Periodismo desde el centro del mundo

Ao lado de Lula, Sonia Guajajara assina a diplomação como ministra dos Povos Indígenas e ergue um instrumento musical chamado maracá. Foto: Ricardo Stuckert

Choquei, Parente (En choque, pariente) es la fuente de chismes indígenas del momento. El perfil de Instagram lo dice todo: chismes, memes y lucha. La página está inspirada en un canal más conocido en las redes sociales, Choquei, que solo habla de chismes de los famosos convencionales, en general blancos. Choquei, Parente es la página de los indígenas famosos, de las «celebridades ancestrales» o de los «parientes influencers». Si no estás en Brasil en 2023, te explico que «pariente» es la palabra que la actual generación de indígenas brasileños ha adoptado para llamar a quienes reconocen como indígenas. Todos son parientes, excepto quienes no lo son.

Y los chismes indígenas han tomado la política. Respiro y suelto una carcajada, y después viene el llanto de alivio. Hemos sobrevivido al Gobierno genocida de Jair Bolsonaro y estoy viva, riendo, recordando a mis amigas y amigos indígenas que han conseguido estar vivos hoy, que toman posesión de los más altos cargos del Gobierno en Brasilia. Y, quizás, puedo incluso escribir un artículo sobre una página de humor y de lucha indígena. ¡Hola, 2023!

Trabajo con pueblos indígenas desde 2013. Y en este nuevo escenario de la política indígena brasileña faltaba una fuente de humor. Choquei, Parente habla de cotilleos buenos, ¿sabes? Los que explican los líos —quién se ha peleado con quién, quién ha besado a quién, quién ha sido infiel a quién—, hacen reír y se reenvían a una amiga curiosa. Y es una página que habla con memes. Para bien o para mal, esta es la manera como se informan muchos brasileños, indígenas o no. Choquei, Parente la hacen indígenas que prefieren permanecer en el anonimato y se ha hecho viral entre los parientes en Brasilia.

¿Por qué les estoy contando todo esto? Porque durante los últimos días del año, las historias de Instagram de Choquei, Parente tuvieron un éxito increíble. Una encuesta tras otra para elegir al mejor indígena del año en varias categorías: cineasta, diseñador de moda, modelo, actriz, cantante, activista, influencer indígena, líder, joven líder, símbolo LGBTQIA+. En medio de la disputa por el título de mejor del año, también había sondeos sobre la promesa que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva hizo durante su visita al último Campamento Tierra Libre, una movilización anual que se celebra desde hace 18 años en Brasilia. El todavía candidato Lula prometió crear un ministerio de los pueblos originarios, que lo dirigiría un indígena.

Encuestas, memes y declaraciones polémicas encendieron la disputa tras la victoria de Lula.

Uno de los memes que se publicaron es la captura de un comentario que el escritor Daniel Munduruku publicó en su Twitter: «Creo que el nombramiento de @GuajajaraSonia como ministra es un tiro en el pie del movimiento indígena. Creo que el Brasil indígena aprovecharía mejor su combatividad en la Cámara Federal. De todos modos, deseo que tenga éxito. Para que quede claro: prefiero a @JoeniaWapichana»

Ailton Krenak, Davi Kopenawa y Raoni Metuktire también manifestaron su apoyo a la abogada Joenia Wapichana, que no se reeligió como diputada federal por Roraima con el partido Red de Sostenibilidad. La Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Amazonia Brasileña (Coiab), la mayor organización indígena de la Amazonia, también se posicionó a favor de la primera mujer indígena que ejerció la abogacía en Brasil. La mayor organización del sur de Brasil, la Articulación de los Pueblos Indígenas de la Región Sur (ArpinSul), también publicó una nota en la que pedía que Joenia fuera nombrada ministra, pero los comentarios en la página de Choquei, Parente y las encuestas en las historias mostraban que Sonia Guajajara, del Partido Socialismo y Libertad (PSol), recién elegida diputada federal por São Paulo con más de 150.000 votos, tenía fuerza y muchos seguidores fieles.

