De tanto enterrar a gente en Medicilândia, un municipio del estado brasileño de Pará en los márgenes de la carretera Transamazónica, un día el sepulturero Adilson Fagundes sacó un cuaderno y anotó: «Las he contado: hay ciento y pico tumbas de desconocidos que vinieron de fuera a morir aquí». «Hoy habrá más». Según Adilson, los que en plena noche arrojan cuerpos allí, casi siempre muertos a tiros por conflictos de tierras, solían ser sicarios. Hoy son traficantes. En el muro del cementerio se ven las pintadas con los nombres de las facciones, inicialmente oriundas de Río de Janeiro y São Paulo, pero que ahora también actúan en la Amazonia brasileña, como el Comando Vermelho.
Medicilândia, como el sepulturero, se despierta temprano. A las 6.30 de la mañana, envuelta de una densa niebla, se suben las persianas metálicas de las tiendas y las calles se llenan de motos de baja cilindrada. A las 7 ya hay motociclistas por todas partes, que transportan a hombres, mujeres, niños, adolescentes y ancianos. Nadie lleva casco. La Policía Militar pasa y los ignora. Según la Secretaría Nacional de Tráfico, Medicilândia tiene unos 7.500 vehículos: 935 furgonetas, 1.011 autos y casi 5.000 motos. Poco a poco se forma una película polvorienta sobre el asfalto y un polvo anaranjado cubre las aceras, las calles y los electrodomésticos expuestos frente a las tiendas populares. A las 8, el sol es abrasador.
Con 27.000 habitantes, Medicilândia tiene 218.779 bueyes, animal homenajeado con una estatua a la entrada de la ciudad (al fondo, a la izquierda)
La ciudad transamazónica —y una de sus dos avenidas centrales— fue bautizada en honor del dictador Emílio Garrastazu Médici (1905-1985), cuya presidencia, de 1969 a 1974, fue el período de la dictadura militar-empresarial (1964-1985) en que más civiles fueron secuestrados, torturados y ejecutados.
Medicilândia tiene una población de 27.000 habitantes (solo el 6,6% están ocupados), 218.779 bovinos, 4.560 caballos y yeguas, 1.502 carneros y ovejas, 1.399 cerdos y 97 cabras y cabritos. Es el destino de personas que llegaron allí para morir, como nos cuenta el sepulturero, pero también de quienes se quedaron después de matar. Y de Darci Alves Pereira, de 56 años, el asesino confeso del ambientalista, sindicalista y cauchero Chico Mendes, un crimen que tuvo lugar en la ciudad de Xapuri en 1988 y puso el foco internacional en el estado amazónico de Acre.
Hace 34 años, Darci y su padre, el ladrón de tierras públicas Darly Alves, fueron condenados a 19 años de prisión. Ambos pasaron en la cárcel poco más de seis años. Desde entonces, Darci vivía en Medicilândia de incógnito, con un nombre falso, Daniel Dorzila de Oliveira, que tomó prestado de un pariente, ahora precandidato a la municipalidad de Epitaciolândia, también en el estado de Acre. Se presenta como «pastor Daniel», ha creado una iglesia evangélica e intenta entrar en política. Precandidato a concejal y expresidente municipal del Partido Liberal (PL), del extremista de derecha Jair Bolsonaro, fue destituido en febrero después de que el medio digital ((o))eco revelara que el líder del PL en Medicilândia y el asesino confeso del mayor ambientalista brasileño de todos los tiempos eran la misma persona. El 5 de abril, Darci fue expulsado del partido.
En este reportaje, SUMAÚMA reconstituye la llegada de Darci a Medicilândia y su vida en la ciudad. El hombre que en 1988 reconoció haber matado a Chico Mendes se hizo rico comerciando con ganado, cacao y tierras. E intenta entrar en política en una ciudad donde, en 2022, Bolsonaro obtuvo el 67,3% de los votos. Lula, el 32,7%.
