Siempre nos resulta más fácil proteger lo que conocemos y amamos. De esta premisa parte la animación Hidrograma das piracemas, la más reciente obra audiovisual, artística, científica y política creada en la Vuelta Grande del Xingú para el mundo. Justo al principio, la pantalla muestra un globo de agua y vegetación que, a medida que la cámara se acerca, revela el curso del Xingú. «Cuando las aguas hablan, los peces escuchan. Es una conversación delicada, y las pezas saben exactamente cuándo ir río arriba, cuándo ir a la piracema [zona de reproducción de las especies acuáticas]», dice la profunda voz del narrador Erik Vesch mientras la cámara se sumerge para mostrar a los peces bailando en el agua. SUMAÚMA ha tenido acceso exclusivo a la animación, que ahora ofrece de primera mano a sus lectores y apoyadores.

Entonces la banda sonora se vuelve más seria y aparece en pantalla la represa de Pimental, la principal de la central hidroeléctrica de Belo Monte. «Si las aguas están confusas, nerviosas, turbias y piden ayuda, ese dolor se extiende y las pezas no se reproducen», dice el narrador. Los dibujos realistas muestran huevas secas en el vientre de las pezas o muertas en zonas secas, así como terecayes (una especie de tortuga) muertos y un indígena solitario caminando por el lecho seco del Xingú.

Todo en la obra, incluido el uso de la palabra «pezas» para referirse a los peces hembra, procede del conocimiento, la lengua y la alianza política de las comunidades que sufren los daños del secuestro de las aguas del río por parte de Belo Monte. Desde 2014, indígenas y ribereños coordinan y llevan a cabo el Monitoreo Ambiental Territorial Independiente (Mati), que mide diariamente diversos indicadores —cantidad y tamaño de los peces, altura de la crecida, producción de frutos, fuentes de alimentación, calidad del agua— en la Vuelta Grande del Xingú, la zona que sufre uno de los mayores impactos de la central porque desvía el 70% de sus aguas.

La animación presenta al público brasileño, pero también a los propios habitantes del Xingú, la lucha por conseguir el hidrograma de las piracemas, que da nombre al cortometraje. La idea, desarrollada a partir de una estrecha colaboración entre investigadores indígenas y ribereños —que realizan labores de monitoreo ambiental— y científicos de varias universidades brasileñas, se presentó a los técnicos del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) en marzo de este año. Pero hasta el momento no ha habido respuesta.

La propuesta es que, para recuperar al menos parte de la vida que está desapareciendo en la región por los impactos de Belo Monte, se implemente un nuevo sistema de liberación de agua, más acorde con el pulso natural del río. Como dice el narrador, «el hidrograma de las piracemas establece volúmenes más adecuados para los caudales de agua y los períodos del año en que deben ocurrir para garantizar los ciclos de vida de los peces». «Es esencial que el pulso artificial del río se parezca más al pulso natural», concluye el texto, de la guionista Ana Paula Anderson.

A caballo entre una creación artística y una herramienta de movilización, la animación dirigida por João Maia, de la productora Cama Leão, es la segunda sobre la Vuelta Grande que realiza el mismo equipo. La primera, lanzada en 2018, se titulaba Xingu, o rio que pulsa em nós (Xingú, el río que late en nosotros) y abordaba un momento anterior de la lucha, cuando era importante mostrarle a la sociedad brasileña la conexión del pueblo Yyudjá/Juruna con ese territorio y cómo el desvío de las aguas podía ser mortal para los ecosistemas.

El primer video recorrió el mundo y fue premiado en el festival de animación más importante de Latinoamérica, Anima Mundi, en 2019. Hoy, la alianza política en defensa de la región se ha ampliado, a los Yudjá se les han unido ribereños de varias comunidades y el monitoreo que hacen es más extenso. Precisamente esta movilización consiguió que Norte Energia, la concesionaria de Belo Monte, se viera obligada a presentar nuevos datos al Ibama sobre la falta de agua y la ausencia de inundaciones en las zonas de reproducción de los peces: las piracemas. Y con estos datos se construyó la propuesta del hidrograma, tema central de la nueva animación.

El vídeo utiliza la técnica de la rotoscopia, que consiste en dibujar o calcar digitalmente un fotograma encima de un vídeo o una foto, lo cual le da realismo al resultado final. A la vez, consigue transmitir la belleza de la Vuelta Grande y de sus habitantes y el drama del desastre que viven desde el cierre de la represa de Pimental en 2015. El trabajo lo ha llevado a cabo el ilustrador Adams Carvalho, el mismo de la anterior animación premiada. Todo el proceso duró aproximadamente un año e involucró a profesionales del Instituto Socioambiental (ISA), a los científicos que trabajan en el Monitoreo Ambiental Territorial Independiente y a varios habitantes de la región, principalmente indígenas Yudjá, que se reconocen en las escenas y ven el vídeo de cuatro minutos como un instrumento de lucha.

