Periodismo desde el centro del mundo

Guariba: una visión no humana de la historia de la Amazonia por Pablito Aguiar, Raimunda Tutanguira y Jon Watts

Dejé la Amazonia, donde se anunciaba la temporada de incendios criminales, para hacer un viaje de una semana al extremo sur de Brasil. La semana pasada aterricé apenas unas horas antes del inicio de un ciclón. De noche no pude dormir porque el viento aullaba, las ventanas se golpeaban y era imposible no imaginarse el sufrimiento de quienes vivían en las zonas y las casas más vulnerables. Sin embargo, al día siguiente casi nadie parecía demasiado preocupado, a pesar de que hubieran suspendido las clases en las escuelas públicas. Al expresar mi preocupación por la falta de preocupación, oí una explicación que se repetía en boca de distintas personas: “Lo que pasa es que el ciclón del mes pasado fue mucho peor que este”.

Es fácil imaginarse que pronto, realmente muy pronto, esas mismas personas estarán comentando que el ciclón de la semana pasada fue peor que el actual. Y que pronto las conversaciones podrán discutir si el ciclón de ayer –o el de hace unas horas– fue más o menos destructivo que el de ahora. Suena como si los eventos extremos estuvieran comenzando a normalizarse en el sentido común, no porque haya una adaptación consciente para evitar un futuro hostil para las nuevas generaciones dentro de unos años apenas, sino por la enajenación más brutal.

En este momento, en todo el planeta, hay señales de que se ha acelerado la crisis climática, lo que nuestro cofundador Jonathan Watts definió hace algunas semanas en un artículo para SUMAÚMA como “una emergencia dentro de una emergencia”. Las experiencias vividas con el fenómeno llamado El Niño muestran lo devastador que puede ser para un planeta donde la naturaleza está fragilizada o ya es tierra arrasada por la explotación depredadora.

SUMAÚMA fue idealizada por periodistas que se despertaban y dormían –o no dormían– con las noticias de los científicos sobre el avance del colapso climático y sobre la pérdida avanzada de la biodiversidad del planeta. Pero se despertaban y dormían no en las capitales, sino en la Amazonia, donde la guerra contra la naturaleza cobra víctimas de todas las especies y las ruinas de la selva son el escenario de los días. SUMAÚMA fue gestada por la convicción de que estamos viviendo la época más peligrosa de toda la trayectoria de nuestra especie en la casa-planeta. Pero, paradójicamente, tenemos una población de humanos cuyo instinto de supervivencia fue anulado en el laboratorio del capitalismo. Se dejaron inocular por la creencia de que todo se puede resolver a través del consumo, como hacen hoy los supermillonarios que compran búnkeres de lujo para protegerse de los impactos de un planeta en trance climático.

Creemos que hay que usar esta emergencia para ampliar los esfuerzos colectivos, acelerar las políticas públicas y ponerse en acción. Pero eso no va a pasar mientras no descubramos cómo reconectar a la población humana con su instinto de supervivencia perdido. De momento, estamos atrapados entre la alienación zombi de la mayoría y el cinismo nihilista de quienes lo dan todo como perdido. Ni uno ni otro evitarán los ciclones, las sequías, los incendios, la subida de los océanos por una Antártida que se derrite sobre el mundo. Ni uno ni otro evitarán una vida –que ya es– peor para nuestros niños y los niños de los demás seres.

Si no se hace nada para preparar a la especie, el riesgo de que los zombis de hoy se despierten como humanos en pánico puede darle a la catástrofe que se esboza una dimensión que ni siquiera la ficción es capaz de anticipar. Hay demasiados ejemplos en la historia de lo que sucede cuando, de repente, las masas se despiertan en un pánico total. Tan urgente como las acciones para detener el calentamiento global y la destrucción de la naturaleza son las políticas públicas para concienciar y educar a la gente sobre lo que ya está pasando, ahora, y sobre cómo tendremos que adaptarnos y convertirnos rápidamente en un tipo muy distinto de personas. No podemos confundir adaptación con alienación. Esta vez, solo la conexión con la realidad puede salvarnos de nosotros mismos.

