Los pueblos-naturaleza tienen prisa y demandas urgentes. Tras cuatro años siendo reducidos a luchar para sobrevivir a los ataques de Jair Bolsonaro y de su base de apoyo, la elección de Lula es una oportunidad para respirar. Tras una pandemia que, por culpa de la negligencia deliberada de Bolsonaro, mató a ancianos que eran tanto resistencia como guardianes de la lengua y de la cultura, los pueblos originarios y las poblaciones tradicionales esperan finalmente tener cierta paz para vivir su luto. La mayoría apoyan a Luiz Inácio Lula da Silva desde la primeira vuelta. Muchos tuvieron que enfrentar dificultades para llegar a las urnas, como el corte de carreteras o la interrupción del transporte público. Pero votaron. Algunos cargan marcas profundas de la violencia que ejercieron los anteriores Gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), como el desastre socioambiental provocado por las grandes hidroeléctricas en la Amazonia, especialmente las de Belo Monte, en el río Xingú, y Jirau y Santo Antônio, en el río Madeira. No obstante, confiaron de nuevo en los compromisos de campaña de Lula. Saben que la lucha continúa, pero esperan que el presidente electo al menos sea capaz de estancar la masacre que destruye la naturaleza y a sus pueblos, y que vuelva a demarcar las tierras indígenas, a reconocer y registrar tierras quilombolas, a aumentar las unidades de conservación y a proteger todos los enclaves de la naturaleza que durante el Gobierno de Bolsonaro han protegido a costa de varias vidas.
En el discurso de la victoria, el pasado domingo, 30 de octubre, Lula afirmó: «Brasil está listo para retomar su protagonismo en la lucha contra la crisis climática, protegiendo todos nuestros biomas, sobre todo la selva amazónica. […] Vamos a luchar para conseguir la deforestación cero en la Amazonia. Brasil y el planeta necesitan una Amazonia viva. Un árbol en pie vale más que toneladas de madera extraídas ilegalmente por quienes piensan solo en el beneficio fácil, al costo de deteriorar la vida en la Tierra. Un río de aguas límpidas vale mucho más que todo el oro extraído a costa del mercurio que mata la fauna y pone en riesgo la vida humana. Cuando un niño indígena muere asesinado por la codicia de los depredadores del medio ambiente, una parte de la humanidad muere con él. Por eso, vamos a reanudar el monitoreo y la vigilancia de la Amazonia y combatir toda y cualquier actividad ilegal, ya sea la extracción ilegal de oro, la minería, la extracción de madera o la ocupación agropecuaria indebida. […] Estamos comprometidos con los pueblos indígenas, con los demás pueblos de la selva y con la biodiversidad. Queremos la pacificación ambiental».
No se cumplirá ninguna de estas promesas sin los pueblos originarios (indígenas) y las poblaciones tradicionales, como los ribereños y los quilombolas (descendientes de africanos esclavizados que se refugiaron en centros de resistencia). No se alcanzará ningún compromiso sin involucrar a quienes desde hace milenios, en el caso de los indígenas, o desde hace siglos, en el caso de los quilombolas y los ribereños, protegen la selva y otros enclaves de la naturaleza. No habrá paz o justicia sin reforma agraria para los campesinos agroecológicos, que hoy están en la línea de tiro de grileiros (ladrones de tierras públicas) y madereros, que arrasan las tierras públicas para especular con ellas. Para que el discurso del presidente electo se realice en el suelo de la selva y de otros biomas, los pueblos-naturaleza tienen que estar presentes en el Palacio del Planalto y en todos los espacios de poder, y tienen que tener poder.
