Periodismo desde el centro del mundo

Golpistas invaden el Congreso Nacional, en Brasilia, el 8 de enero de 2023. Foto: Edison Bueno/Estadão Conteúdo

Querida comunidad SUMAÚMA:

Respiramos. Durante una semana. Y entonces los terroristas de Jair Bolsonaro invadieron el Palacio del Planalto, el Congreso Nacional y el Supremo Tribunal Federal, mientras su jefe estaba convenientemente en Florida, en Estados Unidos, adonde huyó antes de que terminara su mandato. Es imperioso que Bolsonaro vuelva al país para ser juzgado y encarcelado por sus crímenes. Y que cada uno de los criminales que intentaron dar un golpe el domingo 8 de enero de 2023 sea identificado, encontrado, juzgado y castigado. No podemos permitir que nos roben el aire una vez más. Las autoridades tienen que hacer lo que les corresponde, pero la lucha no se limita a ellas. Luchar por la democracia es una tarea intransferible de toda la sociedad brasileña.

En su primer discurso tras el intento de golpe, el presidente Lula sugirió que algunos madereros y mineros ilegales de la Amazonia estaban implicados en los actos de terrorismo en la Plaza de los Tres Poderes. Es razonable suponer que el presidente dispone de información de inteligencia para hacer esa declaración. Cuando concluyan las investigaciones, no sorprenderá que exista un vínculo entre los protagonistas del golpe y notorios grileiros (ladrones de tierras públicas) de la Amazonia, que suelen vivir en los estados del centro-sur.

El terrorista que intentó hacer estallar una bomba en el aeropuerto de Brasilia en diciembre es un empresario de Pará, que tiene negocios de combustible y transporte en ciudades del Arco de la Deforestación. Su nombre, George Washington de Oliveira Souza, da al episodio terrorista una nota de realismo fantástico. Jair Bolsonaro tuvo una idea similar cuando era militar del Ejército y creó un complot terrorista para hacer estallar bombas en los cuarteles como estrategia para conseguir un aumento de sueldo. En lugar de que un personaje con este nivel de crueldad e irresponsabilidad fuera castigado e inhabilitado para ejercer cualquier cargo público, siguió delinquiendo impunemente y se convirtió en presidente de la República.

Basta de impunidad. Amnistía a criminales de Estado nunca más.

La impunidad de las transgresiones que cometieron los agentes del Estado durante la dictadura empresarial y militar (1964-1985) engendró el humano monstruo llamado Bolsonaro, que nos tuvo de rehenes durante 4 años, dejando tras de sí un país arrasado, una selva muy cerca del punto sin retorno y casi 700.000 muertos por covid-19 —hay investigaciones sólidas que prueban que gran parte de las muertes podrían haberse evitado si él no hubiera boicoteado la lucha contra la pandemia—. El extremista de derecha ha estimulado y sigue estimulando golpes. Cobarde como siempre ha sido, ahora hace sus maldades cerca de Mickey Mouse, mientras sus terroristas pasan a formar parte de la cloaca de la historia. Si queremos tener un futuro, no podemos permitir que la impunidad marque el presente, como lo hizo en el pasado. Como escribió Ailton Krenak, «el futuro es ahora, puede que no haya mañana».

El manual de SUMAÚMA utiliza «dictadura empresarial y militar» para referirse al golpe de Estado de 1964 que sometió a Brasil a 21 años de excepción, durante los cuales centenares de civiles fueron encarcelados, torturados, secuestrados y asesinados. Muchos de los cuerpos siguen desaparecidos, torturando a sus familiares hasta el día de hoy. El número de indígenas muertos es muchas veces mayor: más de 8.000 indígenas fueron asesinados durante la dictadura, la mayoría en la Amazonia.

