Periodismo desde el centro del mundo

Selva literaria: Anna Dantes en su despacho-biblioteca en lo alto de la colina de Santa Teresa, en Río de Janeiro

Entramos en casa de Anna Dantes con diez meses y unos 15 minutos de retraso. El ascensor se detuvo en la cuarta planta, la puerta de tijera se abrió y ella nos recibió con una sonrisa: «¡Me alegro de que hayan venido!». Detrás de la anfitriona, el apartamento se abría entero a la Bahía de Guanabara. El paisaje que intento describir, sustantivo y adjetivo, se sale del encuadre. Además del océano, la vista tiene un horizonte, colinas, una alfombra verde, casas. Desde el despacho-biblioteca hasta el comedor, las ventanas de diferentes ambientes —techos altos, casi sin paredes— muestran el laberinto de la existencia natural y urbana de Río de Janeiro: mucha belleza, algún desajuste. Había una agradable luz de invierno. De los seres invisibles, pudimos sentir la entrada de una buena brisa, un casi viento. Señalábamos el Pan de Azúcar y preguntábamos si lo que veíamos era un trocito de la Floresta da Tijuca.

Anna vive en lo alto de una colina, en Santa Teresa, en la región central de la ciudad. Es el barrio del histórico tranvía, del Parque de las Ruinas, del museo Chácara do Céu y la favela Morro da Coroa. Sus vecinos son Glória, Catete y Laranjeiras.

La ciudad desde la ventana: la existencia natural y urbana de Río de Janeiro tiene mucha belleza y algunos desajustes

Este relato empieza en primera persona del plural porque Lela Beltrão estaba conmigo aquella tarde de agosto. Editora de fotografía de SUMAÚMA, Lela dejó los zapatos, el equipo y la formalidad en la entrada y se abalanzó sobre la barandilla antes incluso de acariciar a los familiares más-que-humanos que nos observaban: Bino, el perro mestizo albino de 10 años, adoptado a los 2 y medio, Luke y Leia, gatos skywalker de 7 años.

Lela adora a les más-que-humanes, pasó su infancia en Río de Janeiro, visita la ciudad a menudo y tiene suficiente experiencia de vida y de Selva Amazónica para dimensionar sus propios asombros visuales. Creo que es importante explicarlo para calificar la gracia y la belleza de su llegada al apartamento de Anna Dantes.

Mis ojos, lubricados, buscaron el semblante de la dueña de la casa. Ahí estaban la sonrisa y la mirada pacífica y divertida: no era la primera vez que reaccionaban a la vista de su salón con cada centímetro del cuerpo.

Me acomodé donde más me gusta, en el suelo, de espaldas a la Naturaleza distractiva y de cara a Anna y a su fabulosa biblioteca. Mi mano izquierda acariciaba a Luke, la otra sostenía el lápiz. Bino, sin más ni menos y con los ojos azules, me olisqueó el hocico.

Grabadora en marcha, empecé: «Creo que tenemos que hablar de la lentitud, Anna. Esta entrevista escucha empezó hace casi un año. Te agradezco que no te hayas dado por vencida con nosotras». La respuesta: «Qué va, si me parece genial. A veces estas conversaciones, que son para el mundo exterior, las organizas desde dentro, ¿no crees? Es un momento de reflexión. Está muy bien. Tienes que organizar para contar».

(Quiero explicar la palabra «entrevista» tachada unas líneas más arriba. El querido periodista-selva Soll iluminó este pasaje: él siempre utiliza «escucha» en lugar de «entrevista». Escucha es atención, disposición, presencia. Me parece una elección preciosa. La registro, la adopto y la comparto.)

Relatos salvajes: el gato Luke y el perro Bino escuchan las historias de Anna Dantes en una tarde de invierno

Organizar para contar

En septiembre de 2023, Eliane Brum me encargó la misión de escribir sobre Anna, la casa editora Dantes y sus proyectos. ¿Quién es esta editora? ¿La mujer? ¿La casa? Un año después, mientras Brasil arde aún más y apenas podemos respirar, ordeno las palabras en las páginas.