Para colaborar en el debate urgente del período de transición, SUMAÚMA lleva a Lula y a Brasil las voces de quienes luchan para mantener viva la naturaleza, empezando por los líderes de los pueblos originarios de la Amazonia y de otros biomas. En los próximos días, nuestra plataforma trilingüe de periodismo también presentará las demandas de líderes ribereños, quilombolas y campesinos agroecológicos de la selva, además de los líderes de movimientos sociales urbanos que los apoyan. Les cabe a Lula y a las fuerzas del amplio arco de alianzas que han hecho posible que ganara las elecciones, escucharlos. A fin de cuentas, fueron ellos y ellas quienes pusieron y siguen poniendo su cuerpo para proteger la Amazonia y otros soportes naturales de vida del ataque más brutal desde la dictadura empresarial y militar (1964-1985). Ellas y ellos tienen voz, lo que les ha faltado en Brasil son oídos que los escuchen. Eso tiene que cambiar.
Dário Kopenawa
El pueblo Yanomami necesita que el presidente Lula empiece a actuar ya en enero. Necesitamos que se tomen medidas inmediatamente para expulsar a los garimpeiros [mineros ilegales] de la Tierra Indígena Yanomami y de otros territorios indígenas, como el de los Kayapó y el de los Munduruku, que, junto a la Tierra Indígena Yanomami, son los que los garimpeiros más invaden. En estos tres territorios necesitamos acciones urgentes para expulsar a la minería ilegal.
Pedimos protección territorial, pedimos que haya puestos de control de la Funai para cohibir la entrada de los garimpeiros en la Tierra Indígena Yanomami y para vigilar el territorio. Que los Gobiernos estatales y federal ejerzan su papel de monitorear los territorios indígenas y fortalecer la política indigenista y a la Funai, para que puedan seguir promoviendo acciones que cohíban la entrada de invasores garimpeiros. Hay que proteger al pueblo Yanomami contra masacres y derramamientos de sangre, evitar que se sigan contaminando los ríos y mejorar la asistencia sanitaria de los Yanomami.
Lula tiene que trazar un plan de inteligencia para realizar una acción muy concreta para sacar a los garimpeiros. El plan de emergencia ya ha sido diseñado. El Supremo Tribunal Federal ya ha pedido al Gobierno federal que lo cumpla, pero Bolsonaro no lo ha hecho. Lula tiene que agarrar ese plan, la Acción de Incumplimiento de Precepto Fundamental 709, para ejecutar las acciones que los Yanomami ya han pedido y decirnos: «Necesito 30 días, 60 días para realizar una acción fuerte de desintrusión [desalojo de ocupantes ilegales en tierras indígenas]».
Jaciara Borari
La primera acción del Gobierno de Lula es sencilla: cumplir las promesas que ya ha hecho a líderes indígenas, especialmente en el Campamento Tierra Libre. Una de estas promesas incluye la creación del Ministerio de los Pueblos Originarios, pero ¿quién coordinará ese ministerio? Espero que sean indígenas que trabajen con nosotros, y no contra nosotros, como la Funai. Bolsonaro ha cumplido lo que prometió: no ha demarcado ninguna tierra. Ahora queremos que Lula también cumpla su palabra para que se vuelvan a hacer demarcaciones, para poder caminar libremente sin ser amenazados y volver a tener libertad.
Creo que Lula puede ser mejor que la última vez que gobernó Brasil, ya que en aquella época aprobó proyectos que no han sido buenos para nosotros, como la central de Belo Monte, y muchas tierras que podrían haber sido demarcadas no lo fueron. A partir del 1 de enero, vamos a empezar a exigir, puesto que hemos luchado mucho para que llegara al poder y ahora queremos garantizar nuestros derechos.
Ya han invitado a Lula a ir a la COP27 y la juventud indígena estará allí para reunirse y llevar nuestras propuestas de política climática a partir de 2023. Lula ya ha dado muestras de que ahora da más importancia a esta agenda: en el último debate electoral, corrigió a la cadena Globo diciendo que ya no se habla de «medio ambiente», sino de «clima». Puede verse que está actualizado con relación a lo que hay que hacer. ¡Y la demarcación de tierras es la mejor forma de preservar la selva! Además, [el gobernador del estado de Pará] Helder [Barbalho] y Lula también han dicho que tenemos suficiente área deforestada como para doblar la producción sin tener que derribar ningún otro árbol. No necesitamos deforestar ni un palmo más de tierra para cultivos, ganadería ni nada parecido. Tenemos que aumentar la productividad, no expandir áreas en nuevas tierras.
