mineros utilizarán cada vez más la antena Starlink por su facilidad de transporte. Entre los principales usos está la formación de redes en grupos virtuales para monitorear las operaciones de fiscalización y organizar la logística. «El efecto sorpresa de las operaciones desaparece, por lo que las operaciones pierden eficacia», afirma Senra.
Intercambio de mensajes entre mineros en grupos de WhatsApp: internet también lo utilizan los destructores de la selva, que intentan adelantarse a las operaciones de fiscalización de la Policía Federal y del Ibama
En Facebook, hay un intenso comercio de maquinaria y ofertas de empleo para mineros y auxiliares, como cocineros. Carolina Grottera, profesora de economía de la Universidad Federal Fluminense, estudia la cadena de la minería ilegal en el Bajo Tapajós, en el estado de Pará, en la Amazonia brasileña. Grottera ha descubierto que «internet contribuye al auge de la minería ilegal de varias formas», entre ellas la publicidad de vacantes, la venta de maquinaria y productos, y el ocio. «Que haya internet en el campamento minero hace que la vida en el propio campamento sea más atractiva, porque los mineros pueden quedarse allí durante semanas, pero no están aislados del mundo y de su familia. Incluso pueden enviarle dinero a través de Pix [sistema instantáneo de transferencia], tienen entretenimiento», observa Grottera.
La desinformación en la palma de la mano
Además del uso que hacen de internet los delincuentes, la llegada de Starlink suscita numerosas inquietudes por los impactos culturales en las comunidades tradicionales. «Los jóvenes pueden tener información que perjudique primero a su familia y luego a su comunidad. Pueden verse influidos por contenidos violentos, o incluso el crimen organizado puede reclutarlos. Este riesgo es una realidad, tiene que haber un control interno de la comunidad», señaló Nicácio Wapichana.
Joaquim Belo, secretario de relaciones internacionales del Consejo Nacional de las Poblaciones Extractivistas, afirma que hay que enfrentar este problema. «La conexión nos sitúa en un mundo globalizado, y eso interfiere directamente en la vida de la comunidad. Lo que sostiene la selva es el modo de vida de la gente, y tiene que haber un cuidado generacional con nuestros jóvenes, que son los futuros guardianes».
La antropóloga Fernanda K. Martins, directora de InternetLab, un centro de investigación en derecho y tecnología, está iniciando un estudio para evaluar los efectos culturales y sociales de la entrada de Starlink en los territorios. «No podemos hablar de las transformaciones de internet sin hablar de estos impactos y sin mitigar los que no son positivos».
José Carlos Galiza, líder quilombola, habla con los residentes de la comunidad São Rosário sobre la alfabetización digital: «Igual que Starlink nos vende [las antenas] a nosotros como quilombolas y pueblo de la selva, se las vende a cualquiera». Foto: Filipe Bispo/SUMAÚMA
El proyecto Conexión Pueblos de la Selva cuenta con una serie de protocolos para evitar posibles efectos negativos y fomentar el uso responsable de internet por parte de las comunidades. El proyecto cuenta con cinco grupos de trabajo —salud, educación, protección territorial, emprendimiento y cultura y ancestralidad—, cada uno con sus propias estrategias.
Concentración en manos de Musk
Por el momento, Starlink opera prácticamente sin competidores. «Estamos hablando de un escenario muy concentrado y de un actor que no es solo un proveedor de internet, sino que coquetea con intereses políticos y un proyecto de hegemonía», advierte Oona Castro. La experta cita la recogida de datos como un área delicada: «Cuando accedes a internet a través de Starlink, como mínimo das datos de acceso y frecuencia. Aunque tenemos una Ley General de Protección de Datos, Elon Musk ya ha declarado que trabaja con los datos que recibe», dice Oona Castro. «Hay un conjunto de datos estratégicos. Estamos hablando de dejar estos datos en manos de una empresa privada».
El proyecto Conexión Pueblos de la Selva ya ha llevado internet a 200 aldeas y comunidades tradicionales, impactando a 15.000 ciudadanos: la comunidad quilombola Jabaquara, en el municipio de Acará, en el estado Pará, es una de las beneficiadas. Foto: Foto: Filipe Bispo/SUMAÚMA
Fernanda K. Martins, de InternetLab, expresa su «angustia» por el hecho de que la infraestructura digital de la Amazonia esté en manos de Musk: «Con la compra del ex-Twitter, ya demostró la falta de cuidado que tiene con cuestiones muy queridas en Brasil, como el cambio climático y la lucha contra el discurso del odio».
SUMAÚMA entró en contacto por correo electrónico con Starlink, que no respondió a las preguntas sobre la expansión de internet en la Amazonia. El Ministerio de Comunicaciones de Brasil tampoco se manifestó.
Al preguntar por la posibilidad de bloquear la señal de internet en las zonas de minería ilegal, el Ibama respondió que estaba «tratando el tema con Anatel; sin embargo, aún no se ha concretado una solución técnica». Fuentes de los organismos de fiscalización confirmaron a SUMAÚMA que la medida se está analizando. Anatel afirmó que «el uso de terminales de comunicación por satélite en un lugar determinado no constituye en sí mismo una irregularidad desde el punto de vista de la prestación de servicios de telecomunicaciones».
Los expertos afirman que la ley actual no prevé la suspensión del servicio y que, en cambio, los datos de los accesos de los mineros pueden utilizarse en las investigaciones policiales. «El Marco Civil [de Internet] determina que los registros de acceso deben guardarse para la investigación de delitos», dijo Ronaldo Lemos, presidente de la Comisión de Tecnología del Colegio de Abogados de Brasil de São Paulo, refiriéndose a la obligación de los proveedores de guardar los registros de conexión para cada acceso a internet, con información como la fecha y hora de cada sesión.
En zonas muy aisladas, los satélites de Starlink seguirán siendo la única opción. Amazon tiene previsto poner en funcionamiento los servicios de Kuiper a partir de finales del año que viene. Otras empresas de satélites intentan hacerse un lugar en este mercado, como Oneweb, que en julio recibió la autorización de Anatel para operar, y Viasat, que lanzó un nuevo satélite para las Américas que aún no se ha puesto en funcionamiento. Mientras tanto, entre la euforia y el miedo, Starlink sigue extendiéndose por la Amazonia.
Chequeo de informaciones: Plínio Lopes
Revisión ortográfica (portugués): Valquiria della Pozza
Traducción al español: Meritxell Almarza
Traducción al inglés: Diane Whitty
Edición de fotografía: Lela Beltrão
Montaje de página y finalización: Érica Saboya
Editoras: Malu Delgado (responsable de reportaje y contenido), Viviane Zandonadi (flujo y estilo) y Talita Bedinelli (coordinación)
Dirección: Eliane Brum
Una residente de la comunidad quilombola Jabaquara comprueba cómo le funciona el celular tras la instalación de la antena Starlink. Foto: Foto: Filipe Bispo/SUMAÚMA