Tras pasar por la cárcel, Darci (arriba) se hizo evangélico. En Medicilândia, ya pastor, abrió una iglesia. Fotos: Josemar Gonçalves/Agencia O Globo y Reproducción/Facebook
LA CIUDAD
A la entrada del municipio, un pórtico exhibe la frase: «Yo amo Medicilândia». En lugar del verbo, un corazón rojo. La ciudad nació cuando el dictador Emílio Garrastazu Médici, a partir de 1971, puso en marcha el Programa de Integración Nacional, un conjunto de «obras faraónicas», como las denominaron los periodistas de la época, y cuya prioridad era la construcción de la carretera Transamazónica. En 1973 aparecieron las primeras casas, diseñadas para albergar a parte de los miles de nordestinos que llegaban a la región.
Médici utilizó el Programa de Integración Nacional para encubrir que los militares torturaban, asesinaban y se deshacían de los cadáveres de los opositores. No fue hasta más de 40 años después que un memorándum de la agencia central de inteligencia estadounidense, la CIA, desenterrado por el profesor Matias Spektor, de la Fundación Getúlio Vargas, reveló que 104 prisioneros fueron ejecutados sumariamente en las instalaciones del Ejército en el último año del gobierno de Médici, 1973, el mismo año en que comenzó a establecerse la localidad de Medicilândia, elevada a ciudad en 1988.
La ciudad surgió en la década de 1970, pensada para albergar a parte de los miles de nordestinos que llegaban a la región para trabajar en la construcción de la carretera Transamazónica
EL CRIMEN
También en 1988, a las 18.30 del jueves 22 de diciembre, Francisco Alves Mendes Filho, un líder cauchero más conocido como Chico Mendes, estaba jugando al dominó con un cabo y un soldado de la Policía Militar, dos guardaespaldas que le había enviado el gobierno de Acre. Tras la partida, en su casa de Xapuri, a 187 kilómetros de la capital, Rio Branco, se levantó y se dirigió a la ducha que había en el patio trasero. Darci, de 21 años, estaba escondido detrás de un cocotero y armado con una escopeta del calibre 12, como confesaría cuatro días después. A las 18.45, Chico Mendes recibía 42 perdigones de plomo en el lado derecho del pecho.
La noticia dio la vuelta al mundo. Tres años antes, Chico Mendes había liderado el Encuentro Nacional de Caucheros, en el que se creó la Unión de los Pueblos de la Selva, una alianza sin precedentes entre caucheros, Indígenas, cultivadores de castañas y Ribereños. Chico Mendes unió a los que querían que la selva siguiera en pie, contra los deforestadores agremiados en la Unión Democrática Ruralista. Cauchero y sindicalista, denunció la devastación de la Amazonia ante la Organización de las Naciones Unidas.
Chico Mendes fue asesinado cuando salió a darse una ducha en el patio trasero de su casa en Xapuri, en el estado de Acre. Hoy, el lugar se ha convertido en un museo. Fotos: Homero Sérgio/Folhapress y Odair Leal/Folhapress
Trece días antes de morir, Chico Mendes había anunciado su inminente asesinato. En una entrevista concedida al Jornal do Brasil el 9 de diciembre de 1988, declaró que Darly Alves y su hermano mayor, Alvarino, lo habían amenazado de muerte. Envió cartas a las autoridades advirtiéndoles. Tras la expropiación del cauchal Cachoeira, del que Darly alegaba ser dueño y donde pretendía meter ganado, Chico Mendes se puso en el punto de mira del ladrón de tierras públicas. Tres meses antes de ser asesinado, el sindicalista buscó los antecedentes penales de Darly en el estado de Paraná y los hizo llegar al entonces superintendente de la Policía Federal en Acre, Mauro Sposito. «Yo era corresponsal del [periódico] Estadão en Acre. Hice un reportaje sobre Chico diciendo que era el objetivo de un complot», cuenta el reportero Altino Machado, de 62 años, que cubrió el caso.
Sposito, ahora jubilado, fue también coordinador de operaciones fronterizas especiales y superintendente de la Policía Federal en el estado de Amazonas durante ocho años. Al preguntarle SUMAÚMA si era cercano a Darly y a los ganaderos, respondió: «No, en absoluto». «Eso son cuentos». En aquel momento, afirmó haber recibido una carta rogatoria del obispo Moacyr Grechi, amigo de Chico Mendes, contra Darly. «Iba dirigida al juez de Xapuri», cuenta el antiguo superintendente. «Le dije: «Mira, no puedo darle curso porque está dirigida al juez de Xapuri»». Sposito afirmó que solo había visto a Darly una vez.