Watatakalu Yawalapiti
¿Cuál es la primera acción que el Gobierno de Lula debe promover con relación a los pueblos indígenas? Escuchar a los pueblos indígenas de la base y convocar una conversación para escuchar qué es lo que queremos. Para organizar la Funai, la Sesai [Secretaría Especial de Salud Indígena], la educación diferenciada, para organizar la demarcación de los territorios. Principalmente, hay que arreglar todo lo que se hizo mal en el pasado, porque este país tiene una deuda histórica con los pueblos indígenas.
Watatakalu Yawalapiti, Parque Indígena del Xingú, en el estado de Mato Grosso, Cerrado/Amazonia
Maial Paiakan Kaiapó
Cuando pienso en la primera acción del Gobierno de Lula para los pueblos indígenas, me pasan por la cabeza varias cosas que son fundamentales. Pero hay una, relacionada con el estado de Pará, con la Amazonia, que es urgente: la retirada de los invasores de nuestras tierras. Garimpeiros, madereros… A lo largo de los últimos cuatro años, nuestras demandas han girado en torno a los conflictos provocados por las invasiones. Dicen que los indígenas Parakanã no fueron a votar por miedo a salir del territorio, ya que aquí hay muchos conflictos. Hay que fortalecer a la Funai para que actúe.
En São Félix do Xingu, hay conflictos con invasores en la Tierra Indígena Apyterewa. Ya se ha determinado que sean expulsados, al igual que los que están en el territorio de los Arara. Es urgente que se cree el Ministerio de los Pueblos Indígenas. Pero es más urgente, como ya denunciamos desde hace tiempo, expulsar a invasores y pescadores, como los que había en la tierra donde tuvo lugar el caso de [el asesinato del periodista] Dom [Phillips] y [del indigenista] Bruno Pereira. Con la expulsión nos sentiríamos más seguros. Hubo ordenanzas y documentos, pero Bolsonaro no hizo nada. Al contrario.
Marco Kaingang
Hola, me llamo Marco Kaingang, soy indígena del pueblo Kaingang. Vivo en el estado de Río Grande del Sur. Los pueblos indígenas sabemos que, una vez pasado el proceso electoral, este nuevo Gobierno enfrentará grandes desafíos en los próximos cuatro años. Digo esto porque tenemos un Congreso Nacional mayoritariamente de derecha y, sin duda, lo tendremos difícil para hacer avanzar agendas que tienen el objetivo de atender las demandas de los pueblos indígenas. Estos trámites en el Congreso serán complicados hasta para el nuevo Gobierno federal. Tendremos que superar muchos obstáculos, durante los próximos cuatro años, para hacer efectivos los derechos de los pueblos indígenas de Brasil.
Queremos pedir que se honren los compromisos adquiridos durante la campaña electoral, que haya una participación mayor de los pueblos indígenas en la gestión pública a nivel federal. Que haya más indígenas en el Gobierno, no solo en el Ministerio de los Pueblos Indígenas, sino en todas las instancias que hagan políticas públicas destinadas a nuestro pueblo.
Sería un gran hito en nuestro país, puesto que tenemos a indígenas cualificados y preparados para ocupar esos espacios en los más variados y diferentes ministerios que compondrán la nueva administración federal. Esperamos que el presidente electo pueda, de hecho, articular este diálogo con los diferentes poderes para hacer efectivos los derechos indígenas, como se comprometió a hacer durante toda su campaña. Nuestra presencia en el Gobierno, en los diferentes ministerios, representaría un gran avance en las políticas públicas dirigidas a los indígenas.
