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Tres imponentes ceibas crecieron a orillas de un arroyo que hoy recibe aguas residuales. Rodeadas por un barrio, terminaron condenadas a muerte. Foto: Adriana Duarte Bencomo/SUMAÚMA

Son majestuosas. Una al lado de la otra, las tres ceibas gigantes forman una impresionante montaña verde que parece querer abrazar la árida ciudad. Si tuvieran manos, podrían envolver en su cuerpo el barrio de Asa Branca, en Boa Vista, capital del estado de Roraima, y consolarlo de la tristeza de su asfalto gris y sus altos muros con alambre de púas. Están allí desde hace unos 50 años y se conectan con varios otros seres no humanos de quienes son su hogar. Fueron testigos de cómo el barrio nacía y crecía a su alrededor, pero ahora corren el riesgo de desaparecer. Fueron condenadas a muerte con la excusa de que “amenazan” vidas humanas.

Las tres ceibas forman parte de una de las especies más importantes de la Amazonia. Tienen cerca de 30 metros de altura y son más antiguas que el mismo barrio, que surgió en la década de 1980. Ubicadas en el terreno del Centro Espírita Estrela do Oriente, puede que las talen porque el propietario pidió una autorización a la municipalidad para “sacarlas” de allí. Y se la dieron, a pesar de que especialistas refuten los argumentos en los que se basa el permiso.

Los árboles acusados de amenazar vidas humanas están dentro del terreno de un Centro Espírita con un muro a su alrededor. Foto: Adriana Duarte Bencomo/SUMAÚMA

El lugar donde están los árboles queda a orillas del igarapé Pricumã, regionalismo usado en la Amazonia para los arroyos que desaguan en un río. Con el crecimiento del barrio el arroyo fue canalizado y hoy recibe gran cantidad de aguas residuales.

“Todos los que viven aquí comparten alguna anécdota sobre los árboles. Hay gente mayor que dice que jugaban a su alrededor…”, cuenta la joven ambientalista Adriana Feitosa, de 24 años, vecina de Asa Branca, que organizó movilizaciones de protesta en las redes sociales en las que se pide a las autoridades que mantengan los árboles. Una petición online, lanzada por movimientos sociales de Roraima, reúne firmas a favor de la permanencia de las ceibas.

Sin embargo, mantenerlas en pie se ha convertido en una batalla contra las instituciones públicas y la cultura de que los árboles son prescindibles y reemplazables. La licencia de tala fue otorgada por la Secretaría de Medio Ambiente de Boa Vista el 31 de mayo de 2023. El organismo estuvo de acuerdo con el argumento del informe que presentó el propietario de que corren riesgo de caerse. SUMAÚMA pidió acceso al documento que fundamentó la decisión al menos cuatro veces por correo electrónico y dos veces vía mensajes de WhatsApp, pero la gestión municipal no se lo concedió. La licencia de tala terminó perdiendo su vigencia 20 días después, según informó la municipalidad, pero nada impide que se conceda una nueva autorización.

“Lo que está comprometido es la estructura física de los árboles. Les sugerimos que se comuniquen con el propietario para más información”, se limitó a contestar el organismo público en una nota. El ingeniero agrónomo José Beethoven Figueiredo Barbosa, docente de la Universidad Federal de Roraima, es quien firma el informe. SUMAÚMA entró en contacto con él, pero quiso dar entrevista ni tampoco dio a conocer el documento.

El profesor José Beethoven (con gafas de sol), responsable del informe, afirma que los árboles están condenados por falta de duramen, información que los especialistas refutan. Foto: Reproducción internet

Sin embargo, la presión de los habitantes obligó a que la municipalidad de Boa Vista se manifestara públicamente. A finales del año pasado circuló en las redes sociales un video del secretario municipal de Medio Ambiente, Alexandre Santos, junto a funcionarios de la Defensa Civil, cuando se dirigió al barrio de Asa Branca, acompañado de un equipo técnico y del profesor José Beethoven, para evaluar la situación.

El secretario empieza a hablar afirmando que “no es el rol de ninguna municipalidad talar árboles, sino todo lo contrario, la función de la Secretaría Municipal de Medio Ambiente es preservar el medio ambiente”. Luego, le cede la palabra a José Beethoven. El docente enfatiza que las ceibas no tienen duramen, una parte interna y más dura del árbol. “Es gruesa, enorme, pesada y no tiene duramen”. Beethoven asegura que, debido a esta condición, las ceibas son la especie de árbol “que más se cae en la Amazonia”, una afirmación sin base científica.

El secretario le pregunta al profesor si hay otras posibilidades, como podas o alguna protección que impediría la muerte de los árboles. Pero Beethoven es categórico: “La expectativa, en un corto espacio de tiempo, es que caigan ramas y luego caiga la misma ceiba”. Afirma, asimismo, que las ramas de las ceibas pesan alrededor de 700 kilos, “están oscurecidas, seniles” y pueden matar personas o provocar un accidente eléctrico si tocan algún cable.