Menos mal que hago otras cosas en el plazo acordado y que ninguna de las implicadas desistió de la jornada antes de que la escritura se materializara. Quizá necesitábamos ese medio tiempo, o el tiempo entero, para hacer los respectivos viajes, juntas y por separado. Tomar conciencia y distancia. Leer, aprender y experimentar.

Han nacido al menos cuatro bebés humanos y más-que-humanos en Dantes y SUMAÚMA. Se han escrito ríos de letras, balanceado hamacas, compartido pensamientos, impreso, editado y publicado páginas. Hasta hemos celebrado nuestro segundo aniversario. Dantes, que es deliciosamente lenta, ha cumplido 30 años y ha lanzado otro libro (Filosofía de la casa, del italiano Emanuele Coccia, con traducción al portugués de Alice Alberti Faria y dibujos de Luiz Zerbini).

Camino natural

Cuando empecé, solo sabía que Anna había fundado una editorial dentro de su propia tienda de libros antiguos, entre estanterías que hasta entonces guardaban sobre todo ediciones raras, procedentes de coleccionistas. Al principio, la línea editorial partía de «experiencias históricas y humanas». Poco a poco, se fue decantando por «perspectivas menos antropocéntricas y más vegetales. Somos una editorial lenta que publica uno o dos libros al año».

Anna tiene 57 años y dos hijos ya mayores. Lucas y Josué. No fue a la universidad. Llegó a trabajar con su padre —el empresario José Paulo Gandra Martins— como representante comercial y, cuando ya era editora, creó con una amiga un perfume que olía a «cosas antiguas» (así lo cuenta el periodista Marcos Sá Corrêa en la revista piauí en otro septiembre, el de 2008). En la editorial Dantes, Anna empezó vendiendo libros de coleccionistas y editó proyectos de arte, cultura y poesía. Hoy edita textos sobre vida, Naturaleza, mundos y sueños.

Recuerdo de Acre: registro de uno de los viajes a la Amazonia durante la edición del Livro da Cura, con el pueblo Huni Kuin

Junto con un equipo multidisciplinar, organizaciones que apoyan y financian sus iniciativas, así como voluntarios y amigos, Anna hace eventos fundamentados en conocimientos ancestrales, Indígenas, botánicos y científicos. Gran parte de las actividades nacen de palabras impresas: una vez escritos y leídos, los libros siguen hablando.

Hicimos una primera reunión en línea y seguí investigando: la librería que se convirtió en editorial —y durante bastante tiempo fue ambas cosas al mismo tiempo— existió en el centro de Río de Janeiro de 1994 a 2005. Un amigo de Anna, el poeta Waly Salomão, utilizaba la tienda como taller creativo. Nacido en Jequié, en el estado de Bahía, en 1943, fue secretario nacional del libro durante el período en que Gilberto Gil fue ministro de Cultura y murió en 2003.

(Quédate conmigo, pero luego recorre este álbum de fotografías. Es una colección de recuerdos del «animado lugar que celebraba la ciudad y la literatura»).

Al principio, era una librería de viejo: escenas de la librería cuando empezaba y Anna Dantes en el centro. Fotos: archivo personal, Nana Moraes y Bel Pedrosa

El primer libro que editó Dantes se publicó en 1997. O Subterrâneo do Morro do Castelo (El Subterráneo del Morro do Castelo, sin traducción publicada en español), del escritor Lima Barreto, inauguró la Colección Babel, creada para «reeditar joyas perdidas en estanterías, manuscritos y cajones». El libro reúne por primera vez en un solo volumen y en formato de novela las crónicas de las excavaciones que, con el pretexto de «modernizar» la zona, llevó a cabo la municipalidad de Río de Janeiro en el Morro do Castelo, la colina que daba nombre al barrio humilde y donde había nacido la ciudad. Los textos fueron publicados en el diario Correio da Manhã entre abril y junio de 1905 por el entonces reportero Lima Barreto. «Recogí fragmentos y vi allí una obra nueva», dice Anna. «Me interesa mucho la cuestión de la memoria. Desde los libros antiguos hasta la memoria de los demás. Me convertí en editora porque la memoria de Lima Barreto se estaba desvaneciendo, porque su texto se había perdido».