Nosotros nos movilizamos, nos dedicamos a este proceso electoral, y también queremos luchar para que nuestros derechos existan, de hecho, en Brasil. Ahora tenemos una gran oportunidad de avanzar para conseguir aplicar políticas públicas que, desde la redemocratización del país, no se han concretado.
Estamos a la expectativa, deseando que haya una mayor participación indígena. Es un escenario optimista y positivo para los próximos cuatro años.
Djuena Tikuna
Me llamo Djuena. Soy indígena del pueblo Tikuna, de la región del Alto Solimões. Soy cantante y periodista. Espero que el Gobierno de Lula pueda mirar con más amor y cariño hacia dentro de la selva. Que dé valor a cada ser, cada vida que existe aquí, que dé valor a nuestros ancianos, guardianes de nuestra cultura, y que proteja a nuestros hijos y nietos para que, en breve, vivan en una tierra libre y sin males. Que, juntos, seamos capaces de encontrar la paz para nuestros territorios, hoy invadidos por la minería ilegal, el tráfico de drogas, los madereros y la agroindustria. Juntos conseguiremos reforestar el corazón del mundo.
Djuena Tikuna, de la aldea Umariaçu II, Amazonas, Amazonia. Cantante, compositora, periodista y activista ambiental
Yabaiwa Yudjá
Lula, estoy muy feliz porque has sido elegido presidente de Brasil. Estamos aquí, en este preciso instante, celebrando nuestra victoria con jóvenes y niños para que, a partir del año que viene, nos pongamos a trabajar. En la investidura, el 1 de enero, acuérdate de cumplir todas las promesas que has hecho durante la campaña. Es lo que esperamos.
Hemos pasado situaciones muy difíciles estos últimos años, por lo que vamos a recordar todo lo que nos ha sido prometido, porque esperamos un buen resultado de este nuevo Gobierno, Lula. Queremos respeto, queremos dignidad, queremos derecho a la tierra, queremos derecho a nuestra cultura. ¡Queremos derechos para todos!
Lo que quiero decirte es que tenemos que cambiar este Brasil. Tenemos que vivir en armonía, paz y amor. Basta de sufrimiento, basta de amenazas, de masacres. Hoy, queremos cambiar Brasil. ¡Brasil va a cambiar! Es lo que esperamos. Y merecemos respeto.
Chirley Pankará
El inicio [del Gobierno de Lula] será un poco difícil, porque tendrá que volver a alinear todo lo que está desalineado. En todas las áreas. Hay que poner orden en casa para salvar la vida del planeta. De entrada, hay que presionar para que se cree el Ministerio de los Pueblos Indígenas, propuesta que el presidente electo Lula ha reforzado en varios eventos. Y la elección del ministro debe ser también de los propios pueblos indígenas. Lula tiene que escoger buenos ministros de Medio Ambiente, de Educación, de Cultura, y garantizar que todas esas áreas busquen preservar los biomas.
Un ministro de los Pueblos Indígenas, solo ante el caos del país, tendría mucha dificultad. Hay que tener a indígenas dentro. La propuesta de crear este ministerio ya es un paso muy importante para la autonomía de los pueblos indígenas, que también deben tener protagonismo en la Fundación Nacional del Indígena (Funai). ¡Tenemos a tanta gente buena que puede ser convocada en tantas áreas! Tenemos a nuestros propios antropólogos, que pueden asumir secretarías dentro del ministerio, para atender especificidades. ¿Quién entiende mejor las especificidades de un territorio indígena? Los pueblos indígenas, que deben proporcionar al ministerio las bases para la demarcación de tierras.
Es algo nuevo, y lo nuevo todavía no tiene cara. Hemos ganado. Y ahora tenemos esperanza.