“¿Pero por qué un árbol tan frondoso se puede caer?”, se pregunta, mientras “baila” con su cuerpo y simula el viento. “Están descompensados. Y cuando giran, como no tienen duramen, se pueden romper. Hace falta nada más que un viento más fuerte, en una dirección, por ejemplo, a la que no estén acostumbrados. Que es lo que pasa en la selva. Lo que más se ven son ceibas rotas”. El autor del informe termina con una profecía: “No estamos hablando de si eso va a pasar. Sino de cuándo”. En comentarios al video, los vecinos piden un segundo informe.

El Centro Espírita de la religión União do Vegetal, que pide la tala de los árboles, usa plantas en rituales sagrados. Foto: Adriana Duarte Bencomo/SUMAÚMA

Un informe misterioso

Las justificaciones presentadas por José Beethoven fueron refutadas por dos especialistas consultados por SUMAÚMA.

“Que no tengan duramen equivale a decir que el árbol está hueco. No se puede decir algo así”, vaticina Carlos Eduardo Lucas Vieira, docente del Instituto de Geociencias de la Universidad Federal de Roraima. Licenciado en biología y geología, Vieira apoya el movimiento de los vecinos y estuvo en el lugar donde viven las ceibas. Según él, los árboles parecen sanos, con el follaje muy desarrollado y todos muy verdes.

Vieira cuestiona que la municipalidad y el profesional que firma el informe se nieguen a difundir el documento. “Hasta la fecha, no tenemos un documento que explique los pormenores científicos de por qué los árboles representarían inseguridad para los habitantes de los alrededores”. Sin duda, argumenta el profesor, si se demuestra claramente que los árboles suponen un riesgo, “entonces habrá que talarlos”. “Nadie está tan loco como para decir que no y que luego suceda una tragedia”.

Gregório Ceccantini, docente del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo, también hizo observaciones técnicas críticas después de ver el video, a pedido de Sumaúma. Con doctorado en Botánica de la misma universidad y posdoctorado de la Universidad de Harvard, en el Laboratorio Holbrook (Cambridge, Massachusetts), Ceccantini es especialista en anatomía y morfología vegetal, anatomía de la madera, biología de plantas parásitas, anatomía funcional y arquitectura hidráulica de plantas. El profesor refuerza que sería fundamental tener acceso al informe, por transparencia y para entender qué tipo de análisis realmente se llevó a cabo. Respecto a la manifestación de Beethoven, destaca que “existen graves errores conceptuales, de falta de conocimiento de la morfología vegetal, de anatomía vegetal y de anatomía de la madera, y de aspectos de estabilidad estructural de los árboles”.

“Hay varias soluciones posibles [para evitar la tala de los árboles] y no están considerando ninguna de esas soluciones. El primer error es decir que las ceibas no tienen duramen. El duramen no tiene nada que ver con que la madera sea más o menos resistente. El duramen es la parte no funcional de la madera para la conducción de agua. Es un poco más resistente que la parte exterior o albura, la madera blanca”, explica.

Tres posibles soluciones técnicas podrían evitar la tala si los árboles estuvieran comprometidos, señala. “Se puede hacer una poda para equilibrar el árbol o una poda llamada topping para reducir su tamaño, también una poda asociada a la instalación de cables de acero anclados en piezas de hormigón en el suelo que impedirían una posible caída. La poda reduce su tamaño y la palanca que ejerce el viento sobre el árbol”.

El docente universitario destaca otra insólita afirmación de Beethoven: “No sé de dónde sacó la idea de que la ceiba es el árbol que más se cae en la Amazonia. Me gustaría que mostrara el trabajo científico que lo evaluó. Eso no existe. Se lo habrá inventado”.

Incluso con análisis técnicos bien fundamentados, sigue existiendo el riesgo de que se caigan árboles, advierte Ceccantini, ya que los cambios climáticos están aumentando considerablemente la intensidad de los vientos. “El número de caídas en São Paulo, por ejemplo, es enorme. Pero no por eso vamos a talar todos los árboles de forma preventiva. Eso está mal”.

Carlos Eduardo Lucas Vieira, de la Universidad Federal de Roraima, destaca que la eliminación drástica de las ceibas causaría impactos incluso sobre el clima de la zona y acabaría con el hogar de numerosos otros seres, como pájaros y abejas nativas.

SUMAÚMA intentó contactar a dirigentes del Centro Espírita Estrela do Oriente. A través de un mensaje de WhatsApp, uno de los directores afirmó que los propietarios “no tienen nada que declarar sobre el tema”. Una vez más, nos negaron el informe.

Las tres ceibas vieron nacer y crecer el barrio y formaron parte de la infancia de los vecinos, quienes piden su permanencia. Foto: Adriana Duarte Bencomo/SUMAÚMA

Almas vivas, guardianes de la ciudad

El centro espírita fue el primer núcleo de la União do Vegetal en Roraima, una religión que se considera cristiana y reencarnacionista y usa el té de ayahuasca en sus ceremonias.