Cuatro días después del asesinato, Darci se entregó a las autoridades. «La policía no cree que sea el autor del crimen. Presume que se entregó para alejar a su padre de la policía», informaba al día siguiente la portada del Jornal do Brasil. Durante la reconstitución del crimen que hizo la policía en aquella época, que duró cuatro días y dio lugar a un vídeo de seis horas, Darci dio detalles. La posición en la que se encontraba (sentado), que estaba nervioso («Sí, señor, me puse nervioso»). La campana de la iglesia, que escuchó mientras permanecía al acecho. La luz en la cara de Chico. La linterna que sostenía la víctima. Peritos de la Universidad Estatal de Campinas y algunos policías de São Paulo fueron convocados para llevar a cabo la investigación, que el tribunal consideró «impecable», como escribió el periodista Zuenir Ventura en su libro Chico Mendes: crime e castigo (2004). «Lo hice yo. Ese hombre no dejaba de amenazar a mi padre. Todos los días en la prensa, en la radio. Todos los días», dijo por aquel entonces el asesino confeso. «Disparé el arma y salí corriendo».
A SUMAÚMA, Darci negó haber asesinado a Chico Mendes y prometió revelar «la verdad» en un libro. «Yo no maté a Chico Mendes. No lo maté», dice. «Puedo asegurar con absoluta seguridad que yo no apreté el gatillo. Me entregué a las autoridades para intentar confundirlas. En aquella época, alguien habló conmigo y acabó convenciéndome». Darci no entró en detalles. «Sueño con escribir un libro en el futuro. Una visión más amplia y completa. Si quieres escribir el libro, ven a verme. La tendencia es que tenga una gran repercusión e incluso se haga una película». Al preguntarle si conocía a otro autor del crimen, se rio. «Es la pregunta del millón, ¿no?», dijo. «Quien sabe, quizá yo podría ir más lejos».
La edición del Jornal do Brasil del 23 de diciembre de 1988 informaba del asesinato de Chico Mendes. A la derecha, la entrevista en la que, unos días antes, contaba que había sido amenazado de muerte
EL TESTIGO
La confesión de Darci en 1988 se hizo más creíble con el testimonio de Genésio Ferreira da Silva, testigo clave en el proceso. De los 7 a los 13 años, vivió en la hacienda Paraná, en las afueras de Xapuri, donde se tramó la muerte de Chico Mendes. Vivía con su hermana, la mujer de Oloci, hermano de Darci por parte de padre. En su libro Pássaro sem rumo: uma Amazônia chamada Genésio (Pájaro sin rumbo: una Amazonia llamada Genésio), publicado en 2015 por el Instituto Vladimir Herzog, contó lo que sabía del caso.
Según Genésio, Darly solía llevar un revólver del calibre 38 en la cintura. Temido, con fama de sicario y mujeriego, vivía con cuatro mujeres. Después de tener una aventura con una prostituta en el estado de Paraná, Darly se llevó al hijo de ambos, Darci, a Acre, donde Natalina, una de las esposas, lo crio. «La vieja Natalina y los tres hijos mayores, Oloci, Darlizinho y Vera, sus hermanos por parte de padre, lo maltrataban», cuenta Genésio en el libro. «Se sentía humillado (…) Era nervioso, era ese tipo de persona enfadada con la vida. (…) Por eso era rebelde y peligroso, muy peligroso, y se consideraba el hijo bastardo de la familia».
Genésio pronto conoció el lado oscuro de Darci. «Darci, Oloci, Amadeu y Serginho [sus primos] habían asesinado a dos estudiantes bolivianos que llevaban en el equipaje entre 1 y 2 kilos de cocaína pura. Los mataron a petición del hacendado Darly», escribió. Genésio vio el día en que los bolivianos pasaron y no volvieron. Oyó cuatro tiros. Entonces vio a Darci con un paquete en la mano, lleno de un polvo blanco. «Hoy reconozco que era cocaína», dijo Genésio a SUMAÚMA. A sus 56 años, ha pasado parte de su vida en clínicas para alcohólicos.
