Hace siglos que la población originaria lucha, y no hay libro de historia capaz de abarcar la totalidad de la violencia que los pueblos enfrentan desde hace 523 años. Al son de las maracas, rituales y cantos diversos, indígenas del norte y del sur del país estuvieron en abril en Brasilia, demarcando una vez más la capital federal, en la 19ª edición del Campamento Tierra Libre (ATL), que este año reunió a 6 mil personas. El movimiento ve un compromiso del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva de retomar la política de demarcación y protección de las tierras ancestrales, pero resiente el silencio del Partido de los Trabajadores (PT) en relación a la tesis del hito temporal, cuyo juicio será retomado por el Supremo Tribunal Federal a partir del 7 de junio. Para el movimiento indígena, este será el «juicio del siglo», que definirá el futuro de los pueblos originarios. Líderes escuchados por SUMAÚMA creen que el Congreso, hostil a las agendas de los pueblos indígenas, es hoy el principal obstáculo para garantizar sus derechos – y es también el mayor problema para que Lula pueda cumplir las promesas hechas a los pueblos originarios.
El cacique del pueblo Xokleng, Tucun Gakran, cree que Lula está en contra del hito temporal, pero no se manifiesta abiertamente por miedo a la reacción de los parlamentarios. De los 513 diputados federales, 350 forman parte del Frente Parlamentario Agropecuario y están considerados miembros de la llamada bancada ruralista. «Como cacique del pueblo Xokleng, creo que Lula tiene interés en demarcar las tierras, pero del otro lado están los diputados contrarios a los planes del gobierno. Así que creo que tiene miedo de manifestarse», analiza Gakran.
En el Campamento Tierra Libre Lula no habló abiertamente del hito temporal. Esta tesis considera que solo los pueblos que ocupaban sus territorios hasta la fecha de promulgación de la Constitución de 1988 tienen derecho a las tierras indígenas. Sin embargo, muchos pueblos fueron expulsados de sus tierras antes o durante la dictadura militar y empresarial (1964-1985). Al respecto, el presidente hizo un único gesto en el Campamento Tierra Libre. Mientras pronunciaba un discurso, se molestó porque una pancarta obstruía la visión del público y pidió que la subieran a la tarima. En la pancarta se podía leer: «La juventud Xokleng contra el hito temporal».
Jóvenes del pueblo Xokleng en el Campamento Tierra Libre de 2023: la juventud indígena participa en la lucha contra el hito temporal, la tesis que concede el derecho al territorio solo si los pueblos originarios lo ocupaban cuando se promulgó la Constitución de 1988. Foto: Matheus Alves/SUMAÚMA
El cacique Tucun Gakran afirma que los indígenas tienen la esperanza de que Lula cumpla sus promesas. Pero tiene sus reservas: «El momento que estamos atravesando al inicio del gobierno es muy difícil, lo estamos viendo». La expectativa del movimiento indígena —añade— era que Lula homologara al menos 14 tierras indígenas, y no solo seis, como hizo. «Creíamos que al menos lo que ya estaba sobre el papel podría homologarlo. Pero con esta dificultad que está teniendo, también dentro del gobierno, [donde] hay gente que está en su contra… Y lo sabemos porque he tenido tres reuniones este año en la Abogacía General del Estado». Para Gakran, algunos miembros de este órgano están a favor de la tesis del hito temporal y quieren que se apruebe. «Lula tiene una buena idea, una buena intención de ayudar al pueblo, pero tenemos miedo», admite.
Con una mirada serena, pelo canoso, tocado de plumas verdes y rojas, collar de cuentas hasta la altura de la barriga y mucha firmeza en sus palabras, Raoni Metuktire, del pueblo Kayapó, símbolo de la resistencia indígena en Brasil y en el mundo, con más de nueve décadas de existencia, le pidió a los pueblos indígenas que sigan luchando, aunque confíen en el gobierno. «Quiero que este gobierno de Lula sea bueno para nosotros. Pero nosotros, los líderes, seguiremos luchando. Vamos a mantenernos firmes, y los jóvenes no deben ponérselo fácil a los blancos, porque nuestra tierra tiene varios tipos de cosas, tiene animales, tiene frutas y tiene otras especies. Y tenemos que luchar por ello», afirmó.