En estos 10 meses de existencia, esto es lo que SUMAÚMA busca: conectar a la comunidad de lectores activos con las realidades rigurosamente investigadas, verificadas y chequeadas desde el centro del mundo. Hoy tenemos la alegría de contarles que hemos alcanzado otra etapa de nuestro crecimiento como plataforma trilingüe de periodismo: esta semana lanzamos dos creaciones para colaborar con el fin de la «zombilización», no en busca del pánico, sino de la acción informada.

Una es el Amazonario, una sección en la que el periodista Claudio Angelo explicará todo lo que nuestros lectores tienen que saber para participar en el debate que está moldeando el clima y las formas del planeta, así como nuestra vida en él. Uno de los más completos periodistas brasileños especializados en la cobertura climática, Claudio Angelo es autor, entre otras obras, de A espiral da morte: como a humanidade alterou a máquina do clima (Companhia das Letras, 2016). Nuestro Amazonario empieza con una explicación de lo que es el “crédito de carbono”, ese personaje que mueve una carrera exploratoria en la Amazonia, cada vez más (mal) hablado y muy poco entendido. Nuestro Amazonario se compromete a garantizar que nuestra comunidad de lectores pueda participar muy bien informada en el debate vital sobre la Amazonia. Y todo esto ilustrado por la talentosa Hadna Abreu, una artista de Manaos cuyas creaciones unen naturaleza, ciencia y arte.

El otro lanzamiento es la creación colectiva de un trío muy singular, que solo la lucha por la naturaleza podría reunir en una misma línea: Pablito, Raimunda Tutanguira y Jon Watts. Hace meses que se reúnen para la gestación colectiva de Guariba, el más-que-humane que ahora inicia un viaje de descubrimientos por la Amazonia que esperamos lo puedan acompañar –y discutir– niños, adolescentes y adultos, que lo trabajen las maestras y los maestros en las escuelas y que se presente en las bibliotecas. Es una ficción basada en la mejor ciencia y el mejor periodismo, creada para contar la realidad a quienes quieren reencontrarse con ella a través del afecto.

Guariba ya nació irresistible, inquieto y, por supuesto, preguntador. Muy parecido a Pablito, el historietista del municipio Alvorada –en la zona metropolitana de Porto Alegre, en el extremo sur de Brasil–, quien después de su primera visita a la selva amazónica quedó fascinado con todo lo que vio, escuchó y sintió y, cuando se dio cuenta, ya estaba –¡ups!– dando a luz a un Guariba. Misterios de la selva.

La primera mejor amiga de este mono niño es Tucandeira, una hormiga valiente como la ribereña Raimunda Tutanguira, una poeta-selva que crea mundos con palabras gestadas por la naturaleza. Después de que la hidroeléctrica de Belo Monte la expulsara de su isla, Raimunda se asentó en la orilla de la represa con su marido João, y desde allí hace el parto colectivo de este cuento con Pablito y Jon Watts, el tercer integrante del trío. Periodista y autor ambiental, Jon nació en Londres, vivió en Tokio, Beijing y Río de Janeiro como corresponsal de The Guardian y, finalmente, reforestó un área de pastizales y construyó una casa en Altamira junto a su compañera de vida.

Guariba y el mundo que nace con él es hijo de estos tres aliados inverosímiles que se encontraron en la lucha por la Amazonia. Nosotros, desde SUMAÚMA, que acompañamos esta larga gestación con espasmos de ternura, esperamos que Guariba nos ayude a reconectar a los lectores de todas las edades con la poderosa fuerza del amor por la naturaleza –la naturaleza de la que también estamos hechos aunque nos lo olvidemos–.

Luchemos como Guariba y Tucandeira, bien informados por el Amazonario.

Eliane Brum
Sembradora y Directora de Sumaúma


Revisión ortográfica (portugués): Elvira Gago
Traducción al español: Julieta Sueldo Boedo
Traducción al inglés: Sarah J. Johnson
Montaje de página: Viviane Zandonadi e Érica Saboya

Árbol de Sumaúma para Amazonário. Ilustración: Hadna Abreu

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