Genésio Ferreira da Silva, único testigo del asesinato de Chico Mendes, se vio obligado a abandonar su estado natal para evitar que lo mataran. Foto: Bruno Kelly/Amazônia Real
Con SUMAÚMA Darci se salió por la tangente: «Ni siquiera sé adónde quieres llegar, porque yo no tengo nada que ver con eso, con los bolivianos. No los conocí, solo oí hablar de ellos. Incluso hubo una investigación, me escucharon, pero no estuve implicado».
Genésio también recuerda haber oído a Darly anunciar que mataría a Chico Mendes. «Dijo que a Chico Mendes no le quedaba ni un año de vida. Antes de matarlo, dijo que iba a pedirle a Chico Mendes que fuera padrino, solo para matarlo. Iba a decirle a Chico Mendes que fuera a la hacienda, para pedirle que fuera padrino y, entonces, lo mataría», dijo Genésio a Zuenir en una entrevista en 1988. A SUMAÚMA, repitió todo lo que dijo en su momento y más tarde escribió en el libro, donde detalla cómo se tramó el asesinato de Chico Mendes.
FAMILIA DE SICARIOS
El método traicionero de Darly seguía el ejemplo del patriarca de la familia, Sebastião Alves. Padre de Darly, era un temido agricultor del estado de Minas Gerais en la década de 1950. En 1958, Darly y dos de sus hermanos, junto con su padre, mataron a un tropero y a su hijo de 15 años en el interior de Minas Gerais. Denunciados por el Ministerio Público en 1963, los Alves huyeron al estado de Paraná.
Allí, volvieron a matar. En 1969, un sicario ejecutó al comerciante Ângelo Urizzi, judío de origen austríaco con el que Darly mantenía una disputa por tierras. En 1973, el hijo de ngelo, Acir Urizzi, fue asesinado. En 1974, Darly huyó de Paraná al estado de Acre, concretamente a la ciudad de Xapuri. Más de 20 años después, fue condenado por el asesinato de Acir Urizzi. Por el de ngelo quedó impune.
Fue la documentación sobre estos crímenes lo que Chico Mendes rescató con la esperanza de ver a Darly detenido en Acre. No sirvió de nada. En diciembre de 1988, Genésio, el testigo clave, escuchó el siguiente diálogo, según relató en su libro: «¿Todo listo para quitar de en medio a Chico?», preguntó Darly a Darci y a su primo, Serginho. «Sí, señor», respondió Serginho. «¿Lo han planeado bien, como les pedí?», continuó Darly. «Tal y como usted pidió», respondió Darci. En el libro, Genésio afirma que Darci ganó 150 cabezas de ganado como recompensa por el asesinato.
Dos años después del crimen, Darly y Darci fueron condenados a 19 años de prisión. Foto: Antônio Gaudério/Folhapress
Tras confesar, Darci cambió su declaración dos veces: primero dijo que no estaba en Xapuri el día del asesinato; después, negó ser el autor del delito. En 1990, Darly y Darci fueron condenados a 19 años de prisión por el asesinato del líder cauchero.
CÁRCEL Y FUGA
En febrero de 1993, tras serrar los barrotes y escapar de la cárcel, en Acre, Darci y Darly se refugiaron en la región de Medicilândia. Darly se presentaba como João Mato Grosso. Darci se convirtió en Daniel.
«Todo el mundo lo conocía [a Darly] como João Mato Grosso, que venía de Mato Grosso y no de Acre, y Darci era Daniel», afirma Ademir Venturin, presidente de Cacauway, una fábrica de chocolate vinculada a la cooperativa de productores de cacao de Medicilândia. Raimundo Xavier, presidente del Sindicato de Trabajadores Rurales de la ciudad, recuerda haber visto llegar a Darci a la región. «Eran él y su padre, Darly, conocido como João Mato Grosso. Nadie sabía muy bien cómo se llamaba», dice Raimundo. «Iba por ahí comprando tierras».
