Nuestra Voz
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En 2024, el voto es por la vida
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Talita Bedinelli
Era el plan perfecto. Después de que su rostro, aún joven, apareciera estampado en los periódicos por haber matado a uno de los mayores defensores de la Amazonia brasileña, Darci Alves Pereira decidió seguir con su vida, pero con otro nombre y una personalidad inventada. El asesino confeso de Chico Mendes se convirtió en el «pastor Daniel», se mudó a una pequeña ciudad de 27.000 habitantes en la carretera Transamazónica, en el estado de Pará, y entró en política. En Medicilândia, bautizada así en honor al dictador Emílio Garrastazu Médici, se camufló entre los suyos: los destructores de la Amazonia.
Uno de tantos, comerciaba con bueyes y vacas, cacao y tierras. En los intervalos, celebraba los cultos de una iglesia en quiebra. Una imagen perfecta del bolsonarismo ruralista que ha crecido en los últimos años, su nueva vieja vida le valió la presidencia local del Partido Liberal (PL), del extremista de derecha Jair Bolsonaro. Se convirtió en precandidato a concejal en las elecciones municipales de este año. Daba, quizás, uno de los primeros pasos de una trayectoria que podría haber acabado en el Congreso Nacional, en Brasilia, de no ser por el medio digital ((o))eco, que mostró al mundo que el «pastor Daniel», líder del partido de derechas de la ciudad, y Darci Alves, asesino de Chico Mendes, eran la misma persona.
Medicilândia y Brasilia están a más de 2.000 kilómetros de distancia, pero las une un hilo invisible. El hilo de la muerte. La élite de ladrones de tierras públicas de ciudades como Medicilândia depende de la élite política de Brasilia para seguir destruyendo y lucrándose. A menudo, son la misma élite. La Brasilia de la extrema derecha, que ya no está en la presidencia pero puebla el Congreso Nacional, también depende de ciudades como Medicilândia, de la destrucción de la selva y de la eliminación de las vidas que se interponen en el camino de la codicia para perpetuar sus clanes de poder. Son dos extremos que se retroalimentan. Por eso Bolsonaro quería «hacer pasar todo el ganado», expresión que utilizó su ministro de Medio Ambiente Ricardo Salles con el sentido de derribar el mayor número de leyes ambientales posible.
El reportero Bruno Abbud y el fotógrafo Christian Braga estuvieron en Medicilândia en abril y reconstruyeron para SUMAÚMA la transformación de Darci en el «pastor Daniel». El reportaje inaugura la cobertura de las elecciones municipales en Brasil. En los próximos meses les contaremos cómo funciona la política local en la Amazonia y cómo está conectada más allá de los límites de las propias ciudades. En SUMAÚMA creemos que la democracia brasileña, aún tan reciente, está incompleta. Debe incorporar a todas las personas humanas y más-que-humanas y a sus futuras generaciones. En 2024, lo que está en voto es la vida misma: la de los que ya han nacido y la de los que están por nacer. |
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