Utilizamos «dictadura empresarial y militar» para no olvidar jamás que una parte significativa del empresariado nacional participó en la destrucción de la democracia y en los crímenes que se cometieron. Como es notorio y hasta existe un documental al respecto, uno de ellos, Albert Henning Boilesen, hasta quería presenciar personalmente las torturas. Una vez más, algunos empresarios han apoyado los actos golpistas tras la victoria de Lula y en el intento de golpe de Estado del domingo 8 de enero, al igual que apoyaron todo el mandato del ultraderechista. Es imperioso identificar a los financiadores y articuladores de los actos terroristas, juzgarlos y castigarlos. Al igual que lo es aclarar cómo ha sido posible que un intento de golpe anunciado se concretara sin que las autoridades responsables, en todos los ámbitos y gobiernos, lo impidieran. Cabe recordar que los golpistas llegaron a pie a la Plaza de los Tres Poderes y realizaron todos los movimientos preparatorios frente al Cuartel General del Ejército.

Aunque el golpe haya podido consumarse, ya ha servido para retrasar todas las acciones y debates urgentes en Brasil. Incluso las tomas de posesión de ministros, como la de Sonia Guajajara en el nuevo Ministerio de los Pueblos Indígenas, han tenido que posponerse. La situación catastrófica por la invasión de mineros en los territorios Yanomami, Munduruku y Kayapó, entre otros, sigue agravándose cada día. Los que sufren amenazas de muerte por parte de los grileiros, como el líder campesino Erasmo Theofilo, la quilombola Natalha Theofilo y sus cuatro hijos pequeños, siguen refugiados para no ser asesinados. Bolsonaro y el bolsonarismo siguen intentando —y consiguiendo— secuestrar el tiempo y someternos a su perversa cotidianidad para que no hagamos más que reaccionar. Tenemos que recuperar el control del debate y de los días.

En SUMAÚMA siempre hemos dicho que, una vez vencida la catástrofe, tendríamos que enfrentarnos a lo muy difícil. Respiramos, sí, cuando Luiz Inácio Lula da Silva subió la rampa al lado de Raoni, la mayor referencia indígena de Brasil, y otres representantes de las minorías que han sido masacradas en los últimos 4 años de bolsonarismo. No podría haber simbología mejor para el nuevo momento de Brasil. Respiramos, pero sin deshacer nuestra posición de lucha.

Luchamos mucho en el ámbito del periodismo para que Bolsonaro fuera derrotado dentro del proceso democrático que él tanto ha transgredido. Pero sabíamos que la guerra contra la naturaleza continuaría y que, tras la justa euforia, vendría lo más difícil. Y ha venido. Y habrá muchas otras batallas, algunas entre las fuerzas internas del propio Gobierno. Jonathan Watts y Talita Bedinelli han prestado mucha atención a las promesas que Lula hizo durante los discursos de la ceremonia de investidura. El compromiso de SUMAÚMA con nuestra comunidad de lectores es el de seguir, fiscalizar y exigir que se cumplan todas ellas. Después de la intentona golpista del 8 de enero, hicieron también un análisis sobre por qué es necesario mirar a la Amazonia para entender el miedo que los terroristas le tienen al nuevo gobierno. Sin mirar la Amazonía, no es posible entender el Capitolio brasileño.

Ser periodista es documentar la historia en movimiento. Hacía mucho tiempo que no se producía un movimiento tan fascinante como la llegada de las indígenas al poder central. No como apoyadoras, sino en puestos estratégicos de comando. Para contar la historia de las historias de este momento, SUMAÚMA cuenta con Letícia Leite. Hasta esta edición, Letícia estaba entre bastidores, dirigiendo la Radio SUMAÚMA, nuestra rama fuerte en la oralidad en colaboración con la Red Wayuri de Comunicadores Indígenas, un podcast presentado por 2 periodistas de la selva: Elizângela Baré, indígena de São Gabriel da Cachoeira, en el estado de Amazonas, y Maickson Serrão, ribereño de la Reserva Extractiva Tapajós-Arapiuns, en Pará.

En esta edición, Letícia Leite muestra por qué es una de las periodistas que mejor comprende la nueva generación de indígenas en Brasil. Periodista y podcaster, master en Sostenibilidad junto a los Pueblos Territoriales por la Universidad de Brasilia, estudiosa de la juventud indígena y las nuevas tecnologías, Letícia trabajó durante 9 años en el Instituto Socioambiental y, en 2017, creó Copiô, Parente (¿me copias, pariente?), «el primero podcast de Brasil realizado para pueblos indígenas y pueblos de la selva». En 2021, fundó Vem de Áudio, una productora de podcasts centrada en generar contenido con los pueblos-selva. La sonrisa de Letícia es tan increíble como su voz: además de competencia, trae a SUMAÚMA desenfado y buen humor desde Manaos, ciudad a la que se mudó el año pasado con una mochila llena de ideas y entusiasmo.

