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Edición 42 |
jueves, 13 junio, 2024 |
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Nuestra Voz
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Que paguen los que contaminan
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Jonathan Watts
Altamira, Río Xingú, Amazonia
¿Quién va a pagar la factura multimillonaria de reconstruir el estado brasileño de Río Grande del Sur tras su peor catástrofe climática? En lugar de que sean las habituales víctimas inocentes —personas que perdieron sus casas, pequeños comerciantes que perdieron sus negocios—, ¿por qué no gravar a las empresas de petróleo, gas, carne y soja, principales responsables de este desastre antinatural?
Es lo que acaba de decidir el estado de Vermont, en el nordeste de Estados Unidos, en un paso legal que podría tener implicaciones pioneras en todo el mundo. El mes pasado promulgó una ley que obliga a las empresas de combustibles fósiles a pagar una parte de los daños causados por la crisis climática.
A pesar de la preocupación por las inevitables futuras batallas legales entre el pequeño estado y las poderosas multinacionales petroleras, el superfondo climático de Vermont –que se inspiró en las inundaciones catastróficas que sufrió el estado en julio del año pasado y en daños causados por otros fenómenos climáticos extremos– unió a adversarios políticos: la asamblea legislativa, controlada por los demócratas, aprobó la ley por mayoría cualificada con el apoyo de algunos republicanos y el gobernador de Vermont, Phil Scott, también republicano, no la vetó.
El ejemplo de Vermont podría servir de inspiración para Río Grande del Sur y otras regiones, cada vez más numerosas, que sufren catástrofes naturales amplificadas por el calentamiento global que han provocado los humanos.
Las empresas de petróleo, gas, cemento, carne de vacuno y soja lucharán con uñas y dientes contra este tipo de iniciativas, pero cada vez está más obvio que han obtenido enormes beneficios a costa del clima y de los habitantes de regiones como Río Grande del Sur y Vermont. Obligar a las empresas a pagar por las consecuencias de sus actos reduciría su incentivo para deforestar biomas como la Amazonia y daría una ventaja competitiva a alternativas más limpias y respetuosas con la naturaleza.
Y no olvidemos que Río Grande del Sur no será la última región en sufrir daños climáticos. Cada año habrá más olas de calor, sequías y tormentas. La Amazonia también se verá afectada. Lo que nos lleva de nuevo a la pregunta: ¿quién debe pagar la cuenta, los que lo perdieron todo por los efectos de la catástrofe climática o los que se beneficiaron con lo que la provocó?
En SUMAÚMA seguiremos amplificando estas voces de la selva y exigiendo responsabilidades a quienes amenazan el clima y los sistemas naturales de los que todos dependemos. Gracias, como siempre, por su interés y su apoyo. |
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