Joênia Wapichana, ex-deputada federal, primeira indígena a advogar no Brasil e recém-nomeada presidenta da agora rebatizada Fundação Nacional dos Povos Indígenas (Funai). Foto: Mídia Ninja

Lula podría haber anunciado sus opciones para las carteras de Medio Ambiente y Pueblos Indígenas en la COP27, en noviembre del año pasado, pero prefirió no hacerlo y dejó margen para que se destacara el nombre de Joenia, aunque todo apuntaba a Sonia. Porque Joenia es de la Red Sostenibilidad, el partido de Marina Silva y Randolfe Rodrigues, nombres que ya sonaban mucho para ocupar ministerios en los que difícilmente cabrían tres de un grupo tan pequeño. Randolfe, coordinador de la campaña de Lula, fue designado líder del Gobierno en el Congreso. El nombramiento de Marina para el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático se confirmó.

Con el retraso, calculado o no, Lula causó malestar y creó un ambiente de rivalidad innecesaria en un movimiento que, de forma bastante unificada, lo apoyó durante la campaña. Viví en Altamira entre 2013 y 2015, durante los Gobiernos de Dilma Rousseff, y presencié cómo el Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) utilizaba la estrategia de dividir los movimientos sociales para imponer la central hidroeléctrica de Belo Monte. Es imposible no sentir un escalofrío al ver que el partido, una vez más, por negligencia o falta de cuidado, provoca rivalidades entre las dos principales líderes indígenas del país, en el momento sensible en que el movimiento indígena va a poner, por primera vez en la historia, los dos pies en el Gobierno central.

Fuera de Choquei, Parente, los ánimos en el movimiento indígena se caldearon. La solución diplomática vino de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib). La entidad reunió su coordinación y envió a Lula una lista con tres recomendaciones para el ministerio: Sonia Guajajara, Joenia Wapichana y Weibe Tabeba.

Lula ainda não era presidente quando falou pela primeira vez de um Ministério dos Povos Indígenas. Foi no Acampamento Terra Livre (ATL), em Brasília, em abril de 2022. Joênia Wapichana e Sonia Guajajara estavam na plateia. Foto: Mídia Ninja

Quienes presenciaron a Lula hablar por primera vez sobre el inédito ministerio tenían pocas dudas de que, de existir, lo dirigiría Sonia. La primera vez que el ahora presidente habló sobre la creación del Ministerio de los Pueblos Indígenas fue el 12 de abril de 2022, en el Campamento Tierra Libre, en Brasilia. Para que el evento no se interrumpiera durante la pandemia que se llevó por delante a parte de los ancianos indígenas, en 2020 y 2021 se celebró por internet. En 2022, los cuerpos volvieron y fue en ese momento cuando Lula tuvo la idea. Miraba directamente a Sonia.

Que se reanudara la movilización era importante. Recuerdo que mucha gente creía que los indígenas no debían hacerla, por miedo a la violencia policial del Gobierno de Bolsonaro y a la pandemia, pero ellas (y ellos) hicieron una gran marcha mundial de mujeres y un campamento con más de 5.000 personas sin ningún herido ni detenido y con mucha repercusión internacional.

Esa mañana del 12 de abril, Lula invitaría a algunos líderes indígenas a desayunar, y por la tarde iría al campamento. Y es lo que sucedió. En el escenario, antes de hablar, Lula escuchó a algunos indígenas que se habían presentado a las elecciones y que también estaban en el escenario. Sonia Guajajara fue la última en intervenir y habló durante 11 minutos.

«Estamos aquí presentando a Brasil y al mundo que retomamos la movilización. El tema del campamento es recuperar Brasil, demarcar territorios y aldear la política. Porque ya no podemos tener 513 diputados y solo una mujer indígena [Joênia Wapichana].

»Queremos a alguien que retome nuestra participación en los espacios de control social para construir políticas públicas en este país. Queremos una Secretaría de Salud Indígena fortalecida. Ya no podemos soportar ver cómo las dragas de la minería ilegal se tragan a los niños.

»No queremos participar solo cuando tú ganes, queremos empezar ahora a participar en el proyecto de construcción de un nuevo Brasil.

»Por eso, en 2022 hemos decidido lanzar una bancada indígena. Es una bancada del tocado, una bancada indígena que desbancará definitivamente a la bancada ruralista».

No aparece en los vídeos que están disponibles en internet, pero en ese momento los indígenas Kayapó estaban con los brazos cruzados, mirándola con el ceño fruncido. Entonces, Sonia mencionó el río Xingú.

«Estamos aquí, listos para que no haya otro Belo Monte en tu Gobierno, presidente Lula. No necesitamos más Belo Montes».

Lula, que llevaba un enorme collar de cuentas con un guacamayo dibujado, siguió a Sonia con la mirada y pareció darle la razón moviendo la cabeza.