Es por ello que solo Letícia podría contar cómo las mujeres indígenas, especialmente la ministra Sonia Guajajara, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), y la presidenta de la Funai Joenia Wapichana, de la Red de Sostenibilidad (Red), han llegado al poder para ocuparlo y comandar. Su crónica política de las habladurías entre bastidores de este movimiento es fresca, sin perder densidad. Es la crónica de alguien que no sobrevuela, sino que observa desde el suelo y observa desde hace al menos 13 años. Letícia también firma la entrevista con la parentísima Célia Xakriabá (PSOL), diputada federal que promete convertir su poética en borduna (cachiporra indígena) en el Congreso Nacional. Estas dos piezas son el plato fuerte de este octavo boletín, el primero de 2023.

Para los que están de vacaciones —y también para los que no—, la editora Talita Bedinelli ha preparado una lista de 10 películas (documentales) para empezar a conocer la Amazonia o sumergirse en la selva que todavía regula el clima, a pesar de todos los ataques que sufre. Talita ha tenido el cuidado de recomendar obras que están disponibles e indica dónde encontrarlas. Cada documental los acercará más a la mayor selva tropical del planeta.

Entre el 6 de diciembre, fecha de nuestro último boletín, y hoy, hemos cumplido la promesa de entregar a nuestra comunidad por lo menos un reportaje o artículo. Hemos hecho más que eso. Paramos para reorganizar nuestra jovencísima plataforma-árbol, pero no totalmente. Antes de Navidad, publicamos 4 piezas. Las incluimos en este boletín. Destaco especialmente un artículo que escribí con Jonathan Watts para mostrar qué está en juego cuando Ronaldo, el ex-Fenómeno, y algunos jugadores de la selección brasileña comen oro. El Mundial parece que ya está lejos, pero la destrucción que provoca la minería ilegal del oro está muy presente, y que se pare de comprar joyas de oro es una campaña permanente de SUMAÚMA. Entre Navidad y el primer día de 2023, paramos para reorganizar nuestra vida interna, personal, darle cariño a la familia, leer algunas novelas polvorientas, ver algunas películas tontas, porque, como nos recuerda Célia Xakriabá, también hay que tener una política del tiempo.

Cabe decir que estamos de luto desde la madrugada del primer día de 2023. Joaquim Melo, inventor de la menor mayor librería del mundo, anunciado como nuestro nuevo colaborador en el boletín anterior, nos ha dejado. Se encontró mal unos días antes, su corazón sufrió un infarto sin previo aviso y luchó durante muchos días en el hospital. Joaquim tenía mucho por lo que vivir. Creo que, cuando entendió que no podría seguir abriendo su mágica Banca do Largo, en la plaza central de Manaos, mi amigo luchó para morir en un Brasil que ya tuviera una nueva administración. Repetimos en este boletín su primera colaboración, que hizo con un cariño tan inmenso como su conocimiento: una lista de 10 libros para (empezar a) conocer la Amazonia. Y te invitamos a adentrarte en esta selva de letras.

Tenemos muchos sueños y pensamos que los sueños sirven para que existan como una realidad que cambia realidades. Tenemos mucha imaginación y creemos que es un instrumento poderoso para crear futuros. Ustedes podrán seguir lo que soñamos e imaginamos en las próximas ediciones. Y esperamos que se unan a nuestra comunidad, si todavía no lo han hecho, y participen más, si ya nos acompañan. En diciembre realizamos dos encuentros en línea con nuestra comunidad. Fue hermoso. Por lo menos, para nosotros lo fue. Prometemos crear más espacios de participación a lo largo del año, una promesa que ustedes deben seguir, fiscalizar y exigir que se cumpla.

2023 será también lo que imaginemos para 2023. En SUMAÚMA seguiremos luchando en pie, como una selva. Y utilizando la alegría como potencia de actuar.

Eliane Brum
Idealizadora y directora de redacción de SUMAÚMA


Traducción de Meritxell Almarza

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