A SUMAÚMA, Darci confesó haber utilizado un nombre y un documento falsos. «El nombre de Daniel, el alias de Daniel, lo utilicé cuando salí de Acre. Me había escapado de la cárcel y un herma… un pariente mío me dio su documento de identidad para poder salir. Llegué aquí con ese nombre», dice Darci. «No quise decirle a la gente que dejara de llamarme así. Pero en todos mis documentos pone Darci Alves Pereira. Aquí en la región, si preguntas por Darci, poca gente sabe quién es».
Darci llegó a Medicilândia con el nombre de Daniel. En las redes sociales comparte mensajes de derechas y vídeos de sus cultos. Foto: Reproducción/Facebook
En junio de 1996, la Policía Federal detuvo a Darly en Medicilândia. Darci huyó. Fue capturado cinco meses después en Paraná, en la frontera con Paraguay. Padre e hijo cumplieron el resto de la condena en Brasilia, hasta que , en 1999, Darly fue puesto en arresto domiciliario y Darci, en régimen semiabierto.
Darly se dirigió a Acre. A sus 88 años, vive en una casa en la capital del estado, Rio Branco. La familia es rica. En la hacienda Paraná crían ganado y Tambaquíes.
Darci volvió a Medicilândia y empezó a transformarse en otro personaje.
EL PASTOR DANIEL
Pasada la zona urbana de Medicilândia, el asfalto de la carretera BR-230, la Transamazónica, da paso a una carretera de tierra llena de baches e intransitable con lluvia. A 46 kilómetros del centro, frente a una Tierra Indígena y una base de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas, se encuentra la región denominada «Travessão del km 130». A 16 kilómetros de la carretera, pasando cuatro arroyos, dos iglesias evangélicas y una docena de casitas de madera, hay una gran construcción de albañilería en un terreno de 400 hectáreas, con techos altos y paneles solares en el tejado. En el pórtico, una bandera brasileña. En una esquina, una cámara de seguridad y un cartel: «perro peligroso». Dentro, una camioneta 4×4 de color granate con un adhesivo de Jair Bolsonaro en el parachoques. Es la casa de Darci.
La apertura de la carretera Transamazónica arrancó árboles y animales para dar paso a los pastos. También trajo el robo de tierras públicas y la expulsión de Ribereños e Indígenas
«El Travessão tiene fama de esconder a malhechores», dice un habitante de la región, también de forma anónima. Cuenta que uno de los terratenientes de allí es Regivaldo Galvão, condenado a 25 años de cárcel como autor intelectual del asesinato de la misionera estadounidense Dorothy Stang en 2005. «Si te fijas, en este Travessão hay mucha mierda».
En 2018, según los vecinos, Darci fundó una iglesia evangélica llamada Misioneros de la Última Hora, una extensión de la Asamblea de Dios. «Él era católico. Después de pasar por la cárcel, optó por otra religión y se hizo pastor», dice Venturin, de la cooperativa de cacao. Darci construyó una capilla y empezó a llevar seguidores a los ríos, para bautizarlos. «La gente creía en su recuperación, en su santificación», dice otro vecino. «Pero fue por poco tiempo. Igual que subió, cayó».
Los fieles empezaron a abandonar la iglesia. «Cuando vieron cómo trataba a la gente, su arrogancia, su poder económico, empezaron a irse poco a poco, no quedó nadie», recuerda un vecino. «Se dieron cuenta de que no era pastor». La iglesia se cerró. Hoy, Darci está creando una nueva comunidad religiosa en Altamira, uno de los centros regionales de la Transamazónica, a 85 kilómetros de Medicilândia. «Lleva una camisa de pastor y una Biblia bajo el brazo, pero sabemos que no tiene corazón… Sus actitudes ambientales no demuestran que proteja la Amazonia».
Regularmente, Darci celebra cultos evangélicos en Acre, en la misma hacienda en la que se planeó el asesinato de Chico Mendes.