Sonia continuó: «No necesitamos Belo Sun, que extraerá oro de nuestro territorio.

»Durante mucho tiempo, no aceptamos presidir la Sesai [Secretaría Especial de Salud Indígena], pero ahora sí que queremos. No podemos dejar que estas instituciones estén al servicio del Gobierno. Debemos dirigirlas nosotros.

»Y también queremos dirigir ministerios. Somos capaces, sí, de dirigir todas las políticas indígenas de este país».

Lula sonríe. Y Sonia continúa.

«Por eso estamos aquí, con más de 30 candidaturas indígenas, porque ya no vamos a permitir un Brasil sin nosotros».

Sonia abraza a Lula.

Sobre Belo Monte y Belo Sun, Lula respondió (sin responder): «Nadie ha hecho más que nosotros». Y continuó: «Y ahora ustedes me han dado una idea. Si creamos el Ministerio de Igualdad Racial, si creamos el Ministerio de Pesca, ¿por qué no podemos crear un ministerio para discutir las cuestiones indígenas? No lo llevará un blanco como yo o una rubia como Gleisi Hoffmann. Será un o una indígena. Y dirán: “Ah, pero es que gastan mucho. Hay que reducir el número de ministerios”. En realidad, son ellos los que no quieren que la sociedad participe activamente».

A realização presencial do Acampamento Terra Livre em Brasília em abril de 2022 foi uma retomada importante da mobilização indígena. O ATL promoveu o debate de pautas importantes, protestos pacíficos e teve repercussão internacional

Mucha gente celebró las palabras de Lula. Y mucha gente se preocupó. La mayoría de los indígenas no paró de celebrarlo en las redes sociales, pero también escuché preocupaciones de indigenistas que, de alguna forma, han contribuido a construir el andamiaje de la política indígena. Porque, en el pasado, la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (Funai) se encargaba de toda la política indígena. Los años 90 estuvieron marcados por la lucha por la descentralización: salud, educación, protección y demarcación con presupuesto y políticas propias.

La descentralización comenzó en 1996, con el Decreto 1775, que regula la demarcación de las tierras indígenas. Tres años más tarde le tocó el turno a la salud. En 1999 se creó el Subsistema de Atención a la Salud Indígena por medio de un proyecto de ley del diputado federal Sérgio Arouca, conocido como Ley Arouca, que define que el subsistema está bajo la responsabilidad del Gobierno federal y ordena la creación de Distritos Especiales de Salud Indígena (Dsei). En Brasil actualmente existen 34 Dsei, distribuidos según la ocupación geográfica de las comunidades indígenas, y no necesariamente por estados. Su estructura incluye unidades básicas de salud indígena, centros de base y Casas de Apoyo a la Salud Indígena (Casai), donde se alojan los indígenas que viven en aldeas mientras reciben tratamiento en las ciudades.

En 2002, el Ministerio de Salud creó la Política Nacional de Atención a la Salud de los Pueblos Indígenas (PNASPI) y, en 2010, finalmente se creó la Secretaría Especial de Salud Indígena (Sesai), órgano autónomo para la salud indígena, con presupuesto propio. Esta es la secretaría que se otorgó al tercer nombre de la lista que presentó la Apib. Weibe Tapeba, recomendado por los indígenas del mar, los indígenas del nordeste que, históricamente, tienen discrepancias con los indígenas de la Amazonia. Por eso no aceptaron apoyar a Joenia y Sonia y acabaron tomando la importante Secretaría de Salud Indígena, subordinada al Ministerio de Salud.

Desde que el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), firmó el Decreto 1775, los ruralistas han intentado impugnarlo varias veces. Pero en 2009, durante el juicio de la Tierra Indígena Raposa Serra do Sol, el Supremo Tribunal Federal consideró que el decreto era constitucional y ya no fue posible impugnarlo. En él se establece que la primera fase para demarcar una tierra comienza en la Funai, con la formación de un grupo de trabajo compuesto por antropólogos, que estudian el área y delimitan el tamaño y el diseño que la tierra indígena debe tener para que el pueblo o los pueblos que lo habitan puedan seguir viviendo de acuerdo con sus costumbres. Si el pueblo caza, debe tener una área para cazar; si el pueblo pesca, debe tener acceso al río o al mar; áreas de cultivo para los pueblos agrícolas; la delimitación debe tener en cuenta también sus cementerios y lugares sagrados.