«El cortometraje muestra lo que llevamos tanto tiempo hablando. Todo está muy bien explicado. A veces, cuando creo que no entienden lo que digo, les enseño la animación de 2018. Ahora, con la nueva animación, tendremos otra herramienta para luchar por el hidrograma de las piracemas», dice Bel Juruna, vecina de la aldea de Muratu, nacida y criada en la Vuelta Grande y una de las principales líderes de su pueblo. «Intentamos explicar en qué consiste el tramo de caudal reducido y la gente no siempre lo entiende, pero cuando lo ven todo cobra sentido», afirma.

Bel, que es profesional sanitaria en la aldea desde hace diez años, aparece en el vídeo en una escena que sucedió de verdad, cuando explicaba a otros vecinos de la Vuelta Grande la labor de monitorear el impacto de la falta de pescado en la alimentación y la salud de la población. La falta del alimento tradicional les obliga a buscar alternativas industrializadas: pollo congelado, salchichas o carnes procesadas. «Ahora la gente tiene mucho colesterol alto, hígado graso, hipertensión. Los jóvenes vienen con estos problemas. Es una consecuencia de la comida», afirma.

Un hermano de Bel, Josiel Juruna, es el coordinador general del Monitoreo Ambiental Territorial Independiente. Él no aparece en el vídeo, pero el trabajo que hace sí. En febrero de este año, cuando la animación estaba casi lista, el equipo lo paró todo para incluir su descubrimiento: una cuna de peces convertida en cementerio, miles de huevecillos muertos en el suelo seco de una piracema que debería haber estado inundada. Su mano, con los huevecillos muertos, aparece en la pantalla y a continuación surge el titular de SUMAÚMA, que informó en exclusiva de la masacre.

Fue un episodio que reveló, no solo a la sociedad brasileña sino también a los propios habitantes de la región, hasta qué punto Belo Monte representa la muerte del futuro de la Vuelta Grande. «En el momento en que descubrimos aquella tragedia en la piracema de Zé Maria, fui a avisar al director de la animación. Nadie había presenciado nada parecido en la Vuelta Grande. Fue muy triste, impactante, para nosotros. Aquellos huevecillos eran peces que habrían crecido con nuestros hijos y los habrían alimentado. Es muy importante que quede registrado», recuerda Josiel.

El director João Maia explica que la animación Hidrograma das piracemas representa un tipo específico de producción audiovisual que sirve a la lucha de los pueblos y los territorios, y la define como una obra colectiva más que autoral. «Es un proceso de mucha implicación, de mucha investigación y también agotador. Porque la animación nos lo exige. Es como construir un gran edificio con ladrillos pequeños, lleva tiempo. El desafío es hacer que la gente lo entienda y se emocione, incluso los que no conocen el tema; y, a la vez, tiene que ser técnicamente correcto, porque tiene que llegar al técnico del Ibama», explicó a SUMAÚMA.

La banda sonora desempeña un papel muy importante en la comprensión y la emoción. Incluye la reinterpretación de una canción del pueblo Yudjá que hace Marlui Miranda, una artista que graba y difunde la expresión musical de varios pueblos indígenas brasileños. También contiene la canción Awã Pãre, de Are Juruna, un joven Yudjá del Alto Xingú que visitó la Vuelta Grande y aparece al final del vídeo tocando su flauta en los pedregales de la región.

La antropóloga Thais Mantovanelli, del ISA, que apoya la labor de monitoreo ambiental territorial, explica que solo protegemos lo que conocemos, lo que amamos. «Por eso intentamos que la gente se embarque en nuestra canoa», dice. «La animación llegará a la computadora, a los celulares de la gente que conocerá esta historia por primera vez o que ya ha oído hablar de ella y piensa que Belo Monte es un hecho consumado. Lo que es un hecho consumado es el compromiso de las comunidades de la Vuelta Grande del Xingú de luchar por la vida. Hay que redefinir las condiciones de funcionamiento de la planta, porque los condicionantes, los programas, nada hasta ahora ha funcionado para proteger los ecosistemas y a las personas que viven allí. Hay que analizarlo con tranquilidad», afirma.

Esto es lo que exigen los vecinos que participan en el monitoreo. «Desde que empezamos, decían que no querían monitorear su propia muerte, que querían entender lo que pasaba para proteger la vida. Esto es lo que representa la propuesta del hidrograma de las piracemas», dice Thais. «En el pulso del río los animales acuáticos desovan, las crías se desarrollan, los frutos caen al agua, los peces se alimentan, los indígenas y ribereños pescan y viven. El hidrograma de las piracemas es una iniciativa sin precedentes que desarrollaron para demostrarnos que la sincronía entre río y selva sustenta la vida. Ahora hay que decidir: ¿qué propuesta se adoptará?», pregunta el narrador. Al final aparece este llamamiento en pantalla: «Libera las aguas. Salva la Vuelta Grande del Xingú». La movilización le corresponderá a la sociedad brasileña. La solución está en manos del Ibama.