Durante dos años, Elda Santos, de 30 años, investigadora y estudiante de maestría en Letras, asistió al centro y se conectó con las ceibas. Doña María, una dirigente del centro que hacía el ritual del té, la invitó a conocer los árboles. “Me fascinó la exuberancia de las tres ceibas”. La noticia de que las van a cortar dejó a Elda triste. “Estos árboles, almas vivas, guardianes de esta ciudad, son centinelas que velan por la protección del clima, que ya está tan debilitado”.

El defensor público Jaime Brasil Filho también se involucró en las movilizaciones en defensa de los árboles. “Tenemos que cambiar el paradigma existencial, de desarrollo, que queremos para el futuro, porque de lo contrario la supervivencia de la especie humana en este planeta va a ser inviable”, dijo. La municipalidad, explica Jaime, podría indemnizar al propietario del inmueble y transformar el terreno con los árboles en un parque.

Las tres personas-árbol parecen querer abrazar el barrio que se les ha vuelto hostil. Foto: Adriana Duarte Bencomo/SUMAÚMA

En una nota enviada a SUMAÚMA, la municipalidad de Boa Vista afirmó que “no hace la retirada de árboles en áreas privadas”, sin embargo, la eliminación de cualquier árbol solo puede realizarse con la autorización de la administración municipal. Solo el hecho de que se viera comprometido un edificio o las vías de drenaje y desagüe, argumentó el organismo, serían razones para la tala de árboles.

Vencido el informe, el centro espírita tendrá que pedir una nueva autorización y un nuevo dictamen técnico para realizar el corte, según la oficina de prensa de la Secretaría de Comunicación de la municipalidad.

A finales del año pasado, la Fiscalía de Defensa del Medio Ambiente del Ministerio Público de Roraima le pidió a la municipalidad información sobre las ceibas. A principios de enero de 2024 se archivó el caso. Según el Ministerio Público, la municipalidad presentó dictámenes técnicos y el informe que realizó una evaluación de riesgo de los árboles.

En el acta, la Fiscalía informa que “existe un comprometimiento cabal de orden estructural en los tres árboles, […] lo que evidencia un alto riesgo de siniestro; comprometimiento de la red de desagüe y el canal Pricumã, un riesgo inminente para la vida humana, por ser un lugar con alto tránsito de personas (sede religiosa) y también un riesgo a la propiedad privada”. El Ministerio Público certifica que se firmó un Acuerdo de Compromiso Ambiental con la Secretaría de Medio Ambiente y con el centro espírita “para que se puedan talar las ceibas y sembrar tres brotes con el debido seguimiento por parte de la Superintendencia de Protección Ambiental”. Tres brotes que tardarían al menos 50 años en alcanzar ese tamaño, si lograran desarrollarse sin molestar a los humanos.

‘La ceiba llama a la lluvia, trae buena energía para respirar’

Lejos de Boa Vista, en plena selva amazónica, en la Tierra Indígena Yanomami, vive el líder indígena Davi Kopenawa, el mayor referente de su pueblo, defensor incansable de la Amazonia brasileña y de la tierra-floresta.

Kopenawa fue invitado por SUMAÚMA a visitar los árboles amenazados de muerte. “Estos árboles están aquí en medio de la ciudad y una persona que fue elegida alcalde no reconoce el alma de la ceiba. La ceiba es quien llama a la lluvia, que trae buenas energías para respirar bien, para no enfermarnos. ¡Estos árboles son tres poderes!” dijo Kopenawa.

En el idioma Yanomami, ceiba se dice warimari. Los Yanomami usan sus hojas en rituales para protegerse y curar enfermedades. “El pueblo Yanomami usa la fuerza del warimari. Quienes usan la fuerza del warimari son los chamanes para luchar contra la enfermedad, la xawara. El chamán usa la fuerza del árbol para ahuyentar la enfermedad. ¡Así que esto es serio!”, explicó Kopenawa.

Las tres personas-árbol esperan el destino trazado por los humanos.


Reportaje y texto:  Evilene Paixão
Chequeo de informaciones: Plínio Lopes
Revisión ortográfica (portugués): Valquiria della Pozza
Traducción al español: Julieta Sueldo Boedo
Traducción al inglés: Sarah J. Johnson
Edición de fotografía: Lela Beltrão
Montaje de página y finalización: Érica Saboya
Editoras: Malu Delgado (responsable de reportaje y contenido), Viviane Zandonadi (flujo y estilo) y Talita Bedinelli (coordinación)
Dirección: Eliane Brum

El líder Yanomami Davi Kopenawa pide respeto: ‘La ceiba llama a la lluvia, que trae buenas energías para respirar bien, no enfermarnos. Son tres poderes’. Foto: Adriana Duarte Bencomo/SUMAÚMA

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