Caminaban sobre los escombros, buscando refugio en un escenario de destrucción. Las casas donde vivían ya habían sido demolidas, pero quedaba el olor, la memoria, alguna referencia al hogar. Cientos de perros y gatos empezaron a deambular sin rumbo por la Tierra Indígena Apyterewa, del pueblo Parakanã, en el estado de Pará. Entre octubre y diciembre del año pasado, la región más deforestada de la Amazonia brasileña pasó por un largo y tenso proceso de desintrusión para retirar a los invasores ilegales de la Tierra Indígena. Y la salida completa de los hacendados ilegales dejó un saldo inesperado. Una “cantidad exorbitante de perros y gatos abandonados”, según un documento elaborado por profesionales del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama), que ahora hace una campaña para su adopción.
Al principio de la desintrusión, los organismos federales trabajaban con el desafío logístico de sacar 60.000 cabezas de ganado de esa área, transformada a lo largo de décadas en un verdadero “condominio ilegal de haciendas”, como lo define Christina Wippich Whiteman, analista ambiental del instituto, quien coordina los equipos del órgano en Apyterewa en la operación de desintrusión. “Más del 50% de la Tierra Indígena, si observamos el mapa, fueron tomadas por invasores. La principal actividad de estas personas era la ganadería, pero había mucha gente que venía solo a deforestar”, relata la analista. Con este intenso flujo de actividades ilegales, de ganadería, explotación de madera e invasión de tierras, los invasores se traían animales domésticos, pero, obligados a salir por orden legal, terminaron dejándolos atrás.
Los hacendados tuvieron autorización del Instituto de Medio Ambiente para sacar el ganado de las haciendas ilegales hasta el 31 de enero. Debido al fuerte interés económico, la mayoría organizó la retirada del ganado, pero los perros, gatos, cerdos y gallinas quedaron completamente perdidos y abandonados. El Foro Nacional de Protección Animal, el Instituto de Medio Ambiente y otros aliados voluntarios están organizando una campaña nacional, a la que se puede acceder en la página www.adoteapyterewa.com.br, para la adopción de los perros y los gatos. Hay dificultades de transporte para sacarlos de la Tierra Indígena de casi 774 mil hectáreas, homologada en 2007 por el gobierno federal. La compañía aérea GOL se comprometió con el instituto a transportar gratuitamente los animales adoptados desde el aeropuerto de Marabá.
En el caso de los cerdos y las gallinas, los invasores rescataron una parte de ellos hasta el 31 de enero con autorización del órgano ambiental, pero muchos todavía siguen en Apyterewa. El instituto espera un acción de la municipalidad de São Félix do Xingu y de la Agencia de Defensa Agropecuaria del Estado de Pará para las retiradas.
Vila Renascer era el polo símbolo de la invasión en Apyterewa y se encontraba a pocos metros de una de las bases de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas. Este pueblo fue completamente desocupado el 14 de diciembre del año pasado. Fue a partir de ahí que la frágil situación de los animales se hizo más visible, ya que empezaron a deambular y a ser vistos con más frecuencia en la base de la fundación, donde se encontraban más de 200 profesionales que trabajaban en la operación de extrusión.
Los profesionales tuvieron que improvisar refugios y puestos de alimentación para los no humanos que quedaron atrás. “Aprovechamos estas estructuras, aunque ya estaban demolidas, e improvisamos allí seis refugios”, cuenta Christina. Se armaron 15 estaciones para alimentar y darles agua a los animales. Todo esto los funcionarios lo hicieron de forma voluntaria. El instituto ambiental convocó al Grupo de Rescate de Animales en Desastres, que está colaborando con el tratamiento. El Proyecto Veterinarios de la Amazonia, con el apoyo de la Universidad Federal Rural de la Amazonia, trabaja en la castración de los animales. Hay 120 registrados y 109 ya fueron castrados hasta la primera semana de febrero. “Pero hay ramales [caminos y vías abiertas por los invasores] todavía llenos de animales y ni siquiera empezamos los rescates”, dice la analista del instituto.
Ilegal y descarada: Vila Renascer, a pocos metros de la base de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas, fue formada por los invasores y completamente destruida en diciembre del año pasado. Foto: Lalo de Almeida/Folhapress
Ya se han llevado a Apyterewa más de 1.500 kilos de alimento. “En este momento estos equipos están en campo alimentando a los animales, con donaciones y adquisiciones del instituto. También estamos intentando obtener el apoyo del municipio [de São Félix do Xingu], que en verdad es quien se encarga del control de las zoonosis allí”, afirma Christina. La Secretaría de Salud del municipio realizó tests de leishmaniasis y promovió la vacunación contra la rabia, además de ceder material hospitalario para la castración.
El instituto ambiental se está encargando del transporte de animales a municipios cercanos, como Tucumã, Ourilândia do Norte y São Félix do Xingu, cuando hay interesados en la adopción. La retirada no es responsabilidad ni competencia del instituto, pero el crimen de maltrato animal sensibilizó a los profesionales. El órgano ambiental espera las decisiones del Ministerio Público Federal para que el municipio asuma algunas responsabilidades legales, ya que su permanencia en la Tierra Indígena puede generar consecuencias impredecibles, advierte la analista del instituto.
“Si estos animales siguen en el ambiente, terminan volviéndose salvajes y entrando en la cadena alimentaria de los animales silvestres. Un yaguareté, si se encuentra un cerdo en medio de la selva, [este] será presa fácil. Algunos perros pueden sobrevivir de la caza y afectar el ambiente”, se preocupa Christina.
Todavía quedan cerca de 10.000 cabezas de ganado por sacar de la Tierra Indígena, diagnóstico realizado durante un sobrevuelo la segunda semana de febrero. Estos animales, las principales víctimas de la codicia humana que destruye la selva, suelen ir al matadero. Pero por lo menos a los perros y a los gatos se les puede dar un nuevo hogar. Y un nuevo comienzo.
Reportaje y texto: Malu Delgado
Chequeo de informaciones: Plínio Lopes
Revisión ortográfica (portugués): Valquiria della Pozza
Traducción al español: Julieta Sueldo Boedo
Traducción al inglés: Diane Whitty
Edición de fotografía: Lela Beltrão
Montaje de página y finalización: Érica Saboya
Editoras: Viviane Zandonadi (flujo de edición y estilo) y Talita Bedinelli (editora jefa)
Dirección: Eliane Brum
Refugios improvisados: funcionarios y voluntarios crearon estaciones en medio de la destrucción para alimentar y acoger a los animales. Fotos: Ibama/Difusión Operación Desintrusión Apyterewa