Una vez terminados estos estudios, el presidente de la Funai evalúa y firma el informe circunstanciado, un nombre extraño que significa que el informe es detallado y contiene toda la información sobre esa tierra indígena. Este informe se publica en el Diário Oficial del Gobierno federal y del estado donde se encuentra el terreno. Después se abre un período de 90 días denominado «contradictorio». En esta fase, los Estados y Ayuntamientos de la zona objeto de demarcación y otras partes interesadas pueden manifestarse en contra de la demarcación y presentar pruebas a la Funai, como títulos de propiedad, informes periciales, dictámenes, declaraciones de testigos, fotografías y mapas, para obtener una indemnización o demostrar que hay errores en el informe, impidiendo así que el proceso continúe.

Transcurrido este plazo de 90 días, el presidente de la Funai remite el informe al Ministerio de Justicia, para que el ministro firme la ordenanza declarativa y la remita al presidente de la República, que publica un decreto de reconocimiento de los límites de la tierra indígena. Tras la firma del decreto, la tierra indígena puede registrarse en una notaría.

Explico todo esto para que pueda entenderse la división de poderes y también la disputa. Para demarcar una tierra, la jerarquía que actualmente está en vigor es: presidente de la Funai, ministro de Justicia y presidente de la República. Hoy, según la Apib, en el cajón del presidente de la República hay al menos 13 tierras indígenas sin ningún asunto pendiente. Entre los grupos indígenas se comenta que Lula firmará estas demarcaciones en enero, como primera demostración de que Brasil ha cambiado.

Pero lo que pueda ocurrir con las otras tierras, que implican disputas mucho más complicadas para el frente amplio que consiguió la victoria de Lula —y que se encuentran en fases más tempranas— aún es una incógnita.

La medida provisional con la que se ha creado el Ministerio de Pueblos Indígenas no aclara si la ordenanza declaratoria, que de momento es responsabilidad del Ministerio de Justicia, pasará íntegramente al Ministerio de los Pueblos Indígenas. El artículo 42 de la medida provisional, publicada el 1 de enero, define que las competencias del Ministerio de los Pueblos Indígenas son la política indigenista, el reconocimiento, la garantía y la promoción de los derechos de los pueblos indígenas; el reconocimiento, la demarcación, la defensa, el usufructo exclusivo y la gestión de las tierras y los territorios indígenas; el buen vivir de los pueblos indígenas, la protección de los pueblos indígenas aislados y de reciente contacto; los acuerdos y tratados internacionales, en particular el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que, entre diversas garantías, determina que se consulte a las poblaciones indígenas sobre el uso, la gestión y la conservación de sus territorios.

En resumen: toda la estructura de la demarcación se llevaría al nuevo ministerio, pero aún no se han concretado los detalles de cómo se hará. La migración al Ministerio de los Pueblos Indígenas tiene mucho sentido, pero algunos líderes e indigenistas temen que, al cambiar el marco legal y sustituir un decreto ya aprobado por el Supremo, se esté abriendo un flanco para ataques. Joenia Wapichana, la nueva presidenta de Funai recomienda prudencia. «Es el presidente [Lula] quien debe decidir. Creo que [de momento] el decreto 1775 no cambiará, por lo que se mantienen los mismos procedimientos para demarcar las tierras indígenas».

La diputada del PT, Juliana Cardoso, indígena del pueblo Terena, también prefiere que la estructura no migre al Ministerio de los Pueblos Indígenas en un primer momento: «La demarcación debe seguir siendo competencia del Ministerio de Justicia. Esta cuestión debería estudiarse con un poco más de atención y cuidado, porque lo que me preocupa es que cualquier cambio que se haga en un proceso que ya tiene una estructura, que solo se ocupa de las demarcaciones, pueda acabar utilizándose para entorpecerlo».

Hay razones de peso para trabajar por una transición segura. Una es que las fases de demarcación suelen ser objeto de judicialización. Cuando la Funai publica el resultado de los estudios, por ejemplo, puede aparecer un terrateniente, decir que una parte del área es suya y acudir a los tribunales, y el proceso puede durar años. O la presidencia de la Funai finaliza los estudios y los envía al Ministerio de Justicia y un ladrón de tierras públicas intenta impugnarlos. En otras palabras, aun habiendo un marco jurídico sólido, surgen desafíos que pueden prolongar los procesos durante años o incluso décadas. El temor es que un nuevo marco legal se solape con un decreto que ya ha sido revisado por el Supremo y se ha consolidado en la práctica, y promueva así una avalancha de juicios que retrasen aún más unas demarcaciones que ya han estado paralizadas durante cuatro años de bolsonarismo. Hay territorios indígenas no demarcados que sufren una crisis humanitaria, por lo que corre prisa que los procesos paralizados avancen y se cumpla la Constitución.