Ednei Arapiun
En mi región hay dos cosas muy importantes, que van juntas, y que espero que cambien ahora con el Gobierno de Lula: la cuestión del racismo y del prejuicio, de que no seamos reconocidos como indígenas en esta región; y también la demarcación de nuestras tierras. Con la reducción del racismo y del prejuicio institucionalizado contra los pueblos indígenas, también se reducirá la violencia, incluso física, que sufrimos. La libertad que tiene la gente de tratarnos así proviene del «permiso» que el presidente le daba para adoptar este tipo de comportamiento, ya que él mismo es prejuicioso y nos tilda de perezosos que solo entorpecen el desarrollo.
Creo que la creación del Ministerio de los Pueblos Indígenas llevará discusiones transversales a otros ministerios y reforzará la actuación de la Funai. Actualmente, los empleados de la Funai y la Sesai son aliados del presidente e incluso tienen sus mismos prejuicios. Los organismos públicos quieren quitarnos nuestros derechos, no garantizarlos. Espero que eso cambie ahora. El Ministerio de los Pueblos Indígenas puede establecer ese diálogo, para que podamos hablar cara a cara y disminuir un poco nuestro sacrificio. Solo este último año, he estado casi un mes acampado y he ido tres veces a Brasilia en autobús para hacer reivindicaciones.
Ahora espero principalmente el fin del Proyecto de Ley 490 [que establece un «hito temporal», según el cual solo los pueblos que estaban en su territorio el 5 de octubre de 1988 tendrían derecho a sus tierras ancestrales] y el Proyecto de Ley 191 [que autoriza la minería en las tierras indígenas]. El hito temporal acaba con todos nuestros sueños en la región del Bajo Tapajós. Tenemos que homologar la Tierra Indígena Maró para detener de una vez a las madereras, a los garimpeiros y a otros invasores.
Muchos de los que antes defendían sus tierras y luchaban contra la minería ilegal en el Alto Tapajós, por ejemplo, han sido reclutados. Hasta han convencido a los propios indígenas con los incentivos que Bolsonaro daba a ese tipo de actividad. También decían que la madera traería beneficios a nuestra región, pero, tras 30 años, sabemos que nuestra vida, la de los seres humanos, no se acaba, pero la de la selva sí. Por eso, los que están deforestando hoy pueden no sufrir, pero los que nacen hoy no podrán sobrevivir. Vamos a aprobar ahora, en asamblea, siete protocolos de consulta en nuestra región. Esperamos que el Gobierno de Lula respete nuestros protocolos de consulta y nos garantice inversiones y recursos para conservar la biodiversidad y la selva en pie.
Ednei Arapiun, Tierra Indígena Maró, en el Bajo Tapajós, en el estado de Pará, Amazonia
Vicecoordinador del CITA (Consejo Indígena del Tapajós Arapiuns)
Cacique Babau
Primero, quiero felicitar a Lula por la victoria, puesto que sabemos lo que le hicieron. Nadie debería hacerle a un gobernante lo que le hicieron a Lula. Por eso, los Tupinambá siempre nos hemos solidarizado con él, ya que durante toda la vida hemos sufrido injusticias, hemos sido perseguidos por el sistema, que siempre pisotea los derechos de los pueblos indígenas.
Es muy importante que Lula cumpla lo que dijo durante la campaña. Sin embargo, necesitamos avanzar en otras cuestiones también. Las iglesias evangélicas o de cualquier otra denominación religiosa no pueden violar los derechos de los pueblos indígenas, porque están matando la cultura de pueblos que no pueden defenderse. Lula también dijo que lucharía contra el expolio.
Tenemos que avanzar en muchas cosas. Varios indígenas han salido elegidos. Tenemos fuerza para estar junto a Lula, para discutir con profundidad nuestras cuestiones. No debemos perder la oportunidad de aprobar el Estatuto de los Pueblos Indígenas, con todas las reglas claras, para impedir que el Congreso Nacional quiera alterar las leyes cada dos por tres. Lo que hay que hacer es regular la Constitución a través del Estatuto.