El cacique Raoni Metuktire Kaiapó pronuncia un discurso durante el lanzamiento del Frente Parlamentario Mixto en Defensa de los Derechos de los Pueblos Indígenas, en el Congreso Nacional. Símbolo de la lucha indígena durante décadas, escaldado por la postura del Partido de los Trabajadores en relación con Belo Monte, Raoni advirtió a los líderes indígenas que se mantuvieran firmes y siguieran exigiendo avances al gobierno de Lula. Foto: Matheus Alves/SUMAÚMA
Raoni, que luchó contra Belo Monte y fue traicionado por los gobiernos del PT, sabe que el error que los indígenas no pueden cometer es bajar la guardia. Por ello, pidió que todos se unieran para exigir al gobierno. También dijo que deben apoyar a los indígenas que están en el gobierno. «Tenemos que unirnos y hablar con una sola voz para defender nuestro derecho. Los líderes que están en el gobierno tienen que escuchar a los pueblos que están en los territorios. Juntos seremos fuertes, este es mi pensamiento», concluyó Raoni en su paso por el Campamento.
Congreso antindígena
Para el líder Almir Suruí, cacique general del pueblo Suruí, de la Tierra Indígena Sete de Setembro, en el estado de Rondonia, contar por primera vez con indígenas en el gobierno es importante y necesario. La presencia de Sonia Guajajara, Joenia Wapichana y Ricardo Weibe Tapeba debe celebrarse y fortalece el movimiento indígena, dice el cacique, pero es necesario delimitar roles y espacios: «No podemos confundirnos con el gobierno. El movimiento tiene que seguir exigiendo para que ellos puedan cumplir su papel gubernamental, defendiendo los derechos de los indígenas, protegiendo los territorios, buscando alternativas que puedan generar empleo e ingresos dentro de las comunidades que lo necesitan, y también mejorando la política de salud y educación».
El Congreso Nacional es uno de los más conservadores de los últimos tiempos, según la secretaria de la Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Amazonia Brasileña (Coiab), Marciely Ayap, del pueblo Tupari. «Escuchamos mucho por qué [se iba a realizar] el Campamento Tierra Libre, ya que tenemos un gobierno que está a favor de los pueblos indígenas… Yo respondí que, aunque haya un nuevo gobierno, tenemos una oposición muy grande, sobre todo en el Senado y en la Cámara de los Diputados, porque no todos los parlamentarios apoyan la lucha de los pueblos indígenas», afirma.
En su opinión, aunque el actual gobierno haya creado el Ministerio de los Pueblos Indígenas y que la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (Funai) esté presidida por una mujer indígena, las movilizaciones deben continuar «para demostrar a todos que seguimos unidos y reivindicando nuestros derechos». La presencia de líderes indígenas en el gobierno de Lula no es suficiente para proporcionar tranquilidad porque, según Marciely, los indígenas están vetados en varias otras esferas de poder y también dentro del propio gobierno.
Djacir da Silva, del pueblo Macuxi, tuxaua (líder) de la comunidad Maturuca, en la Tierra Indígena Raposa Serra do Sol, dice que su pueblo permanecerá en la retaguardia de los derechos indígenas. «Nuestra movilización es para decir que no nos quedaremos de brazos cruzados esperando. Tenemos que trabajar con las autoridades. Estamos viendo la destrucción y todas las invasiones que están llegando a los territorios indígenas», afirma. «Tenemos que movilizarnos. Hay parlamentarios que violan nuestros derechos, así que seguiremos manifestándonos. Está llegando el [juicio del] hito temporal. Unámonos y mantengamos firme la lucha indígena, que no se detiene nunca».
Traducción al español: Meritxell Almarza
Traducción al inglés: Mark Murray
Edición de fotografía: Marcelo Aguilar, Mariana Greif y Pablo Albarenga
Montaje de página: Érica Saboya
Los indígenas también declararon la emergencia climática en el Campamento Tierra Libre de 2023, en Brasilia: el pueblo Xukuru hizo rituales y danzas durante la marcha en la capital federal. Foto: Matheus Alves/SUMAÚMA