A deputada eleita Célia Xakriabá e o advogado Luiz Eloy Terena na posse do presidente Lula em Brasília. Terena será secretário executivo do Ministério dos Povos Indígenas. Foto: Maíra Erlich/SUMAÚMA

La ministra Sonia Guajajara ya se prepara para las batallas que se avecinan. Ha escogido como secretario ejecutivo del ministerio a una de las mayores autoridades en materia de derechos indígenas, Luiz Eloy Terena, abogado y posdoctor por la Escuela de Estudios Sociales de París. Protagonista de una de las comunicaciones por genocidio indígena presentadas contra Bolsonaro ante la Corte Penal Internacional, Eloy está bastante acostumbrado a defender a los pueblos en diferentes acciones de demarcación, regiones y contextos. Es de Mato Grosso del Sur, un estado en el que hay mucha tierra en manos de pocos terratenientes y que es el ejemplo más brutal de la omisión histórica del Estado en materia de demarcación. También vive allí la etnia Guaraní Kaiowá —que tiene la mayor población indígena de Brasil, unas 80.000 personas—, en una situación de violencia, abusos e indignidad. La lucha de los Guaraní Kaiowá está marcada por una serie de asesinatos de sus líderes, víctimas de conflictos con ocupantes ilegales, ladrones de tierras públicas y terratenientes de la región, una situación que se agravó por culpa de desastrosas decisiones judiciales.

Todo apunta a que Eloy Terena será la persona de confianza de la ministra para componer la plantilla y diseñar la estructura del nuevo ministerio. Ha liderado algunas acciones promovidas por la Apib en los últimos cuatro años, como la ADPF (Alegación de Incumplimiento de un Precepto Fundamental) 790, la primera acción judicial de autoría de una organización indígena que analizó el Supremo, inaugurando el cumplimiento del artículo 232 de la Constitución: «Los indígenas, sus comunidades y organizaciones, son partes legítimas para entrar en un juicio en defensa de sus derechos e intereses, con la participación del Ministerio Público en todos los actos del proceso». Hasta entonces, las acciones indígenas las firmaban partidos políticos u organizaciones indigenistas. Tuvieron que pasar 32 años, la edad de Eloy, para que Brasil materializara un artículo vital para los pueblos indígenas.

En Twitter, Eloy ya ha anunciado que el ministerio contará con 3 secretarías y 7 departamentos, uno de los cuales será el de demarcación territorial. La estructura la diseñó el Grupo de Transición y contó con la participación de decenas de indígenas de todo el país.

Eloy y Sonia trabajan juntos desde la primera hora del año. El Ministerio de los Pueblos Indígenas ha sido ubicado en la séptima planta del edificio del Ministerio de Economía. La nueva presidenta de la Funai y la nueva ministra de los Pueblos Indígenas también se reunieron todos los días de la primera semana de gobierno.

A nova ministra e a nova presidenta: Sonia Guajajara celebra ao lado de Joênia Wapichana o dia histórico da ocupação indígena na Funai. Foto: Mario Pimentel/AFP

Joenia y Sonia nunca han sido mejores amigas, no comparten partido y rara vez aparecen sonriendo juntas en las fotos. Pero el Brasil indígena ha avanzado a grandes pasos cada vez que se han unido en los últimos 4 años. Así ocurrió cuando Bolsonaro intentó poner la Funai en la cartera de la pastora evangélica Damares Alves, entonces ministra de la Mujer, Ciudadanía y Derechos Humanos de su Gobierno. Fue principalmente la fuerza de estas dos líderes indígenas, juntas, lo que mantuvo a la Funai en el Ministerio de Justicia. Así ocurrió también cuando Joenia defendió a Sonia, que fue atacada por el general Augusto Heleno, jefe del Gabinete de Seguridad Institucional del Gobierno de Bolsonaro. Heleno la persiguió por todos los medios e incluso publicó en las redes sociales que vería a Sonia en la cárcel.