Nave de la memoria

Editar historias que podrían caer en el olvido fue un movimiento natural dentro de la librería de viejo. Las ideas brotaban de las conversaciones en el mostrador y de las fiestas delante de la tienda. Antes de llegar a las plantas y a los Indígenas, pasaron muchas cosas en la vida de Anna y en la editorial: proyectos de arte, poesía, biografía. Pero, al final, una simbiosis de la Naturaleza y los saberes tradicionales y académicos las alcanzó a ambas.

Por su edición de Una Isi Kayawa – Livro da Cura (Una Isi Kayawa: el libro de la cura, sin traducción publicada en español), del pueblo Huni Kuin, Dantes fue galardonada con el tercer puesto del premio Jabuti —el más importante de la literatura brasileña— en la categoría de Ciencias de la Naturaleza. Eso sucedió en 2015. Gracias a esa obra, soñada por el chamán Agostinho Ika Muru (1944-2011), Anna pisó por primera vez la Selva Amazónica y nunca dejó de sentir ese suelo. De aquella experiencia nació una fuente tipográfica basada en los dibujos de las letras que realizaron los propios Indígenas. Arial, Verdana o Times New Roman no servían para las prácticas medicinales y los conocimientos de las plantas. La escritura se hizo en Huni Kuin.

Fuente original: para imprimir los saberes de los Huni Kuin en el Livro da Cura, se creó una tipografía exclusiva a partir de las letras que dibujaron los Indígenas

Las jornadas de los libros de la editora Dantes siempre han sido así, expandidas, pero en 2018 el nacimiento de Salvaje: Ciclo de Estudios sobre la Vida transformó aún más este movimiento. Es entonces cuando la jornada de los libros de Dantes parece encontrar su mayor sentido: promover una transformación cognitiva a través de contenidos en diversos formatos: oralidad, producción audiovisual y escrita, diarios de aprendizaje y encuentros, conversaciones y relaciones.

La idea de Salvaje, fundado por Anna Dantes y el pensador y escritor Ailton Krenak, es que cada libro que Dantes edite y publique se multiplique en acontecimientos. Hay lanzamientos que duran toda la noche, como el de Umbigo do mundo (Ombligo del mundo, sin traducción publicada en español), de Francy Baniwa. El libro de antropología escrito por la autora Indígena en Brasil, narrado por su padre (Francisco Baniwa) e ilustrado por su hermano (Frank Baniwa), tuvo lugar literalmente en abril de 2023 durante una vigilia de memorias ancestrales en el Museo Nacional de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

Charlas de Ailton Krenak con invitados, círculos de diálogo y de historias, escucha en los territorios, intercambios de experiencias entre pueblos de etnias diferentes, talleres de dibujo, exposiciones, ciclos de estudio, lecturas compartidas. Actividades culturales, artísticas y pedagógicas realizadas en colaboración. Un compromiso fundamental del proyecto Salvaje—convertido en 2024 en organización sin ánimo de lucro— es apoyar otro fruto de Dantes: las Escuelas Vivas. Un programa que hoy cuenta con cinco centros Indígenas de transmisión de conocimientos tradicionales. Tres de ellos están en la Selva Amazónica y otros dos en la Selva Atlántica.

En Salvaje y en Dantes, los libros son la semilla, la fuente, la puerta de entrada, y no el fin en sí mismos. ¿Por qué acabar en silencio tras cerrar la tapa? ¿Cómo (con)mover a los que no quieren o no pueden leer ahora? ¿Y si el libro estuviera vivo, un concepto soñado por el chamán Huni Kuin, en el estado de Acre, hace tantos años?

Noche de ideas: vigilia de presentación del libro Umbigo do Mundo, de la antropóloga Francy Baniwa. Foto: Ana Carolina Fernandes/SUMAÚMA

Una cascada en la piedra dura

Un mes después de nuestro primer encuentro en línea, Anna y yo nos encontramos de cuerpo presente por primera vez. Fue el 27 de octubre de 2023. Desayuno en el patio de una librería de São Paulo. De camino, sentía cómo el corazón me latía en los oídos: salí tarde de casa por mis torpezas domésticas; en el garaje me di cuenta de que había olvidado la llave; en la calle, me encontré con un atasco. Y calor. Mucho calor.