Brasil Novo, localidad vecina de Medicilândia, también recibirá una estatua en homenaje al ganado. En la región, los pastos comparten espacio con las plantaciones de cacao
Darci vive con su mujer, Deusimar Vidal, y un hijo menor de edad. Cuatro de sus hermanos, hijos de Darly, viven cerca. En la parcela hay 200 cabezas de ganado, tractores, maquinaria y 60.000 árboles de cacao, en los que trabajan al menos seis aparceros. En el Catastro Ambiental Rural, un registro público electrónico autodeclarado, la tierra está a nombre de Deusimar y ubicada en Uruará. En el registro de la propiedad de ese municipio, no hay constancia del inmueble. En el registro de la propiedad de Medicilândia, una empleada informó que había inscripciones y registros a nombre de Deusimar, pero no especificó la ubicación de los inmuebles. Darci afirma que compró las tierras legalmente: «No robamos ni invadimos la tierra de nadie. Pedimos hipotecas. Soy el único aquí [en el Travessão] que tiene la escritura pública, el registro de la propiedad y el memorial de la tierra. En su momento pagué la deuda del Incra [Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria]», dijo a SUMAÚMA.
Al menos cinco familiares de Darci figuran en la lista de infractores medioambientales del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama): Darly (padre), Oloci (hermano), Guinaldo (hermano), Gentil (primo), así como Deusimar, su esposa, que fue multada con 900.000 reales (unos 175.000 dólares) por deforestar 183 hectáreas de vegetación autóctona en Uruará, municipio vecino de Medicilândia. El Ibama embargó la zona. Medicilândia es una de las 25 ciudades más deforestadas del país.
Los granos de cacao que cultiva Darci van a parar a multinacionales, que los distribuyen en el mercado brasileño y en el extranjero a través de la estadounidense Cargill y la belga Barry Callebaut, las mayores compradoras del producto en Medicilândia. Cargill bloqueó a Darci como proveedor directo. «Fue en gran medida una cuestión de disposición política que ya no quisieran [comprar cacao a Darci]», afirma un antiguo empleado de Cargill, entonces responsable del cumplimiento de la normativa socioambiental de la empresa, que prefirió mantener el anonimato.
A la pregunta de SUMAÚMA de si se le impidió vender a Cargill por el caso de Chico Mendes, Darci respondió: «Tengo unos documentos, pero no quiero entrar en detalles. Tenemos un proceso en marcha para certificar nuestro cacao, pero bueno… Ellos tomaron esa decisión…». Cargill afirmó, en un comunicado de prensa, que Darci fue proveedor de la compañía durante un mes en 2018 y está bloqueado «por no adecuarse a las políticas de los proveedores» de la empresa. La belga Callebaut fue contactada por correo electrónico e Instagram el 16 de mayo pero no respondió.
En 2022, los productores de cacao de Medicilândia tuvieron un beneficio de 693 millones de reales (unos 135 millones de dólares). Las plantaciones alcanzaron las 44.000 hectáreas y la cosecha ascendió a 51.000 toneladas de almendras, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. La superficie dedicada al cultivo del cacao es cuatro veces mayor que la reservada a la banana, 441 veces mayor que las plantaciones de azaí y más de 8.000 veces mayor que las de guaraná. El suelo fértil de la región, la edad de los árboles de cacao (cuanto más viejos, más producen), las sequías de Costa de Marfil (el mayor productor mundial del fruto) y el avance en Bahía de la plaga escoba de bruja han convertido el cacao de Medicilândia en el más codiciado del mundo y a la ciudad, en la mayor productora de cacao de Brasil.
Antigua fábrica de azúcar junto a una plantación de cacao: Medicilândia es conocida como la capital brasileña del cacao
Fue idea del senador de Pará Zequinha Marinho, aliado de Jair Bolsonaro, proponer un proyecto de ley en 2020 para concederle a Medicilândia el título de «capital brasileña del cacao». El parlamentario defiende reducir los límites de la Tierra Indígena Cachoeira Seca, medida que interesa a madereros, ladrones de tierras públicas y hacendados. Darci publicó fotos en las redes sociales en las que aparece abrazando a Marinho y a otros parlamentarios de extrema derecha. Por medio de un comunicado, la oficina de prensa de Marinho afirmó a SUMAÚMA que el senador es de otro partido y que «no tiene ninguna relación con el señor que este vehículo de prensa está investigando». Sobre los proyectos de Marinho, la oficina de prensa dijo que el parlamentario «lucha por los intereses de Pará».