En el histórico día de la ocupación indígena de la Funai, el lunes 2 de enero de 2023, Sonia se sentó a la derecha de Joenia. Dijo: «Hubo mucha gente que dijo que la historia de la lista de la Apib, con el nombre de Weibe, el de Joenia y el mío, representaba una fisura en el movimiento indígena. Los tres estamos aquí, en esta mesa, ocupando los espacios más estratégicos de la política indigenista brasileña». Joenia le correspondió: «Doy las gracias a la parentísima [denominación inventada por la diputada electa Célia Xakriabá para sus excelentísimos parientes]. A partir de ahora la voy a llamar parentísima, tenemos mucho de qué hablar».

La emoción del cacique Raoni, la mayor referencia del movimiento indígena brasileño, protagonista de la recuperación de la Funai, parecía sellar la rivalidad y presagiar tiempos mejores. Tiempos en los que los indígenas hablan y los funcionarios escuchan, en los que los indígenas deciden y los funcionarios ejecutan.

El 3 de enero, visité el edificio del Ministerio de los Pueblos Indígenas. En la portería me encontré a la nueva presidenta de la Funai, Joenia Wapichana. Antes de saludarme, ya empezó a quejarse: «Estoy indignada con el presupuesto de la Funai. No tengo dinero para formar un equipo. ¿Cómo puedo llamar a un asesor para que asuma semejante responsabilidad por un sueldo de 5.000 reales, en Brasilia, donde cualquier alquiler cuesta 3.000 o 4.000 reales?».

La queja tiene sentido y la comparten muchos otros organismos. Los puestos de Dirección y Asesoramiento Superior (DAS), que puede ocuparlos cualquier funcionario o persona ajena a la función pública, no se han reajustado desde 2015. Pero los alquileres han aumentado un 6% en Brasilia solo en el último año.

De momento, unos carteles improvisados hechos con adhesivos identifican las puertas de acceso al ministerio. Muchas salas están en obras. En la planta baja, encontré a un grupo Kayapó y a otro de los Xavante. Cada uno con su carpeta de documentos y sus exigencias a punto.

Sonia Guajajara se pasó el día atendiendo a las delegaciones que llegaron de todas partes para saludar a la nueva ministra y, por supuesto, para pedirle ayuda. La parentísima toma posesión de su cargo este martes, 11 de enero.

La semana pasada, mientras firmaba su acta de diputada, sostenía un bolígrafo en una mano y una maraca en la otra. No era un simple adorno. «Maraca: Emergencia Indígena» fue el nombre del festival online que las mujeres organizaron en agosto de 2020 para promover acciones para enfrentar la pandemia en territorios indígenas.

El Gobierno de Bolsonaro persiguió e intentó criminalizar a Sonia por el evento. El 30 de abril de 2021 fue citada a declarar ante la Policía Federal por calumnias, difamación y difusión de noticias falsas contra el ahora expresidente. Corte a 2023: Maraca: Emergencia Indígena se ha convertido en un documental y puede verse en internet, Sonia es ministra de los Pueblos Indígenas y firma el acta de diputada con una maraca en la mano. No es poca cosa. Su partido, el PSol, el primer día del año ya pidió la prisión preventiva de Bolsonaro. La demanda está en el Supremo y se basa en la difusión de noticias falsas sobre las urnas electrónicas y el apoyo del expresidente a actos golpistas.

Algunos intentan decir que Sonia es solo una celebridad, y no una líder, por el inmenso apoyo que recibe de la clase artística. Desde Leonardo DiCaprio hasta el youtuber Felipe Neto, pasando por los cantantes Caetano Veloso y Pabllo Vittar, todos apoyaron su candidatura a diputada federal. Sonia no se apabulla. Continúa con mirada firme y serena, pintalabios rojo, tacones altos. Ya sabe que la política siempre intentará descalificar, deslegitimar, manipular y desestructurar a las mujeres para intentar que se callen, se encojan, se sometan o se retiren.

Sonia sabe dónde están sus raíces. Raoni, cuando se la encontró en un hotel antes de subir la rampa con el presidente, le sujetó la cara entre las manos y le dijo: «Contigo he aprendido a ser valiente». Al llegar a cualquier lugar de Brasilia, siempre la reciben con un caluroso «Olé, olé, olé, olá, Sonia, Sooooonia».

Neste 11 de enero, la ministra Sonia Guajajara será investida. ¡Flipa, pariente!


Traducción de Meritxell Almarza

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