Había acabado de regresar de una inmersión en la sede de SUMAÚMA en Altamira, en el estado de Pará. Unos pocos kilómetros de asfalto caliente en un viernes laborable en São Paulo convirtieron mi reforestación interior en una olla de tensión. Anna estaba en la ciudad esa noche para la presentación de Um Rio um Pássaro (Un Río un Pájaro, sin traducción publicada en español), un libro de Ailton Krenak, en la sede del Instituto Tomie Ohtake.

A las diez y media estábamos juntas y a la sombra, aunque el calor era insolente y la claridad, desmedida. Yo me disculpaba, encendía la grabadora, pedía un panecillo con mantequilla y ella sorbía su segundo expreso y me contaba que el vuelo se había retrasado, que el avión que había dado marcha atrás en la pista y que el taxista de São Paulo les había dado las gracias por su onda de paz y tranquilidad. «Les» porque Anna iba con la directora de producción Madeleine Deschamps, de Dantes y del proyecto Salvaje, y la artista Mariana Rotili, que en aquel momento se encargaba de la comunicación del grupo, pero que dejaría el equipo en 2024.

El libro Um Rio, um Pássaro «tiene una historia superloca», dice Anna. «Y viene de un momento en que Ailton daba charlas en la selva, en los años 90, en una serie de viajes. Eso lo graba un fotógrafo japonés [Hiromi Nagakura], que guarda las palabras, las publica en japonés, el mismo traductor [Yoshihiro Odo] las traduce ahora al portugués y el libro vuelve». Anna también dijo que había estado pensando en ello: «[el libro] es algo que viene de las canoas, los ríos y las hamacas y llega a la inteligencia artificial». En la edición brasileña, a las notas de Nagakura se le añadió el texto inédito Uma Cachoeira (Una Cascada), en el que Ailton Krenak discute nuestra relación con la tecnología y nos advierte de una forma artificial de existir. Un modo de vida que se impone cuando la sociedad se deja sumir en lo que él llama el abismo de la neutralidad, de la no implicación, de mirar hacia otro lado si ocurre algo catastrófico, como la crisis climática. Este texto dice algo poderoso sobre la lástima de no sentir, sobre la separación del cuerpo de la Naturaleza y de la Naturaleza de la cultura.

«Y estamos aquí, en una ciudad que es muy hostil a la Naturaleza, hostil a la existencia», subrayó Anna aquella mañana. «Aquí es donde se lanza este libro. Creo que habrá evoluciones como las de una escuela de samba. Nuevos pasos, nuevas coreografías», añadió.

Nadie sabía exactamente dónde acabaría aquel viernes.

Está escrito en Uma Cachoeira: «Podemos responder a la dureza del mundo con el movimiento que hace el agua. Cuando el agua encuentra una resistencia muy fuerte, muy dura, forma una cascada maravillosa. Explota en energía que se propaga por la atmósfera, alcanzando la dirección del prana. […] Es el principio de la vida. Cura».

Fui a la presentación. El cielo se deshizo en lluvia desde última hora de la tarde. Sala abarrotada, público atento, buen ambiente. Hubo conversaciones, cantos e improvisaciones. Todo en su sitio. Al principio se habían repartido cincuenta números para los autógrafos y, cuando la mayoría ya nos habíamos resignado, Ailton Krenak le sopló un mensaje al oído a Anna Dantes. Ambos parecían tener la misma diversión en los ojos. Ella agarró el micrófono: «Es más temprano de lo que pensábamos, dará tiempo de autografiarlos todos».

Llovía a cántaros y había frescor en el paisaje sonoro. Ailton y Nagakura rubricaron y sonrieron hasta el último ejemplar.