A Darci también le interesa la política. En 2022 fue con su mujer al palacio presidencial de la Alvorada, en Brasilia, para reunirse con Bolsonaro. «No estoy de acuerdo con que un hombre se case con un hombre, que una mujer se case con una mujer», declara Darci, que se afilió al PL en febrero de 2022.
Después de que Lula ganara las elecciones presidenciales en 2022, Darci y Deusimar participaron en las manifestaciones bolsonaristas que pedían un golpe militar. Sus vecinos se dieron cuenta de que, en la época de los actos antidemocráticos del 8 de enero, Darci vendió varias cabezas de ganado. «Es uno de los patrocinadores del 8 de enero», afirma un vecino. «Dicen que apoyó las manifestaciones golpistas con 60.000 reales [unos 12.000 dólares]. Otros dicen que fueron 30.000 [unos 6.000 dólares]. El hecho es que en ese período vendieron mucho ganado». Darci lo niega. «Es mentira. No sé de dónde has sacado eso… Nunca lo haría. Si tuviera que ayudar a alguien, sería para una obra de Dios, pero no para estas cuestiones políticas. Nunca lo haría».
A principios de abril, por orden del presidente nacional del PL, Valdemar Costa Neto, Darci fue desafiliado del partido «debido a su reprobable conducta personal», según el acta de la reunión del partido en Medicilândia que decidió su destitución.
«Valdemar tomó la decisión equivocada», dice Darci. «Yo estoy más limpio que él. Actualmente, no tengo ninguna causa abierta. ¿Y él me impide estar en el partido solo por mi pasado, por lo que hice hace tiempo? Pagué lo que debía a la Justicia, a la sociedad. Nada me impide ser un ciudadano corriente. Tengo derecho a participar, y le corresponde a la sociedad responder. ¿Cómo me ve la sociedad de Medicilândia?», pregunta.
Darci Alves Pereira fue destituido de la presidencia del directorio municipal del PL y expulsado del partido tras salir a la luz su pasado. Foto: Reproducción/Instagram
Con miedo, según un vecino del Travessão. «No me gusta hablar mucho de esa gente», dice. «Dan miedo. Son personas poderosas. Puede que Daniel no agarre una pistola y dispare, pero ¿quién está de su lado? Peces gordos, de aquí de Pará, de Acre, de Brasilia. Están conectados con todo tipo de gente importante».
La noticia de la salida de Darci del PL se propagó por los grupos de WhatsApp de Medicilândia y él acabó abandonando algunos. Los vecinos boicotearon una tienda de productos para la agroindustria que tiene en la ciudad.
Sin embargo, hay quien piensa que el destino de Darci en el PL es injusto. «Hizo lo que hizo, ya pagó y ahora está libre», dice Walter Oliveira, presidente del Sindicato de Productores Rurales de Medicilândia. «Lo conozco, es buena gente. Estuvo en nuestra asamblea. Intenta seguir con su vida. Si creemos que hay derechos humanos en este mundo, el señor Darci es un ejemplo de ello, tiene derecho a rehacer su vida», defiende. Los políticos parecen pensar lo mismo. «Varios partidos se han puesto en contacto conmigo», cuenta Darci.
Para los que siguen luchando por la selva, la inclusión de Darci en la vida de Medicilândia es algo que hay que lamentar. Así lo afirma Angela Mendes, hija de Chico Mendes. «Medicilândia no se merece a alguien que asesina a otra persona de forma cobarde. Tenemos que barrer de la política a gente con este tipo de antecedentes».
En el municipio que deforesta para dar paso al ganado, Bolsonaro obtuvo el 67,3% de los votos en las últimas elecciones presidenciales
Reportaje y texto: Bruno Abbud
Fotos: Christian Braga
Edición: Fernanda da Escóssia
Edición de fotografía: Lela Beltrão
Chequeo de informaciones: Plínio Lopes
Revisión ortográfica (portugués): Valquíria Della Pozza
Traducción al español: Meritxell Almarza
Traducción al inglés: Diane Whitty
Montaje de página y finalización: Natália Chagas
Coordinación de flujo de trabajo editorial: Viviane Zandonadi
Editora jefa: Talita Bedinelli
Directora editorial: Eliane Brum