Lo primero que el Gobierno de Lula tendrá que hacer en el presupuesto es restablecer los recursos para los indígenas. En el área de Salud, [en el presupuesto anual previsto para 2022] teníamos asignados 1.600 millones de reales [311 millones de dólares], y Bolsonaro bloqueó gran parte de esos recursos. Si ese valor ya no era suficiente para garantizar una salud indígena decente, imagínate recortándolo. No sé lo que hará Lula para restablecer ese dinero. Pero es necesario.
También hay que restablecer los recursos de la Funai y contratar inmediatamente a personas que trabajen en la institución, porque ha sido desmantelada, incluso el sector responsable del estudio y demarcación de las tierras indígenas. Todo destruido. Lula dijo que quería que un indígena asumiera la presidencia de la Funai. No sé si lo va a hacer inmediatamente. Pero creo que es urgente restablecer el funcionamiento del organismo indigenista. Esa es la primera necesidad.
Mi comunidad, la aldea Tupinambá de Serra do Padeiro, y yo esperamos que el Gobierno de Lula demarque nuestra región, el sur de Bahía. Los informes [de identificación y delimitación, que acreditan la ocupación tradicional del pueblo indígena] de la Tierra Indígena Tupinambá de Olivença y la Tierra Indígena Barra Velha de Monte Pascoal, de los Pataxó, en el extremo sur de Bahía, se publicaron en 2009 y 2008, respectivamente, y se han ganado todas las acciones legales. Pero el ministro Sergio Moro [ministro de Justicia de 2019 a 2020], violando todas las reglas, devolvió a la Funai 17 procesos de demarcación, incluso las de estas dos tierras indígenas.
Lo que esperamos del Gobierno de Lula es que tome inmediatamente estos procesos y cumpla su deber: firme con urgencia la ordenanza declaratoria y homologue esas tierras indígenas. Solo falta eso, todas las cuestiones judiciales ya se han superado, todas las mejoras ya han sido analizadas. Lo que esperamos es que se demarquen las tierras indígenas Tupinambá de Olivença y Barra Velha de Monte Pascoal.
Txai Paiter Suruí, Neidinha Suruí, Walelasoeikingh Paiter Suruí
«Para mí, el primer acto del presidente Lula debe ser la demarcación de todos los territorios indígenas y la expulsión de los invasores y de toda la minería ilegal de nuestras tierras», dice Txai Suruí.
«Lula tiene que convocar a los líderes indígenas para conversar sobre la demarcación y la protección del territorio. Y, principalmente, sobre el fortalecimiento de los organismos de control», afirma Neidinha Suruí.
«El primer acto de Lula tiene que ser acabar con el [decreto de] sigilo de 100 años de Bolsonaro y garantizar la transparencia», completa Walelasoeikingh Paiter Suruí.
Bitate Uru-Eu-Wau-Wau*
Creo que el primer acto del presidente Lula debe ser conversar con los pueblos indígenas sobre los pueblos aislados y sobre la reestructuración de la Funai.
* Tierra Indígena Uru-Eu-Wau-Wau, en el estado de Rondonia, Amazonia
Bel Juruna
Espero que Lula cumpla la promesa de proteger la Amazonia. Primero, que refuerce la vigilancia y combata todas las acciones ilegales que se llevan a cabo en la selva. Porque los pueblos indígenas necesitamos que nuestra selva esté en pie y nuestros ríos estén preservados, para poder tener calidad de vida. Cada vez que muere un indígena por culpa de una acción ilegal de estos depredadores del medio ambiente, también muere un poco de la Amazonia. Espero que el Gobierno de Lula cumpla todas las promesas que hizo, especialmente la de cuidar la Amazonia y luchar para preservarla, porque toda la población del mundo necesita ríos preservados y la selva en pie. Porque nosotros —no solo los pueblos indígenas, sino toda la humanidad— necesitamos respirar y vivir con calidad.
Las entrevistas de este reportaje fueron realizadas por: Letícia Leite, Raquel Rosenberg, Elisa Estronioli, Carla Jimenéz, Yago Kaingang, Daniela Alarcon e Talita Bedinelli
Traducción de Meritxell Almarza