Lluvia de ideas: Ailton Krenak y una carcajada en la presentación de su libro Um Rio um Pássaro en São Paulo

Mensajes del cielo, de la colina y otras cosas

En abril de 2024, en el Teatro Oficina, presencié otro encuentro Salvaje. Fue el círculo de diálogo sobre el Sol. A partir de dos preguntas: «¿Qué mensajes recibimos cuando decidimos escuchar al Sol?» y «¿Cómo su presencia, su influencia y su luz transforma la vida y nuestros pasos en la Tierra?», voces indígenas y no Indígenas —de la música, la literatura, la astrología, el teatro y la arqueología, entre otros campos del saber— transmitieron mensajes del y al Sol. El espectáculo anunciaba un nuevo ciclo de estudios.

En la apertura, la profesora Cristine Takuá, Indígena del pueblo Maxakalí y coordinadora de las Escuelas Vivas, sahumó la galería. El cineasta Carlos Papá, líder Guaraní Mbyá, utilizó cantos de su pueblo para hablar del nacimiento del Sol, de la vida y de aquel encuentro en la oscuridad. A continuación, cada uno de los demás invitados aportó su mensaje interpretando un planeta del cielo de esa noche.

La investigadora, poeta y astróloga Júlia de Carvalho Hansen representó a Júpiter. El papel de la Tierra quedó en manos del arqueólogo Eduardo Neves, autor de Sob os tempos do equinócio: oito mil anos de história na Amazônia central (Bajo los tiempos del equinoccio: ocho mil años de historia en la Amazonia central, sin traducción publicada en español). Habló de sus investigaciones sobre la tierra negra, suelos oscuros y muy fértiles que demuestran la presencia milenaria de los pueblos originarios en la mayor selva tropical del planeta.

Al llegar a Saturno, el ensayista y profesor de literatura José Miguel Wisnik eligió el cuento O recado do morro (El mensaje de la colina, sin traducción publicada en español) para hacer una lectura de la Naturaleza y los personajes del escritor brasileño Guimarães Rosa (1908-1967). La historia narra cómo siete recaderos transmiten un mensaje bajo el Sol, cada uno a su manera, transportando, transformando y transmitiendo una profecía —alguien morirá; será por traición— que el Morro da Garça (Colina de la Garza) envía al protagonista.

Tierra negra bajo el sol: el arqueólogo Eduardo Neves durante el encuentro del proyecto Salvaje en el Teatro Oficina, en abril de 2024. Foto: Reproducción/YouTube Salvaje

Pedro Orósio es un guía del sertón (región semiárida del nordeste de Brasil) que lleva a una comitiva formada por un naturalista europeo, un eclesiástico y un latifundista, además de un escolta, hasta el Río São Francisco. Viajan las personas, viaja el mensaje. Aquella noche, Wisnik hizo una lectura de la Naturaleza, los personajes y el lenguaje del relato.

Aquella noche escribí mucho. A mano. No paraba de tomar notas. El Sol, los planetas, el principio, el fin. La astronomía, la astrología, la antropología. La lengua.

Nos despedimos, Anna y yo, sin saber que nuestro próximo encuentro sería en agosto, bajo la luz perfecta del invierno carioca, cuando por fin subiría la colina de Santa Teresa para recibir los mimos de Bino y recoger los mensajes de Anna, de la selva y de los libros que alimentan la conversación viva y sin fin. Pues eso, Anna. Perdón por el retraso, gracias por esperar. Voy a poner ya el punto final y «vamos hablando». Dantes o después, paso por el Jardín Botánico de Río de Janeiro para contemplar aquella ceiba que solía visitar el músico Tom Jobim (1927-1994) mientras escucho Saudade do Brasil. Una belleza, un asombro.

Gire las páginas a continuación:


 

Reportaje y texto: Viviane Zandonadi
Edición: Eliane Brum
Edición de fotografía: Lela Beltrão
Edición de arte: Cacao Sousa
Chequeo de informaciones: Plínio Lopes
Revisión ortográfica (portugués): Valquíria Della Pozza
Traducción al español: Meritxell Almarza
Traducción al inglés: Diane Whitty
Montaje de página y finalización: Natália Chagas
Flujo de trabajo editorial: Viviane Zandonadi
Editora jefa: Talita Bedinelli
Directora editorial: Eliane Brum

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